Secuestrar los animales sueltos es un imperativo legal

Secuestrar los animales sueltos es un imperativo legal

Como indica la Ley 3.487, la Policía ha comenzado a retirar los animales sueltos que representan un peligro para la circulación por el camino que lleva a Tafí del Valle. El problema es permanente, pero se intensifica durante el verano a causa del aumento en el tránsito: en horarios pico, y sobre todo los fines de semana, el parque automotor desborda la ruta 307. De allí la importancia de estas medidas de prevención, que apuntan a cuidar las vidas y a la obligación de que se cumpla con la ley.

“Autorízase a la Policía de la Provincia a efectuar batidas para detectar animales sueltos en las rutas provinciales y nacionales, y a secuestrarlos y transportarlos al lugar que se designará para su depósito, donde serán retenidos (...) El propietario podrá recuperar los animales que hubieran sido secuestrados abonando a tal efecto la multa y los gastos establecidos”, detalla la norma. Este paraguas legal es imprescindible, teniendo en cuenta las dificultades que encuentra en numerosos casos la Policía para actuar. Así como se despreocupan por el destino de sus animales de cría, como los caballos o vacunos que aparecen en las rutas, los propietarios suelen indignarse apenas detectan a la autoridad que se dispone a secuestrarlos y hacen lo posible para evitarlo.

Esperamos que esta iniciativa no sea exclusiva de la ruta a los Valles y que se despliegue por toda la provincia. Venimos de un 2019 marcado por los accidentes que produjo la presencia de animales sueltos en la red caminera, uno de signo trágico cuando dos personas murieron en la zona de Choromoro. En esa ocasión -mediados de julio-, un caballo se había cruzado de manera imprevista, lo que derivó en el choque de un ómnibus con otros dos vehículos. La empresa San Pedro de Colalao, propietaria del colectivo involucrado en el accidente, pidió públicamente que al propietario del caballo se le impusieran 30 días de cárcel.

Este es un tema central, porque si bien la responsabilidad civil y penal que les cabe a los dueños de los animales está fijada por la ley y se reduce a la aplicación de multas, el debate se abre a la posibilidad de que reciban otra clase de sanción, sobre todo si los accidentes ponen en riesgo la vida humana. La Ley 3.487 fija también el destino que aguarda a los caballos, vacunos o cualquier otra clase de ganado que la Policía secuestre, en el caso de que los propietarios no se presenten a retirarlos. En ningún momento se alude a la fauna autóctona, por la sencilla razón de que no puede equipararse a la naturaleza con la desaprensión de quienes dejan a los animales librados a su suerte en las inmediaciones de los caminos.

Mientras la autoridad cumple con su tarea, nunca está de más la advertencia de transitar con el máxima cuidado por las rutas tucumanas. Las denuncias por la presencia de animales sueltos llegan sin pausa al Whatsapp de LA GACETA, en varios casos de turistas poco habituados a toparse con esta clase de sorpresas. Fotos de vacas y de caballos que recorren a paso cansino la ruta 307 son un clásico de la temporada. Nuestro diario les planteó a los lectores una encuesta sobre el tema con dos opciones: ¿qué hay que hacer respecto de los animales en la ruta? A) Recrudecer las multas a los dueños. B) Adaptarse y circular con más precaución. La opción A se imponía hasta ayer con cerca del 80% de las adhesiones.

Creemos que se trata de un problema que, si bien encuentra en su origen una raigambre cultural ligada a la vida de campo, a esta altura de la historia debería estar resuelto. Se trata de cuidar vidas y de hacer cumplir la ley, por eso acompañamos el accionar policial en esta tarea.

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