A los adolescentes les cuesta la inserción en grupos nuevos

Punto de vista. Por Ana Kristal de Lischinsky - Jefa del Departamento de Orientación Educativa de la Escuela Sarmiento.

13 Marzo 2009
La repitencia es un serio problema desde el punto de vista educativo. Hay una policausalidad en ella. Tiene características diferenciadas de acuerdo a los niveles del sistema en que se produce, la institución escolar, el contexto socio económico y cultural de donde proviene el alumno o alumna. Las generalizaciones no solucionan los problemas. Cuando nos referimos al niño, tiene que ver no sólo con lo que sucede en el interior de cada escuela sino fundamentalmente con lo que "trae": su historia familiar, su contexto sociocultural, la dinámica afectiva de su grupo familiar, el apoyo que recibe en cuanto a contención, generación de hábitos, importancia de la escuela para el grupo familiar. Todo ello determina el tipo de dedicación y seguimiento de las necesidades escolares del niño. La relación con "la o las maestras" es muy importante. Va a depender de ese primer vínculo, su relación con "el aprender". En el caso del adolescente, si bien entran a jugar también la serie de causas citadas, es de mayor gravedad para su autoestima. Les cuesta la inserción en otro grupo. Se distancia cronológicamente de los alumnos de su edad y comienza la estigmatización más notoria del alumno "repitente". Esto tiene su base en la generación de hábitos, la importancia de los saberes escolares que posee el contexto de donde el joven proviene, la concientización de la cultura del esfuerzo y no del "azar" o "la suerte". Se escucha constantemente que no dedicó el tiempo necesario al estudio de determinada materia, por ello no aprobó. Son los menos los que tienen serios problemas para aprender. La generalidad tiene que ver con la inmadurez de fomentar la cultura del "placer" y pensar que lo que es "displacentero" lo dejó de lado. El alumno repitente necesita una atención especial para detectar cuáles son sus verdaderas dificultades y orientarlo hacia el logro de resultados satisfactorios porque  el paso siguiente luego de reiteradas repeticiones es el abandono del sistema y, por lo tanto, su marginación social con todo lo que ello significa. La escuela debe construir herramientas institucionales de inclusión escolar junto a la familia, pero si la familia no se compromete, la escuela sola no puede, salvo en casos excepcionales donde la escuela es lugar de contención y protección para ese niño u adolescente.
"De lo que se trata es de acoger a aquel que llega como un sujeto que está inscripto en una historia pero que, al mismo tiempo, representa la promesa de una superación radical de esa historia" (Meireien P. "Frankestein educador".Citado en revista Novedades Educativas)

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