Por Julio Marengo
17 Abril 2019
¿Por qué nos gusta tanto el malbec?
Foto tomada de Clarín.
¿Por qué gusta tanto el malbec, tanto como para que tenga su propio día mundial y que sea la primera elección de los consumidores argentinos? Las razones -además de la buena prensa- tienen que ver con un matrimonio perfecto entre nuestro país y esa cepa importada de Francia, por pedido de Domingo Sarmiento cuando era gobernador de Mendoza.
Hoy se celebra el Malbec World Day (MWD), el Día Mundial del Malbec. Es una celebración global, pero en Argentina las copas se levantan como en ningún otro lugar del planeta: es la cepa insignia del país, con un crecimiento de las exportaciones superior al 375% en 11 años y 43.000 hectáreas plantadas en todo el territorio, según datos de Wines of Argentina (WofA). "El Malbec consolida su posición como emblema indiscutido de Argentina", dice el informe, en ocasión del día mundial.
"El malbec es una cepa muy noble, versátil, capaz de adaptarse a suelos y climas muy diversos. Eso la hace perfecta para un país como el nuestro, con tantísima latitud, porque funciona desde la Patagonia hasta el noroeste, en cada zona con sus particularidades. A la vez, tiene taninos redondos, suaves pero firmes, son vinos fragantes y delicados. Además, es elegante a la vista, atractivo, con un color muy intenso", describe Facundo Ruiz, sommelier miembro de la incipiente Asociación de Sommeliers del Noroeste Argentino (Asommnoa).
"El terroir es lo que más define el vino. Cuando hablamos de terroir no es solo la tierra, sino también la altura, el clima, la cultura vitivinícola de cada lugar, la forma de cosechar la uva y elaborar el vino. Por eso, podemos hablar de rasgos generales del malbec, pero hay diferencias sustanciales entre un malbec de los Valles Calchaquíes y uno de Mendoza", explica Ruiz. Es nna cepa que tiene todo para seducir tanto al hombre como a la mujer, a los más jóvenes y los de más edad", agrega el sommelier.
Para Alberto Guardia, presidente de la Cámara de Viñedos y Bodegas del Tucumán, la simpleza y la tomabilidad de esta variedad es la que define su éxito. "Es un estilo de vino más moderno, no es tan exigente como el cabernet, es un vino completo y agradable de beber. No tiene la complejidad de un tannat, por ejemplo, que resulta para consumidores más experimentados. Por esos motivos tiene tanto éxito comercial", define el empresario, propietario de una bodega en los Valles.
Todas esas características hacen que las plantaciones de malbec sigan creciendo en nuestra provincia. Es lo que más funciona comercialmente, por eso los bodegueros siguen apostando por esa variedad. De las 130 hectáreas totales de vid en Tucumán, alrededor de un 30% debe ser de malbec (unas 45 hectáreas). Es la que más ha crecido los últimos años", explicó el bodeguero.
Un poco de historia
La variedad malbec es originaria del sudoeste de Francia, de la comuna de Cahors. A mediados del siglo XIX se la conocía como côt. Domingo Sarmiento, gobernador de Mendoza, le encargó al agrónomo francés Miguel Pouget traer vides francesas para producir vino en esa provincia. La uva malbec fue la que mejor se adaptó y expandió en la región.
"A menos de 10 años de la implantación del malbec en Argentina, llega a Europa una plaga mortal para las vides, la filoxera, un pulgón que ataca las raices y hace estragos en las vides. Destroza la mayoría de los viñedos. Era una plaga que provenía de América, y detectan que las plantas nuestras no sufrían el ataque. A partir de ahí comienzan a hacer injertos sobre pies que llevaban de acá", cuenta Ruiz.
Según el sommelier, en Europa comienza a decaer el malbec y lo reemplazan paulatinamente con vides de ciclos biológicos más cortos, como el pinot noire, el sauvignon blanc y el merlot. "El malbec empieza a quedar en el olvido, mientras que en Argentina estaba en pleno ascenso, en la región de cuyo", resumió.
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