24 Diciembre 2008
Nada puede opacar a la estrella que brilla en el corazón de los “xeneizes”. Ni siquiera la derrota sufrida frente a Tigre. Boca es el campeón del Apertura y eso es lo único que les importa a sus hinchas, a los jugadores, al cuerpo técnico y a los dirigentes. El grito final en la cancha de Racing fue el desahogo después de una temporada llena de obstáculos. Perdió a Palermo, su goleador histórico por lesión; también a Paletta. Por problemas internos se quedó sin Caranta, su arquero titular; Riquelme, su estrella, no jugó la final; murió su presidente, Pedro Pompilio, en pleno campeonato. Demasiados golpes. Igual terminó de pie. Parece indestructible. Es el campeón.
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