Las rastras cañeras, sinónimo de tragedia

Las rastras cañeras, sinónimo de tragedia

02 Julio 2018

Son ingredientes de una misma postal zafrera que está relacionada con la tragedia y con la ilegalidad. En los meses que dura la cosecha de la caña de azúcar las rastras cañeras tienen un triste protagonismo porque se convierten en sinónimo de accidentes, lesionados y muerte. El jueves pasado, alrededor de las 19.30, en la vieja traza de la ruta N° 38, en Arcadia, departamento de Chicligasta, 18 cosecheros del limón resultaron heridos cuando el ómnibus en el que viajaban chocó con un camión que llevaba caña.

El colectivo que transportaba alrededor de 25 pasajeros, realizaba a diario viajes desde Villa Belgrano (Alberdi) hasta una finca de Santa Lucía. Según se informó, el conductor del ómnibus que sufrió serias heridas en la pierna, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en el hospital Miguel Belascuain, de Concepción, mientras que uno de los cosecheros tuvo que ser derivado al hospital Padilla, de la capital.

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En nuestra edición del sábado, informamos que el colectivo se hallaba en un notorio estado de precariedad. El 80% de las unidades subcontratadas por las fincas citrícolas para transportar cosecheros, exhibe deterioros o es antigua, tienen permisos especiales de la Dirección General de Transportes de la provincia, según dijo un dirigente de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores. Son alrededor de 200 los ómnibus que realizan viajes de este tipo en el interior de la provincia. También tienen licencias especiales los cientos de transportes cañeros que, en un alto porcentaje, tampoco respetan las normativas de circulación que establece el artículo 62 de la Ley Nacional de Tránsito 24.449.

Según la Policía provincial, desde el comienzo de la actual cosecha del limón y de la zafra azucarera, se han registrado ocho muertos y 25 heridos. Las víctimas estuvieron involucradas en siniestros de transportes cañeros y de limoneros. En la noche del martes pasado fallecieron dos menores en un incidente registrado en la ruta 329, a la altura de Villa La Trinidad.

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Alrededor de 7.000 vehículos circulan a diario solo por la ex ruta 38, y a estos se suman en otoño-invierno los transportes cañeros: rastras tiradas por camiones, tractores y hasta por caballos. La crónica policial de nuestro diario da cuenta a menudo de los episodios viales en los que están involucrados estos vehículos.

Las rastras constituyen un peligro mortal en las rutas desde hace muchos años. En alguna otra oportunidad hemos señalado que si se efectuara un censo de estos vehículos que circulan por la provincia, así como de sus propietarios, se podría dar un paso importante Antes de comenzar la zafra, deberían pasar por una inspección. Si bien el conductor es el que participa del accidente, el co-responsable es el dueño que permite que su vehículo circule sin cumplir con la normativa. ¿Por qué no instalar controles en las entradas de los 15 ingenios para verificar que todo esté en orden?

Si el Estado no hace cumplir con rigor la ley y acepta excepciones o mira para otro lado, está siendo cómplice de estas irregularidades y propiciando la inseguridad vial en las rutas, en especial en la vieja 38, que por donde circulan la mayor cantidad de los vehículos cañeros. ¿Acaso existen intereses creados? Mientras nuestros gobernantes continúen metiendo la irresponsabilidad bajo la alfombra, seguirán muriendo tucumanos todos los años por esta causa.

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