Un premier de lenguaje grandilocuente, pleno en anacronismos imperiales

Un premier de lenguaje grandilocuente, pleno en anacronismos imperiales

Lingüistas afirman que sus exabruptos son estudiados y deliberados

24 Julio 2019

Freddie Hayward y Guy Faulconbridge
Agencia Reuters

El nuevo primer ministro de Gran Bretaña se jacta de poder recitar de memoria las primeras 100 líneas de la Ilíada, en griego antiguo. Boris Johnson ha sacado oro político de su forma de hablar grandilocuente, usando lo que algunos lingüistas y analistas describen como lenguaje ampuloso, un vocabulario esotérico, crudeza ocasional y episodios de fanfarronería.

“BoJo” arma lo que parece un discurso no ensayado, con referencias que van de la antigüedad clásica a la cultura popular británica y hace uso de algunos anacronismos imperiales británicos. “Su uso del lenguaje es una mezcla de metáforas, giros, hipérbole y nostalgia, a menudo con un toque particularmente británico”, dice Philip Seargeant, profesor de lingüística aplicada de Open University.

Su forma de hablar “complementa el giro de expresión heroica simulada con una sensación de saber fanfarronear, que lo imbuye de un cierto sentido de comedia”.

El descaro total de la extravagancia verbal de Johnson ha sido uno de sus sellos distintivos, desde las sociedades de debate de su exclusivo colegio Eton College, la Universidad de Oxford y como corresponsal de un periódico que criticaba el proyecto europeo de Bruselas.

Perfeccionó una oratoria seductora como celebridad de un programa de televisión y como alcalde de Londres. Solía eclipsar a los líderes conservadores con en su conferencia anual, que cautivaban a muchos miembros de base.

Sus libros incluyen una biografía de su héroe británico y líder de la guerra Winston Churchill.

Detrás de sus acrobacias verbales, se percibe un uso más estudiado del lenguaje. “En la arena pública explota las siguientes facetas: el orador entusiasta, el conversador afable y el aficionado torpe”, dice Paul Chilton, profesor emérito de Lingüística en la Lancaster University. (Reuters)

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