10 Junio 2015
Por más de una razón, y todas de un vigor significativo, a la selección de Chile se le presenta una oportunidad de oro para consumar un logro esquivo en 99 años: dar la vuelta olímpica en la Copa América y una de las más añejas de la historia del fútbol.
Seis han sido las veces en las que el hermano país trasandino ha organizado la Copa y en un total de cuatro su representativo ha terminado en el segundo puesto, pero jamás antes, incluso con equipos competentes y probados, ha sabido atesorar un material tan lujoso como el que administra el DT argentino Jorge Sampaoli.
Un material, eso sí, que está a salvo de los efectos colaterales del exceso de juventud que conspira contra el punto de cocción y un eventual despegue hacia la cúspide. El trazo grueso de la nómina seleccionada por Sampaoli nos habla de una mayoría de futbolistas que ya ha alcanzado su madurez o la merodea. Claudio Bravo, premio Zamora en el arco de Barcelona en España, tiene 32 años; el guerrero Gary Medel, figura del Inter de Milan, tiene 27; Mauricio Isla, de Queens Park Rangers de la Premier League, anda por 26; Gonzalo Jara, de Mainz (Alemania), anda por 29; Marcelo Díaz, del Hamburgo, 28; y la lista continúa. Arturo Vidal y Alexis Sánchez, por caso, son ya dos veteranos jóvenes: el de Juventus tiene 28 años y el endiablado delantero de Arsenal 26.
Esto es: no hay constancia de que estemos hablando de un plantel y un equipo avejentados, más bien estamos hablando de un plantel y un equipo ensamblado, consolidado y deseoso de regalar y regalarse una gran conquista que a primera mirada y a segunda mirada también asoma problemática pero de ningún modo imposible.
Chile, para que sea dicho de una vez, hoy por hoy es insospechado de esa cierta blandura que sí le jugó una mala pasada en otras épocas: no es blando Sampaoli, no son blandos Vidal, Alexis Sánchez, Medel, etcétera; no es blando un equipo cuyo ADN prescribe como regla de oro una presión alta y sostenida, un medio campo igual de batallador que de dúctil y una estructura ofensiva que involucra a seis y hasta siete jugadores de buen pie.
El anfitrión, aspirante y miembro del poker de candidatos gozará del privilegio de jugar sus tres partidos del grupo A en Santiago de Chile, 11, 15 y 19 de junio versus Ecuador, México y Bolivia, respectivamente, con la legítima creencia de que el sábado 4 de julio irá por la postergada y centenaria proclamación. (Télam)
Seis han sido las veces en las que el hermano país trasandino ha organizado la Copa y en un total de cuatro su representativo ha terminado en el segundo puesto, pero jamás antes, incluso con equipos competentes y probados, ha sabido atesorar un material tan lujoso como el que administra el DT argentino Jorge Sampaoli.
Un material, eso sí, que está a salvo de los efectos colaterales del exceso de juventud que conspira contra el punto de cocción y un eventual despegue hacia la cúspide. El trazo grueso de la nómina seleccionada por Sampaoli nos habla de una mayoría de futbolistas que ya ha alcanzado su madurez o la merodea. Claudio Bravo, premio Zamora en el arco de Barcelona en España, tiene 32 años; el guerrero Gary Medel, figura del Inter de Milan, tiene 27; Mauricio Isla, de Queens Park Rangers de la Premier League, anda por 26; Gonzalo Jara, de Mainz (Alemania), anda por 29; Marcelo Díaz, del Hamburgo, 28; y la lista continúa. Arturo Vidal y Alexis Sánchez, por caso, son ya dos veteranos jóvenes: el de Juventus tiene 28 años y el endiablado delantero de Arsenal 26.
Esto es: no hay constancia de que estemos hablando de un plantel y un equipo avejentados, más bien estamos hablando de un plantel y un equipo ensamblado, consolidado y deseoso de regalar y regalarse una gran conquista que a primera mirada y a segunda mirada también asoma problemática pero de ningún modo imposible.
Chile, para que sea dicho de una vez, hoy por hoy es insospechado de esa cierta blandura que sí le jugó una mala pasada en otras épocas: no es blando Sampaoli, no son blandos Vidal, Alexis Sánchez, Medel, etcétera; no es blando un equipo cuyo ADN prescribe como regla de oro una presión alta y sostenida, un medio campo igual de batallador que de dúctil y una estructura ofensiva que involucra a seis y hasta siete jugadores de buen pie.
El anfitrión, aspirante y miembro del poker de candidatos gozará del privilegio de jugar sus tres partidos del grupo A en Santiago de Chile, 11, 15 y 19 de junio versus Ecuador, México y Bolivia, respectivamente, con la legítima creencia de que el sábado 4 de julio irá por la postergada y centenaria proclamación. (Télam)
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