"Para ser juez no basta con saber Derecho"

"Para ser juez no basta con saber Derecho"

Sergio Palacio, director de la Escuela Judicial de la Nación, dice que las universidades no necesariamente educan para la magistratura. El funcionario del Consejo de la Magistratura de la Nación brindó un taller para el "staff" del órgano local de selección de jueces.

TALLERISTA. Palacio se dirige a los miembros del Consejo Asesor de la Magistratura este viernes en la Legislatura. LA GACETA / FOTO DE ANALíA JARAMILLO TALLERISTA. Palacio se dirige a los miembros del Consejo Asesor de la Magistratura este viernes en la Legislatura. LA GACETA / FOTO DE ANALíA JARAMILLO
09 Septiembre 2013
¿El juez nace o se hace? Juez se puede nacer... "Pero para ser juez no basta con saber Derecho: está comprobado", asegura Sergio Palacio, letrado y director académico de la Escuela Judicial del Consejo de la Magistratura de la Nación (-CM- www.escuelajudicial.pjn.gov.ar).

Entonces hay que desmontar la creencia de que el saber jurídico lo es todo en el ejercicio de la judicatura. "Si bien este conocimiento resulta indispensable, advertimos desde hace décadas que excelentes alumnos universitarios no necesariamente son excelentes magistrados y que hay otras circunstancias que determinaban el buen resultado. De lo contrario, para tener buenos jueces bastaría con escoger a los mejores egresados de Abogacía", razona el funcionario que este viernes brindó un taller al "staff" del Consejo Asesor de la Magistratura de Tucumán (CAM).

La intervención de Palacio responde a la inminente puesta en marcha de la Escuela Judicial que el CAM incorporó -por ley- en abril de este año. Dicho "brazo académico" se propone dotar a los aspirantes a jueces de una herramienta para la praxis que, a la vez, otorgue puntaje a los efectos del concurso público de antecedentes y oposición (consiste en una evaluación escrita y del curriculum, y en una entrevista).

En esos espacios de formación -que dan por supuesto el conocimiento jurídico- se enseña a liderar equipos de trabajo; a comprender la problemática del Poder Judicial; a asumir conductas éticas; a cumplir la función judicial con eficacia y eficiencia, etcétera (ver "Asignaturas para la magistratura"). "Para ser magistrado en sociedades complejas como la nuestra hay que adquirir competencias relacionadas con la organización de la oficina y la gestión, y actitudes y valoraciones. Esto último supone una sensibilidad para entender que la Justicia tiene que ser ágil y estar comprometida con las necesidades de la población. Si el juez no desarrolla esa sensibilidad, su conocimiento del Derecho no le servirá de nada", sintetiza Palacio en una conversación con LA GACETA.

Reclamo permanente

La Escuela Judicial del CM tiene casi 600 alumnos, una promoción en su trayectoria y doce delegaciones regionales (la de Tucumán está a cargo del abogado Antonio Bustamante). Este camino recorrido le ha permitido constatar que, en una época donde abunda la oferta de posgrado, los aspirantes a jueces están sedientos de capacitación específica -y gratuita-. Palacio insiste en que esa formación no profundiza en la teoría. "Analizamos casos concretos. En el campo de la ética judicial, promovemos el modelo del juez consciente de que su conducta debe manifestar claramente a la sociedad que estar en la Justicia no es gozar de un privilegio sino comprometerse con un servicio esencial", enuncia.

El juez no puede hacer ostentación de una situación ventajosa, según Palacio. "Por el contrario, debe demostrar austeridad, perfil bajo y vocación para servir al prójimo. La sociedad hace permanentemente este reclamo", advierte el director. De inmediato añade que todo el programa de su escuela está inspirado en un magistrado que no es un ser aséptico al margen de la comunidad: "es alguien que está inmerso en un contexto determinado. No se trata de formar jueces que tomen decisiones populares, que agraden a la mayoría, sino de lograr que el juzgador interprete el escenario en el que se toman las decisiones porque estas tienen consecuencias para las partes y más allá de ellas también".

A esa ruptura del paradigma del magistrado aislado contribuyó la superación de la máxima que sostiene que este sólo habla o debe hablar por medio de sus sentencias. Palacio da un paso más y propone una magistratura dispuesta a salir del distanciamiento que establece la jerga judicial: "para ello, debe transmitir sus decisiones en un lenguaje inteligible, y saber armar una gacetilla de prensa y responder a los periodistas. Esas cosas tampoco se aprenden en la facultad".

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