“¿Agua? No... mejor una gaseosa”

“¿Agua? No... mejor una gaseosa”

Los chicos toman bebidas azucaradas a toda hora y casi no consumen agua. El proyecto de un impuestazo a las gaseosas: ¿solución o polémica?

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03 Enero 2017

Hay una generación que pone mala cara si lo único que encuentra sobre la mesa es una botella transparente. Cada vez más chicos piden gaseosa a toda hora y casi no toman agua, advierten los nutricionistas. El consumo de bebidas azucaradas se duplicó en los últimos años, al mismo tiempo que fue aumentando en forma preocupante la obesidad infantil y de la población en general. Ante ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace dos meses pidió a los gobiernos subir los impuestos a estos refrescos, al menos un 20%. 

En Argentina ya hay un proyecto en el Congreso que prevé gravar estas bebidas. La pregunta es: en caso de aprobarse, ¿será una buena medida de salud? Para la industria, incrementar los impuestos no va a dar a ningún resultado, mientras que los médicos dicen que es una excelente disposición que reduciría los casos de obesidad y de diabetes tipo 2.

El proyecto de ley, según su autor (el diputado Diego Bossio) busca reducir el consumo de alimentos y bebidas de escaso valor nutricional con el fin de combatir la creciente epidemia de sobrepeso y obesidad. Bossio detalló en distintos medios que hoy Argentina es uno de los países que más gaseosas consume per cápita y que por ello urge establecer una política fiscal que busque desalentar el consumo de estas bebidas con mucha azúcar.

El proyecto está inspirado en la experiencias de México y en el camino que también decidió seguir recientemente Inglaterra. En el caso de nuestro país, la idea (que aún debe ser discutida en el Congreso) es que las bebidas sin alcohol, gasificadas o no, y las aguas saborizadas, entre otras, estén gravadas con un impuesto del 28%. Con una salvedad: si tienen un porcentaje de jugo de frutas o de limón, el impuesto se reduciría un 90%. Por otro lado, el proyecto de “alimentación saludable” contempla una “regulación sobre la exposición de los componentes nutricionales y su etiquetado frontal, claro y sencillo”, y la regulación sobre la publicidad respecto de los alimentos no nutritivos.

Los nutricionistas sostienen que esta normativa es fundamental ante una problemática que cada vez más afecta más a los niños y adolescentes: en Tucumán, por ejemplo, el 40% de los chicos de entre 6 y 19 años sufren obesidad o sobrepeso. Además, los expertos advierten con preocupación que por “culpa” de las gaseosas los chicos ya casi no toman agua ni leche.

Al respecto, el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina publicó recientemente un informe que indica que ocho de cada diez chicos consumen agua sólo de manera ocasional. Según esta investigación, no tomar agua se traduce en calorías extra, mala hidratación e incorporación de productos artificiales al organismo. La falta o escasez de este líquido esencial en las dietas afecta el rendimiento escolar e inicia un círculo vicioso que se retroalimenta con el sedentarismo y la obesidad infantil.

Un informe del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) indica que sólo el 21% de lo que tomamos es agua, mientras que el 50% son bebidas saborizadas o azucaradas. Según este trabajo, los chicos son los que más se inclinan por lo azucarado.

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Opiniones en ambos frentes
A FAVOR DE LA LEY 
Dr. Francisco D’Onofrio. 
Médico especialista en nutrición. Supervisor del Programa de Obesidad de la provincia
“En la región de las Américas las enfermedades crónicas no transmisibles (males cardiovasculares, cáncer, diabetes,etc) causan más de 75% del total de las muertes, y más de la tercera parte de ellas se consideran muertes prematuras; es decir, de personas de menos de 70 años. Son factores de riesgo el sedentarismo, el consumo de tabaco, el uso nocivo de alcohol y la alimentación inadecuada, incluidas las bebidas de alto contenido calórico, las llamadas calorías vacías ( gaseosas, energizantes, jugos azucarados con fruta y soja)”, expresó el doctor Francisco D’Onofrio, supervisor del Programa de Obesidad.
“De acuerdo con la evidencia científica, la ingestión excesiva de azúcares, en cualquiera de sus formas, brinda sólo calorías vacías, que contribuyen al aumento de peso y al desequilibrio hormonal, favoreciendo la aparición de obesidad, aumento de triglicéridos, hígado graso y diabetes tipo2. El período de la infancia es fundamental para el desarrollo de hábitos saludables y la prevención del sobrepeso y es cuando los niños consumen estas bebidas. Las costosas consecuencias económicas y sociales de la obesidad se reflejan en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, discapacidad, enfermedad renal crónica, afecciones músculoesqueléticas, y problemas psicosociales, entre otros. También, el exceso de peso puede acarrear una vida menos productiva, más pobre y corta, que tendrá más gastos médicos y de menor calidad”, resaltó.
Habló también sobre el caso de México. Detalló que era el país más consumidor de bebidas gaseosas azucaradas, con 163 litros por habitante al año. Fue el primero que puso impuestos (10 %) a la bebidas gaseosas azucaradas en 2012, favoreciendo la disminución del consumo pero sobre todo en el segmento más pobre de la población. “Las investigaciones demostraron que con el impuesto podrían reducir un 12% la prevalencia de diabetes tipo 2 y en un 26% los costos en salud a 10 años. El Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS remarca que desde el punto de vista nutricional no son necesarios los azúcares libres (son los que la industria o los consumidores agregan a los productos alimenticios e infusiones). En cambio, sí son importantes los azúcares intrínsecos, los que se encuentran en las frutas y verduras enteras y frescas”.
Lucía Vallejo Trejo
Licenciada en Nutrición
“Al implementar un impuesto a las bebidas azucaradas siempre habrá disminución de su consumo, porque hay una población que es sensible al precio. Esta estrategia de salud pública para combatir la epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) es positiva. Ya lo demostró la experiencia similar que tuvo México, donde el 10% del ingreso de las familias era destinado a la compra de bebidas azucaradas y cada vez más estas bebidas -que no cubren con las recomendaciones de calcio- estaban reemplazando el consumo de leche y yogur”, precisó.
Vallejo opina que el desafío no es sólo dictar una ley para enfrentar la preocupante epidemia de obesidad, sino también tomar otras medidas, como por ejemplo prohibir la venta en escuelas de alimentos que no sean saludables para los alumnos, mejorar el etiquetado de alimentos y controlar la publicidad dirigida a menores. “Datos aportados por el Ministerio de Salud de la Nación indican que más de la mitad de los tucumanos (60%) está excedido de peso, consume por debajo de lo recomendado frutas y verduras por día y la mitad es sedentario. Esto se traduce en una sociedad vieja y enferma a mediano plazo, en aumento del número de consultas por obesidad o prediabetes o alguna patología metabólica en la franja de los 35 años en adelante”, remarcó la experta, autora de la revista “Nutrición consciente” junto a la licenciada Eliana María Rodríguez. 
EN CONTRA DE LA LEY  
Juan Luis Fernández 
Ministro de la Producción de Tucumán
“En individuos con metabolismo normal el azúcar no es responsable de la obesidad. Sin embargo, varios edulcorantes artificiales están imputados de cancerígenos y prohibidos en muchos países del mundo. En Argentina circulan con total impunidad y además, son todos importados”, apuntó el ministro de la Producción, Juan Luis Fernández .
“Todo lo natural tiene azúcar: frutas, hortalizas, leche, etcétera. Es antinatural un alimento sin azúcar. Reconocidos lobbistas de los edulcorantes artificiales demonizan el azúcar en función de intereses particulares”, dijo.
“Un incremento de impuestos al 28% como se pretende traería una importante caída de su consumo con grandes pérdidas para el mercado interno del azúcar. Además, claramente la aplicación de impuestos a una categoría particular de alimentos o macronutrientes no resolverá la crisis de obesidad ni promoverá adecuadamente tipos de vida más saludables y balanceados”, añadió.
Según dejó entrever Fernández, el proyecto esconde una puja por las economías regionales. Esto es, que hay provincias, como Mendoza que tienen un excedente de uva blanca con el que podrían hacer un endulzante y disputarse con las industrias del NOA el mercado del endulzado de bebidas. Un proyecto así obligaría a la industria de las bebidas sin alcohol a usarlo para no pagar tantos impuestos.
“Las pretensiones de los productores de mosto de uvas es deformar el mercado a través de una fuerte suba de impuestos, tratando de lograr una competitividad que no tienen y así conseguir reemplazar al azúcar y al jarabe de fructuosa en el edulcorado de bebidas analcohólicas. Sería mucho más beneficioso para las economías regionales promover la suba de los porcentajes de jugos naturales dentro de las bebidas analcohólicas pasando a un contenido mínimo de 20% para todos los jugos (actualmente es del 10%). Con premisas falsas y argumentos confusos la Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina) pretende imponer leyes que van en detrimento del sector azucarero y pueden afectar la economía y la salud de los sectores de menores ingresos, que pasarían a consumir segundas marcas con edulcorantes artificiales no calóricos”, sostuvo.
“Es una ironía que la industria del vino se preocupe por los problemas a la salud que supuestamente provoca el azúcar, siendo el vino la bebida que se destaca como principal causa del alcoholismo -advirtió-. Habría que requerir que también se imponga al vino el 28% en Impuestos Internos, con los legítimos argumentos del cuidado de la salud y, además, la prevención de numerosos delitos y graves consecuencias a la vida en sociedad que tiene su consumo”.
Centro Azucarero Argentino 
Representantes de la industria nacional 
El Centro Azucarero Argentino (CAA) sostiene que la iniciativa de elevar impuestos a las bebidas endulzadas no contribuye al objetivo de reducir la obesidad. La entidad expresó que el azúcar debe continuar siendo parte de un estilo de vida saludable. “Estamos preocupados por el tema de la obesidad infantil. Creemos que se trata de una enfermedad que en gran parte es el resultado de un desequilibrio en el consumo excesivo de energía y muy poco gasto de ella. Para luchar eficazmente contra este mal, los esfuerzos de salud pública deben centrarse en educación respecto de la dieta y del ejercicio, como también en el suministro de información nutricional clara a los consumidores”, resaltaron en un comunicado enviado a LA GACETA. La cámara opinó sobre las experiencias en otros países donde se aplican impuestos a bebidas endulzadas: “no parecen tener impacto significativo en la salud o sensiblemente disminuir la cantidad de calorías que consumen las personas; a menudo tienen consecuencias económicas no deseadas; y son impuestos regresivos que afectan de manera desproporcionada a las familias de bajos ingresos”.
Opiniones en ambos frentes

A FAVOR DE LA LEY 

Dr. Francisco D’Onofrio 
Médico especialista en nutrición. Supervisor del Programa de Obesidad de la provincia

“En la región de las Américas las enfermedades crónicas no transmisibles (males cardiovasculares, cáncer, diabetes,etc) causan más de 75% del total de las muertes, y más de la tercera parte de ellas se consideran muertes prematuras; es decir, de personas de menos de 70 años. Son factores de riesgo el sedentarismo, el consumo de tabaco, el uso nocivo de alcohol y la alimentación inadecuada, incluidas las bebidas de alto contenido calórico, las llamadas calorías vacías ( gaseosas, energizantes, jugos azucarados con fruta y soja)”, expresó el doctor Francisco D’Onofrio, supervisor del Programa de Obesidad.
“De acuerdo con la evidencia científica, la ingestión excesiva de azúcares, en cualquiera de sus formas, brinda sólo calorías vacías, que contribuyen al aumento de peso y al desequilibrio hormonal, favoreciendo la aparición de obesidad, aumento de triglicéridos, hígado graso y diabetes tipo2. El período de la infancia es fundamental para el desarrollo de hábitos saludables y la prevención del sobrepeso y es cuando los niños consumen estas bebidas. Las costosas consecuencias económicas y sociales de la obesidad se reflejan en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, discapacidad, enfermedad renal crónica, afecciones músculoesqueléticas, y problemas psicosociales, entre otros. También, el exceso de peso puede acarrear una vida menos productiva, más pobre y corta, que tendrá más gastos médicos y de menor calidad”, resaltó.
Habló también sobre el caso de México. Detalló que era el país más consumidor de bebidas gaseosas azucaradas, con 163 litros por habitante al año. Fue el primero que puso impuestos (10 %) a la bebidas gaseosas azucaradas en 2012, favoreciendo la disminución del consumo pero sobre todo en el segmento más pobre de la población. “Las investigaciones demostraron que con el impuesto podrían reducir un 12% la prevalencia de diabetes tipo 2 y en un 26% los costos en salud a 10 años. El Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS remarca que desde el punto de vista nutricional no son necesarios los azúcares libres (son los que la industria o los consumidores agregan a los productos alimenticios e infusiones). En cambio, sí son importantes los azúcares intrínsecos, los que se encuentran en las frutas y verduras enteras y frescas”.

Lucía Vallejo Trejo
Licenciada en Nutrición

“Al implementar un impuesto a las bebidas azucaradas siempre habrá disminución de su consumo, porque hay una población que es sensible al precio. Esta estrategia de salud pública para combatir la epidemia de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) es positiva. Ya lo demostró la experiencia similar que tuvo México, donde el 10% del ingreso de las familias era destinado a la compra de bebidas azucaradas y cada vez más estas bebidas -que no cubren con las recomendaciones de calcio- estaban reemplazando el consumo de leche y yogur”, precisó.
Vallejo opina que el desafío no es sólo dictar una ley para enfrentar la preocupante epidemia de obesidad, sino también tomar otras medidas, como por ejemplo prohibir la venta en escuelas de alimentos que no sean saludables para los alumnos, mejorar el etiquetado de alimentos y controlar la publicidad dirigida a menores. “Datos aportados por el Ministerio de Salud de la Nación indican que más de la mitad de los tucumanos (60%) está excedido de peso, consume por debajo de lo recomendado frutas y verduras por día y la mitad es sedentario. Esto se traduce en una sociedad vieja y enferma a mediano plazo, en aumento del número de consultas por obesidad o prediabetes o alguna patología metabólica en la franja de los 35 años en adelante”, remarcó la experta, autora de la revista “Nutrición consciente” junto a la licenciada Eliana María Rodríguez. 

EN CONTRA DE LA LEY  

Juan Luis Fernández 
Ministro de la Producción de Tucumán

“En individuos con metabolismo normal el azúcar no es responsable de la obesidad. Sin embargo, varios edulcorantes artificiales están imputados de cancerígenos y prohibidos en muchos países del mundo. En Argentina circulan con total impunidad y además, son todos importados”, apuntó el ministro de la Producción, Juan Luis Fernández .

“Todo lo natural tiene azúcar: frutas, hortalizas, leche, etcétera. Es antinatural un alimento sin azúcar. Reconocidos lobbistas de los edulcorantes artificiales demonizan el azúcar en función de intereses particulares”, dijo.

“Un incremento de impuestos al 28% como se pretende traería una importante caída de su consumo con grandes pérdidas para el mercado interno del azúcar. Además, claramente la aplicación de impuestos a una categoría particular de alimentos o macronutrientes no resolverá la crisis de obesidad ni promoverá adecuadamente tipos de vida más saludables y balanceados”, añadió.

Según dejó entrever Fernández, el proyecto esconde una puja por las economías regionales. Esto es, que hay provincias, como Mendoza que tienen un excedente de uva blanca con el que podrían hacer un endulzante y disputarse con las industrias del NOA el mercado del endulzado de bebidas. Un proyecto así obligaría a la industria de las bebidas sin alcohol a usarlo para no pagar tantos impuestos.

“Las pretensiones de los productores de mosto de uvas es deformar el mercado a través de una fuerte suba de impuestos, tratando de lograr una competitividad que no tienen y así conseguir reemplazar al azúcar y al jarabe de fructuosa en el edulcorado de bebidas analcohólicas. Sería mucho más beneficioso para las economías regionales promover la suba de los porcentajes de jugos naturales dentro de las bebidas analcohólicas pasando a un contenido mínimo de 20% para todos los jugos (actualmente es del 10%). Con premisas falsas y argumentos confusos la Coviar (Corporación Vitivinícola Argentina) pretende imponer leyes que van en detrimento del sector azucarero y pueden afectar la economía y la salud de los sectores de menores ingresos, que pasarían a consumir segundas marcas con edulcorantes artificiales no calóricos”, sostuvo.

“Es una ironía que la industria del vino se preocupe por los problemas a la salud que supuestamente provoca el azúcar, siendo el vino la bebida que se destaca como principal causa del alcoholismo -advirtió-. Habría que requerir que también se imponga al vino el 28% en Impuestos Internos, con los legítimos argumentos del cuidado de la salud y, además, la prevención de numerosos delitos y graves consecuencias a la vida en sociedad que tiene su consumo”.

Centro Azucarero Argentino 
Representantes de la industria nacional 

El Centro Azucarero Argentino (CAA) sostiene que la iniciativa de elevar impuestos a las bebidas endulzadas no contribuye al objetivo de reducir la obesidad. La entidad expresó que el azúcar debe continuar siendo parte de un estilo de vida saludable. “Estamos preocupados por el tema de la obesidad infantil. Creemos que se trata de una enfermedad que en gran parte es el resultado de un desequilibrio en el consumo excesivo de energía y muy poco gasto de ella. Para luchar eficazmente contra este mal, los esfuerzos de salud pública deben centrarse en educación respecto de la dieta y del ejercicio, como también en el suministro de información nutricional clara a los consumidores”, resaltaron en un comunicado enviado a LA GACETA. La cámara opinó sobre las experiencias en otros países donde se aplican impuestos a bebidas endulzadas: “no parecen tener impacto significativo en la salud o sensiblemente disminuir la cantidad de calorías que consumen las personas; a menudo tienen consecuencias económicas no deseadas; y son impuestos regresivos que afectan de manera desproporcionada a las familias de bajos ingresos”.

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