Entre la pedagogía y la presión política

Una vez más, un grupo de padres pudo imponer cambios en la agenda educativa de la Provincia. La coyuntura ganó la pulseada. Por Nora Lía Jabif - Editora de Educación y Cultura.

13 Marzo 2009

Como ya ocurrió en gestiones de Gobierno anteriores, la presión de padres de alumnos nucleados en una asociación hizo que una funcionaria diera marcha atrás en sus posturas iniciales. Los mismos padres que durante la gobernación de Julio Miranda vencieron en la pulseada por la "secundarización" del 7º año, ahora lograron que la ministra Silvia Rojkés de Temkin autorice un turno especial para los repitentes. En un sentido, se dirá que no está mal que los adultos se involucren, en tiempos en que se reclama una mayor participación de la familia en la contención de sus hijos. No se recuerda, por ejemplo, ninguna presentación de los padres en la que se impulse la jornada extendida. Esta estrategia pedagógica ha resultado exitosa, tal como lo muestran las pruebas internacionales de evaluación, que indican que los mejores resultados se dan en los países en los que los chicos pasan 40 horas semanales (o más) en la escuela, tales como Finlandia, Irlanda, Japón, Corea, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. En Argentina, el horario semanal promedio es de 20 a 25 horas semanales. Por lo que se observa, esos reclamos siempre apuntan a atenuar el rigor del sistema educativo, y no a buscar una educación más calificada para los chicos.
De todos modos, para justificar por qué se retrotrajo en su decisión inicial de no habilitar otra mesa para quienes adeudan materias del 9º año, la ministra Silvia Rojkés argumentó que la convencieron las explicaciones de los padres, más una ronda con docentes.
Y no hay por qué no creerle: cuando muchos teóricos de la educación analizan cuáles son las variables del fracaso escolar, la repitencia es uno de los tres o cuatro indicadores centrales (otros son la desigual duración de los estudios; el abandono de la escuela en los tramos no obligatorios; el nivel de conocimientos alcanzado y las dificultades para encontrar empleo que encuentran los jóvenes). Y cuando ponen el ojo en la repitencia, se preguntan si esa modalidad es eficaz. En un análisis comparado sobre el tema que desarrolló Françoise Caillods, la experta en educación de la Unesco concluye que "el índice de repitencia no es una medida confiable en cuanto a resultados escolares". Pero las bibliotecas están divididas en ese punto, porque las respuestas dependen, entre otros factores, del medio sociocultural y económico del que se hable.
Las teorías más modernas indican que más eficaz que la repitencia es la promoción automática con apoyo escolar para aquel alumno que no haya cumplido con los contenidos curriculares. Claro que, de la teoría a la práctica hay un trecho.
Docentes consultados por LA GACETA coinciden en esta pregunta. ¿Cómo hacer un seguimiento personalizado a un alumno, en aulas que, como ocurre este año en Tucumán, concentran hasta 46 estudiantes? Los mismos docentes afirman que ese tipo de promoción "sería adecuado para otra realidad".
De hecho, la provincia de Tucumán participa de numerosos programas compensatorios, tanto nacionales como provinciales o mixtos, que arrojan buenos resultados. Pero no dejan de ser programas experimentales, que operan sobre grupos muy acotados. El escenario restante es el que muestra la evaluación educativa que hizo el año pasado la Provincia. Los resultados de esa prueba fueron tan pobres que el Gobierno se ocupó de no darlos a publicidad.
Es cierto que la crisis educativa en todo el mundo es tan profunda que hasta los países más desarrollados se fijan políticas públicas para enfrentar la cuestión.
Las variables son tan diversas que el diseño de políticas educativas, en el mundo, se ha convertido en una prueba permanente de ensayo y error, una delicada alquimia en la que no cabe la improvisación. Otro punto en común es, según el citado trabajo de Caillods, la baja en las exigencias académicas, en todo el mundo. Pero, se sabe: "mal de muchos, consuelo de tontos".

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