Para ganar hay que arriesgar

Para ganar hay que arriesgar

Déspres va por el éxito con Yamaha.

EN AZUL Y BLANCO. Los fanáticos tendrán que acostumbrarse a ver el paso de Cyril Déspres con una nueva máquina. EN AZUL Y BLANCO. Los fanáticos tendrán que acostumbrarse a ver el paso de Cyril Déspres con una nueva máquina.
29 Diciembre 2013
A los 39 años y con cinco victorias en el Rally Dakar, al francés Cyril Déspres le espera un desafío monumental: lograr una nueva victoria con una marca de motos en la que debutará. KTM es pasado para él; su nuevo amor es Yamaha. ¿Podrá con ella atisbar el récord de seis triunfos que ostenta su compatriota Stéphane Peterhansel, ganador justamente con una máquina japonesa en 1991, 1992, 1993, 1995, 1997 y 1998? Para hallar una respuesta, hay que analizar ciertas variables.

Déspres, que vive en Andorra con su familia y habla un perfecto español, dejó atrás una relación de 13 años con la casa austríaca. ¿Le fue complicada la decisión? Él dice que no. “Es una moto de cross que se fue modificando y que me sorprendió mucho desde el principio”, señala. También destaca que la moto es potente y que tiene todo para hacerlo bien. “Pero hasta que no haya corrido un Dakar con ella no se puede demostrar. De todos modos, claramente tengo la posibilidad de vencer”, se entusiasma.

El equipo Yamaha, que no gana un Dakar justamente desde 1998 con Peterhansel, puso todas sus fichas en Cyril. “Pondré lo mejor de mí, como siempre. De momento, hay que ir paso a paso. Muchos quisieron ganar el Dakar y no pudieron. Llegar y triunfar es muy difícil.”

Déspres firmó un contrato por tres años con Yamaha y pretende llevar a la marca a lo más alto, con la esperable oposición del “ejército” de KTM, con el español Marc Coma como líder absoluto. En ese sentido, se espera un intenso mano a mano entre los ex compañeros, que mientras compartieron equipo no se llevaban muy bien, dada la competencia. “Pero eso no se daba solo con él, sino con todos. ¿Por qué? Porque todos estamos preparados para ganar y yo también. Con Coma teníamos la misma moto, eso era lo que pasaba. La rivalidad le hace bien a este deporte.”

El francés admite la dureza de lo por venir. Y al tiempo que asigna carácter de filtro a los tramos previstos en Argentina, sostiene que los de altura de Bolivia representan lo mejor del espíritu del Dakar. “Me gusta la idea de no saber cómo será el especial, es como hacíamos antes, en África. Después está Chile, con sus dunas, con el cansancio físico propio por la exigencia. Igual, donde sea, habrá que ir a tope para poder conseguir la meta”, concluye.

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