Por Mariana Apud
01 Diciembre 2018
AL FRENTE. Aunque el terreno sea de exigencia alta, Gallardo entiende que, poniéndose sus límites, puede superarlos sin problemas.
Conocer las historias de José Luis Gallardo y de Roberto Parodi enorgullecerá a quienes gustan de las singularidades deportivas e incomodará a los sedentarios. Son estos últimos quienes pueden sacarle mayor provecho a lo que cuentan.
Gallardo relatará su vida deportiva arriba de la bicicleta de descenso; Parodi la narrará firme, sobre sus dos piernas de trail runner. Y aunque ambas actividades son muy diferentes, ellos tienen algo en común: los dos comenzaron con las prácticas siendo adultos. En el caso de Parodi, a los 30; en el de Gallardo, a los 42.
Ambos suman triunfos en las competencias locales ante rivales que, a diferencia de ellos, comenzaron a practicar el deporte desde más jóvenes. La recomendación es que la iniciación sea lo más temprana posible. Ellos son una excepción que merece -y ellos mismos lo piden- ser imitada por los beneficios y aventuras que los hace vivir.
A Gallardo, en el ambiente de la bici, le dicen “El Abuelo”, pero su vitalidad no deja que el apodo se asocie con su actitud. “Soy muy mimado, tanto en Tucumán como en el país”, cuenta emocionado “El Abuelo”, que corre en descenso desde 2005. “Nicolás Colombres Garmendia me comentó que había un deporte llamado descenso, hasta ese día lo desconocía. Mi primera carrera fue con una bici rígida sin suspensión, ni adelante, ni atrás. A los 30 metros de haber largado, ya tenía el manubrio para un lado, la rueda para el otro y yo tirado en el piso. Hice unos intentos más de seguir bajando y ya tenía prácticamente el cuadro partido. Desistí esa vez, pero es algo que me quedó en la cabeza dando vuelta”, recordó Gallardo.
Tanto le quedó que volvió a probar. “Con la ayuda de los chicos, a los que le resultaba extraño que una persona de mi edad empezara a practicar este deporte, me empezaron a dar una mano”, explicó sobre el rearmado de la máquina que lo llevó hasta la meta. “Salí quinto. Chocho de la vida por recibir mi primera medalla. La tengo guardada como uno de los premios más importantes”, reconoció el rider.
En el caso de Parodi, el acercamiento a las carreras de aventura fue casi por accidente. “Un entrenador me comentó que, para desarrollar más potencia en las piernas para las carreras de calle, había sendas. Una vez que entré, no pude salir más, me gustó mucho”, reconoció el trail runner. Hasta ese momento, como muchos tucumanos, Roberto no sabía que la montaña estaba tan cerca y era tan útil en su condición de deportista. “Nunca me hubiese imaginado que mi pasión estaba en esto. Toda mi vida hice deportes. Mi tiempo libre era ciento por ciento deportes. Como todo el mundo, practiqué fútbol, rugby, taekwondo, un poco de atletismo. Nunca algo como lo que ahora hago”, remarcó.
Competencia y récord
Él se reconoce como un competidor natural. En aquel momento no dudó en que debía competir inmediatamente. “Empecé a averiguar qué carreras había y la más cercana era Yerba Buena-Tafí del Valle. Fue en 2010”, recordó. No le importó que el ultra trail fuera el más duro de la provincia, se lanzó y lo completó en su debut.
Años más tarde, en la última edición de la prueba, Parodi marcó un nuevo registro en la distancia de 80 kilómetros tras completarla en 9hrs.42’. “Yerba Buena-Tafí del Valle es el emblema de todos en Tucumán. Pude batir un récord que estaba desde 2009. Nuestros grandes ídolos como Matías Haedo, Sergio Acuña y Luis Gálvez no pudieron bajarlo. Después de muchos años de entrenamiento, mucha conducta y dedicación, se me dio este año de poder bajarlo en siete minutos”, contó con emoción.
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