Literatura con forma de pelota

Literatura con forma de pelota

Varios escritores les dedicaron, y algunos siguen haciéndolo, un importante espacio al fútbol

11 Junio 2014
Durante mucho tiempo, las letras le dieron la espalda al balón. Fueron muy pocos los escritores que se dedicaron a plasmar el fenómeno social, psicológico y sociológico que representa el fútbol.

Pese a que autores como Vladimir Nabokov y Albert Camus jugaron en el puesto de guardameta en sus respectivas juventudes, su pasión por el juego no se vio reflejada en sus libros. Y en el caso de otras grandes figuras de la literatura, la actitud ante el fútbol fue directamente de rechazo.

Así, desde uno de los países más futboleros del mundo, donde existe una religión cuyo dios es Diego Armando Maradona, el argentino Jorge Luis Borges fue tajante y provocador al señalar que “el fútbol es popular porque la estupidez es popular”.

Por su parte, el colombiano Álvaro Mutis, quien consideraba al deporte en general como una de las miserias humanas, escribió en 2002: “Lloremos por nuestros hijos, nacidos bajo la sombra de los estadios, burdeles de gloria”.

A pesar de que Gabriel García Márquez realizó crónicas deportivas, no tenía problema en reconocer su disgusto con el fútbol. Tanto, que cuenta una anécdota que en una ocasión le regaló un libro a Jorge Valdano con la dedicatoria “Gracias por el gol que le marcaste a Colombia en las eliminatorias”, en referencia al triunfo argentino que dejó fuera a su país del Mundial de 1986.

No obstante, también hubo escritores como los fallecidos Mario Benedetti, Roberto Fontanarrosa, Pier Paolo Pasolini u Osvaldo Soriano que no sólo dominaron el juego de las palabras, sino que hicieron de las gambetas un asunto literario.

Rafael Alberti escribió en una ocasión un poema dedicado al arquero Franz Platko, “el gran oso rubio de Hungría”. En 1928, el guardameta del Barcelona recibió un fuerte golpe en la cabeza durante la final de la Copa del Rey contra la Real Sociedad. Pero regresó al partido con un importante vendaje y gran profesionalismo que Alberti inmortalizó en su “Oda a Platko”.

Benedetti también dedicó a Maradona el poema “Hoy tu tiempo es real”, mientras que el escritor y humorista gráfico Fontanarrosa, fanático de Rosario Central, ha contado en varias ocasiones que él no creció queriendo ser como Julio Cortázar, sino que prefería ser como el futbolista Ermindo Onega.

“Por eso, llegué a la literatura por la puerta de atrás, con los botines embarrados y repitiendo siempre el viejo chiste: mi fracaso en el fútbol obedece a dos motivos. Primero, mi pierna derecha. Segundo, mi pierna izquierda”, contó el “Negro”. Fontanarrosa es autor del cuento “Memorias de un wing derecho”, que Juan José Campanella llevó a la gran pantalla con el título “Metegol” .

Y en esta creciente lista de escritores seducidos por el fútbol se sitúan también el narrador y poeta José Cantero Verni, así como Alejandro Dolina, Juan Villoro, Eduardo Sacheri, Javier Marías, David Trueba, Eduardo Galeano o el peruano Santiago Roncagliolo.

El escritor de “Abril rojo” decidió dejar a un lado la temática política y explorar otros horizontes. En su último libro, el recién publicado “La pena máxima”, las incógnitas sobre un asesinato se resuelven al ritmo de los partidos del Mundial de Argentina 1978.

Para el mexicano Villoro, que ha escrito varios libros sobre este deporte, el fútbol requiere de palabras y no basta ver los partidos: “Hay jugadas que en la cancha duran dos segundos y que nosotros podemos convertir en óperas de Wagner de tres horas de duración”.

El autor de “Dios es redondo” o “Balón dividido” asegura que un partido de fútbol, al igual que un libro, ocurre dos veces: en la cancha y en la mente de quien lo lee. La imaginación de cada persona determinará lo épico de la historia.

En la colección de artículos “Salvajes y sentimentales. Letras de fútbol”, el escritor español Marías habla del balompié de España y del mundo, de jugadores y aficionados, de entrenadores y presidentes de los clubes.

Por su parte, Galeano, autor del libro “El fútbol a sol y sombra”, tiene una teoría irreversible: para él, todos los uruguayos nacen gritando gol; ese es el motivo por el que hay tanto ruido en las maternidades.

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