
KIDMAN. Es “Tallo”, por su figura. ARCHIVO LA GACETA

Nadie se salva de la imposición de apoyos. Ni siquiera los (y las) que están muy cerca de las estrellas. Tanto en Hollywood como en la colonia artística argentina, la envidia y la admiración hacia quienes venden sueños dorados desembocan en motes que pueden dibujar una amplia sonrisa o provocar una ira irrefrenable.
Drew Barrymore (“Los Angeles de Charlie”) es “Daisy” (Margarita, su flor favorita) para los amigos. Liz Hurley llama “El mono” a Hugh Grant y Jodie Foster es, para su familia, “Pequeña tirana”.
Mel Gibson (“Mad max”) es “Gibbo” entre sus amigos australianos y Nicole Kidman tiene por mote familiar “Stalsky” (tallo), por su esbelta y larga figura.
Sharon Stone (“Bajos instintos”) es admiradora de Joan Crawford, por eso su marido la llama “Joan”. Además, se ganó el apodo de “Charito Piedra” cuando rodó en España “Sangre y arena”. Al Pacino (“El padrino”) ya tenía sobrenombre en el barrio: “El actor”.
Kate Winslet (“Titanic”) tuvo que soportar que la llamaran “Bubbler” (ballena) en el colegio, por estar gorda. Y a su compañero en la película sobre el trasatlántico que se hundió, Leonardo Di Caprio, sus amigos le dicen “Noodle” (bobo).
“El cuerpo”
Arnold Schwarzenegger (“Terminator”) se hizo llamar “Arnold strong” (Arnold fuerte) en sus inicios, buscando facilitar a los norteamericanos la pronunciación de su nombre. Demi Moore (“Striptease”) se ganó el sobrenombre de “Miss dame más” por su tozudez para conseguir una paga cada vez más alta. A Denzel Washington lo denominan “El Clark Gable negro” y Raquel Welch se ganó el apelativo “El cuerpo”.
A Naomi Campbell la llaman “La Brigitte Bardot negra” y “La Nefertiti del siglo XX” y Sylvester Stallone (“Rambo”) fue en sus inicios “El potro italiano”.
Alicia Silverstone (“Batman”) tuvo que aguantar que la llamaran “Fat girl” (chica gorda) y “Butt girl” (chica mantequilla), por sus kilos de más. Jack Nicholson (“El resplandor”) se autocalifica en privado como “El señor Diablo”.

Una peste
Johnny Depp (“Piratas del Caribe”), según dicen, se registra en moteles como “Stench” (peste) y Madonna fue -y sigue siendo- “La ambición rubia”. Mickey Rourke (“El luchador”), por decir siempre lo que piensa de los demás, es conocido en Hollywood como “Mickey, el bocazas”. En su casa llaman “Pastelito dulce” a Ashley Judd. Y en el ambiente le dicen “La magnolia de acero”.
El apodo de Robert De Niro (“Casino”) es “Bobby milk” (Bobby leche), por su rostro pálido y a Sandra Bullock (“Miss Simpatía”) le pusieron “Redblood” (Sangre roja), porque es una mujer muy temperamental.
Vedettes argentinas
En la Argentina, y en el marco de la permanente guerra entre las vedettes, Carmen Barbieri bautizó a Moria Casán como “Patoruzú”. De inmediato, recibió la réplica de la morocha, quien le dijo “cara de pato” y “cuerpo de lavarropas”. La Casán recibió también una dura estocada de Silvia Suller, que la tildó de “travesti” y de “cara de caballo”.
Las que no la quieren a Florencia de la V la llaman “Carlos”, el nombre que figura en su DNI. Y las enemigas de la bailarina Laura Fidalgo la denominan “la caballa”.








