¿Por qué ganó Trump? Por los estadounidenses blancos de la clase trabajadora

¿Por qué ganó Trump? Por los estadounidenses blancos de la clase trabajadora

11 Noviembre 2016

Nate Cohen - The New York Times

Donald Trump ganó la Presidencia al montarse en una ola enorme de apoyo de electores blancos de clase trabajadora.

Siempre fue una posibilidad, pero había parecido extremadamente improbable. Hillary Clinton ganaba en casi todas las encuestas nacionales, y en otros sondeos en los estados que valían para el requisito de los 270 votos del colegio electoral.

Los puntos de vista tradicionales de las elecciones estadounidenses recientes daban todavía más razones para pensar que Clinton estaba segura. Las encuestas de salida nacionales indicaron que el presidente, Barack Obama, ganó las elecciones presidenciales de 2012, a pesar de que le fue peor entre los votantes blancos que cualquier demócrata desde Walter Mondale. Las encuestas de opinión mostraron que los votantes blancos, sin título universitario, eran ahora solo un tercio del electorado.

La verdad es que los demócratas dependían muchísimo más del electorado blanco de clase trabajadora de lo que creían muchos.

Al final, los bastiones de la fortaleza demócrata en la era industrial de la clase trabajadora blanca se fueron con Trump. Lo mismo pasó con las áreas donde a Obama le fue mejor en 2008 y en 2012. Al final, el eje de la victoriosa coalición de Obama, se rompió para irse con los republicanos.

En el valle del río Wyoming en Pensilvania -que incluye a Scranton y Wilkes-Barre-, votaron por Trump. Habían votado por Obama en porcentajes de dos dígitos.

Básicamente, Youngstown, Ohio, donde Obama ganó por más de 20 puntos en 2012, fue un empate. Trump arrasó en una serie de antiguos pueblos industriales, tradicionalmente demócratas, a lo largo del lago Erie. Condados que en 2012 apoyaron a Obama votaron por Trump por 20 puntos.

El medio rural del norte se cambió abrumadoramente por Trump. Fue más obvio en Iowa, donde Obama ganó fácilmente en el año 2012, pero Trump prevaleció con facilidad. Estos logros se extendieron al este, por todo Wisconsin y Michigan hasta Nueva Inglaterra. Trump ganó el segundo distrito congresal de Maine por 12 puntos; Obama lo había ganado por ocho puntos.

Estos logros fueron muchísimo más allá de lo que muchos creían que fuera posible. Sin embargo, Obama estuvo fuerte entre los norteños blancos, de clase trabajadora, y eso significó que había mucho espacio para que cayera un demócrata.

Ese hecho quedó oculto por las encuestas de alcance nacional que mostraron que a Obama le fue peor entre los electores blancos que a cualquier otro candidato demócrata desde 1984. Sin embargo, a Obama le fue mal solo entre los votantes blancos en el sur. Estuvo muy por arriba de Clinton casi en todos los demás lugares.

Las encuestas de salida también subestimaron sistemáticamente la importancia de estos votantes blancos de clase trabajadora de más de 45 años, en alrededor de 10 millones.

Las encuestas

A pesar de todo esto, todavía se consideraba que Clinton era una clara favorita cuando se dirigía a las elecciones. Las encuestas mostraron que tenía una ventaja cómoda en el ámbito nacional, de cerca de cuatro puntos. Iba adelante en prácticamente todas las encuestas en los estados centrales que le costaron la elección.

Sin embargo, la ventaja de Clinton no era irrefutable. El “Modelo Upshot” le dio a Trump una posibilidad de 15% de ganar la elección. Las de Clinton fueron las mismas que anotar un gol de campo de 37 yardas (31 metros) en un partido de la NFL (Liga de Fútbol Americano). Para algunos, eso no parecería un reconocimiento apropiado de la incertidumbre. Sin embargo, el punto es que es frecuente que los pateadores no consigan hacer esa anotación. Tampoco es especialmente poco común que las encuestas no le atinen a una contienda de tres o cuatro puntos.

Y no es que los encuestadores no hubiesen hecho la anotación en mucho tiempo. Las encuestas subestimaron a los republicanos en las elecciones intermedias de 2014; subestimaron a los demócratas en 2012, y, en el extranjero, estuvieron mal con una cantidad modesta, pero comparable, sobre el voto del “Brexit”.

En estas elecciones en específico, al final, las encuestas no estarán muy alejadas en el ámbito nacional. Lo más seguro es que Clinton tenga el voto popular, en al menos un punto porcentual. Las encuestas nacionales le daban a Clinton una ventaja de cuatro puntos en el trecho final; la última del New York Times y CBS News tenía a Clinton tres puntos arriba.

En su totalidad, es probable que Clinton sí haya ganado el voto hispano por un margen amplio, como pronosticaron las encuestas electorales. Es probable que haya tenido grandes logros con los blancos con título universitario; aunque no está claro si los ganó.

Sin embargo, las encuestas estuvieron mal en una cosa enorme: pasaron por alto el margen de Clinton en estados como Wisconsin, Michigan y Pensilvania.

El mecanismo exacto del error no está claro. Quizá los indecisos se fueron con Trump; quizá realmente él tenía electores “silenciosos”. Quizá se llevó mucho que fueran con Trump: a la mejor los votantes republicanos llegaron a su casa en la última semana, a los suburbios bien instruidos, en tanto que los blancos, de clase trabajadora, indecisos, votaron por Trump.

Está claro

Sin embargo, lo que está claro es que el error no solo fue de las encuestas públicas. El equipo de la campaña de Clinton estaba convencido de que ganaría. Apenas si sacó anuncios en Wisconsin, Minnesota y Michigan.

Al final, muchos factores que parecían favorecer a Clinton en esos estados, simplemente, no estaban ahí. Ni tampoco ganó con amplios márgenes en condados hispanos en Florida, como esperaban muchos; solo superó ligeramente a Trump en el de Miami-Dade y la zona de Orlando y Kissimmee, si bien lo hizo en Texas y California. Tampoco lo superó en la zona de Filadelfia, aunque publicó enormes márgenes en Chicago y Seattle.

Cualesquiera logros que tuvo entre los votantes instruidos e hispanos en todo el país, o no sucedió en el mismo grado en los campos de batalla claves o fue abrumador el gran atractivo de Trump entre los blancos sin título universitario.

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