"Debemos reafirmar nuestra identidad"

"Debemos reafirmar nuestra identidad"

"Sólo se ama lo que se conoce", afirma la docente que se ganó la vida como lectora e investiga los orígenes de San Pedro de Guasayán.

EN CASA. Cecilia, junto a su padre, trabaja en su humilde vivienda de San Pedro de Santa Rosa, Catamarca. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL EN CASA. Cecilia, junto a su padre, trabaja en su humilde vivienda de San Pedro de Santa Rosa, Catamarca. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
Cecilia Rodríguez habla poco pero dice mucho. El silencio es su mejor amigo. La historia, su pasión; y la lectura, una de sus fuentes de inspiración. Docente, soltera y campechana transcurre sus días en una humilde casa de Santa Rosa, el lado catamarqueño de San Pedro de Guasayán, que en un 70% se asienta en territorio santiagueño.

Desde que murió su madre, Cecilia cambió su rutina. Pero no perdió sus objetivos. A los 28 años escribió su primer libro: "Primera investigación histórica de San Pedro: 1762-2000" y desde hace un par de años profundizó la investigación sobre la ascendencia de su lugar de nacimiento. Y esa temática es la razón de su segundo libro de historia denominado "Desde el orígen: para reafirmar nuestra identidad". El texto está casi completo, pero aún no ingresó en imprenta. 

Claro está que ella llama pueblo no sólo al sector donde vive junto a su padre, a un hermano y a sobrinos, sino también a la otra parte de San Pedro, que corresponde a Guasayán, Santiago del Estero.

"Mi madre fue la primera persona que me alentó y apoyó a seguir este camino", contó Cecilia. Ella cursó sus estudios primarios en las escuelas 213 y 19; hizo el secundario en una agrotécnica; y el terciario, para ser maestra, en el sector santiagueño, de su San Pedro unificado.

"La historia -añadió-, como decía uno de mis mentores, es un camino místico que el hombre transita para comprender su existencia. Es una búsqueda que no se agota en los documentos sino que trasciende el espíritu de aquellos que lo precedieron".

Y amplió el concepto con firmeza: "la historia impregna los relatos que se guardan para ocasiones especiales. También es la palabra que nombra realidades casi fantásticas a los ojos que indagan en el tiempo y en el espacio, acaso para ver imágenes remotas, aunque extrañamente familiares".

Un retoño

Mientras la tarde pide permiso para retirarse y la polvareda de las calles atrofia las vías respiratorias, frente a la plaza sampedrina de Santa Rosa, Cecilia no deja de soñar en trascender como escritora, algún día no muy lejano. La ilusión es casi una obsesión que nació con su existencia, un 19 de febrero de 1970.

Ella dice a quien quiera oírla que San Pedro es un pueblo que existe en algún lugarcito de este inmenso mundo que Dios creó. "San Pedro es un retoño de suelo argentino. Hay motivos de sobra para quienes lo habitan y lo conocen de sentirse orgullosos de amarlo y respetarlo. No tan sólo por la generosa naturaleza que alberga sino también, y sencillamente, porque es un pueblo de todos. Y a pesar de su antigüedad, su esencia no cambió, y sus habitantes siguen siendo tan amables y tan hospitalarios, como lo fueron y lo son siempre", subrayó con convicción la chica que le gusta escribir historias.

La lectora

Hubo un tiempo, en el cual Cecilia del Carmen Rodríguez Cáceres fue como Michael Berg (Ralph Fiennes, en la película), el personaje de El lector (Der Vorleser en alemán, literalmente "el que lee en voz alta"). La novela escrita por el profesor de leyes y juez alemán Bernhard Schlink, fue llevada al cine por el director estadounidense Stephen Daldry y fue magistralmente interpretada por Kate Winslet (recibió un Oscar), David Kross y

el propio Fiennes. Para generar sus ingresos Rodríguez Cáceres leía libros de Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, entre otros autores, a personas no videntes, a niños con patologías terminales y también a los adultos mayores.

También escribe las historias de familias que se interesan por sus orígenes como los Albornoz-Coronel, parientes de los Ponce de León de Tucumán.

Nacida en el seno de una familia numerosa, tiene cinco hermanos vivos (cuatro varones y una mujer) y una fallecida. Además, desde que su madre, Antonia Lorentina Cáceres, dejó este mundo asumió las tareas domésticas de la casa y no sólo atiende a su progenitor sino también a sus sobrinas y a su hermano; elabora alfajores de miel -para vender-, prepara alumnos, escribe para terceros e investiga la historia de su zona. Nada de ello le genera grandes ingresos pero sí muchas satisfacciones.

Motivaciones

"Conservar y respetar nuestros orígenes, sus personajes, su historia, difundir la cultura, valorar nuestros ancestros y afianzar nuestras costumbres me motivan a escribir. No podemos olvidarnos de que sólo se ama lo que se conoce", dijo la dama de la historia del San Pedro biprovincial.

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