La legendaria Simoca todavía atrapa con sus antiguas historias

Los inolvidables mitos y leyendas de Simoca, siempre latentes en nuestra historia, quieren ser protagonistas otra vez. Son mitos que pasan de generación en generación y que intentan explicar los sentimientos más profundos de la gente. Nuestros vecinos aún recuerdan estos hechos que han sucedido en nuestra ciudad y en los alrededores, y que fueron transmitidas por sus abuelos. De ellos recogimos las historias más antiguas que aún siguen vivas en la imaginación y en la memoria de los simoqueños.

La legendaria Simoca todavía atrapa con sus antiguas historias
20 Noviembre 2012
El Castillo del Castoral encierra un pasado de lujo y misterios
Cuenta la leyenda que una mujer francesa -Inés Beruti- que era fascinante, preciosa, según quienes la conocieron, le pidió al alemán Otto Ruckhaeberle que construyera esta propiedad como prueba de amor. Cuando estaba recién hecho, en sus épocas de esplendor, se ofrecían fiestas en el castillo donde abundaban los lujos, había gente para el servicio e invitados de otros lugares. Pero de repente, alrededor de 1913 el lugar quedó abandonado por motivos que se desconocen.
El Castillo del Castoral está actualmente en ruinas y se encuentra ubicado en las afueras de la ciudad de Simoca, a orillas del río Salí. El castillo recibió el nombre de castoral porque allí se extraía un aceite que el alemán comercializaba en Europa.
De este lugar se originan varias leyendas, como la de "la luz", que según los lugareños se eleva desde el Castillo hasta cierta altura y de ahí va derecho en dirección al cementerio. Luego vuelve al mismo lugar. El cuidador del Castillo, don Zenón Juárez, decía que los fríos días de invierno en el castillo eran para los valientes, ya que aseguraba escuchar claramente unas estruendosas pisadas, que eran de don Otto, sobre las escaleras. Pero cuando iba a revisar no encontraban nada. "Una noche se nos presentó un joven extranjero y nos pidió que lo dejáramos pasar la noche en la casa. Le advertimos que se escuchaban cosas raras. No sabía decir qué le sucedió esa noche pero amaneció en la puerta del Castillo muy asustado", relata don Juárez.
La historia del Castillo cuenta mucho de sus leyendas pero poco de lo que realmente nos interesa. ¿Cómo se vivió? ¿Por qué Otto eligió ese lugar? ¿Qué hacían además de fiestas? ¿Era cierto lo de su prueba de amor? ¿Cómo era su mujer? ¿Era cierto que fue tan lujoso? ¿Tenía en verdad Otto un pacto con el Perro Familiar que explicaba su riqueza, su éxito, su historia de amor con la fascinante y bella Inés Beruti y los sucesos sobrenaturales que aseguran ver y oír hoy en día?
Estas respuestas están aún atrapadas en el misterioso y majestuoso pasado, entre las ruinas.

La Virgen que no quiso seguir viaje
La iglesia de Villa Chicligasta es historia y olvido. Ubicada a 31 km de Simoca, está erguida como ninguna otra. Sus muros cuentan una historia de más de 400 años. En su frente tiene inscripto el año 1797, pero sus objetos nos dicen que es mucho más antigua. Hay algunos con su fecha escrita: 1688. Los jesuitas lo construyeron en 1580 y se cree que 1797 fue el año de su reconstrucción. A pesar de ser nombrado Monumento Histórico Nacional se está derrumbando, y con ella quedaría enterrada su leyenda.
En la época de las colonias entraban a la Villa Chicligasta las caravanas de carretas que iban y venían de norte a sur, por este paso obligado de comunicación entre Ibatín y el Río de la Plata. En una oportunidad una carreta que llevaba una carga desconocida quedó inmovilizada, lo que hizo que las personas que manejaban bajen la carga para empujar la carreta. Acto seguido volvieron a cargarla con la intención de seguir viaje, pero no se movió. Este operación se repitió varias veces. Hasta que descubrieron que uno de los bultos contenía la imagen de la Virgen de la Candelaria. (Fuente: María Elena Campos, vecina)

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