A ve­ces son las fa­mi­lias las que fa­llan y de­vuel­ven al ni­ño

Hace falta más acompañamiento terapéutico, dice una magistrada.

La camarista Valls de Romano Norry. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI La camarista Valls de Romano Norry. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
02 Noviembre 2008

"Muchas veces es la familia la que no se adapta a la nueva relación y devuelve a los chicos durante la guarda con fines de adopción", sostiene la doctora Ester Valderrábano de Casas, jueza de Familia y Sucesiones de la V Nominación. "A veces da la impresión de que se ha encontrado a la familia ideal, pero la relación termina fracasando; de allí que sea tan importante un buen acompañamiento desde lo psicológico", señaló.
"Hemos tenido el caso de dos hermanitos, de ocho y seis años, que recibieron malos tratos por parte de la familia que los llevó. Según denuncias de vecinos, ni siquiera les daban de comer y los tenían en total abandono. La desgracia fue doble para uno de los chiquitos, que ya había sido abusado en su familia de origen. Finalmente los llevó una familia de Buenos Aires, que tiene otros dos hijos grandes. Están maravillosos. Luego el matrimonio tuvo una bebé biológica y se llevan muy bien", indicó la magistrada.
"Otro caso es el de una chiquita, de dos o tres años, que se la llevó un matrimonio con fines de adopción. Ellos ya tenían dos hijos biológicos cuando la entregamos. Todo iba muy bien hasta que la familia tuvo otro bebé. En algún momento, el bebé se le cayó a la nena y eso enojó mucho a los padres. Después no podían tolerar la presencia de la chiquita y la terminaron devolviendo. Creo que ese matrimonio no estaba preparado para tener una hija adoptiva, por eso nunca la pudo asumir. Luego la entregamos rápidamente a la nena porque era encantadora", contó la jueza.
"Incorporar un chico más grande es más problemático que un bebé. Pero también es cierto que a veces la familia no está preparada. La adopción es una institución maravillosa, pero no es para cualquiera, y con un chico grande, que viene con su historia, con más razón. Por suerte no son tantos los casos de fracaso", afirma.
"En ciertos casos se podría haber evitado el fracaso si las personas interesadas en adoptar hubieran tenido más asistencia psicológica", agrega la secretaria del mismo juzgado, Claudia López.
También se dan otras situaciones: "a veces uno tiene muchas esperanzas en una abuela, ella se los lleva y los tiene por un tiempo, pero la relación termina mal y los chicos vuelven al instituto. Cuando son chicos que egresaron y volvieron se alargan los tiempos y hay menos posibilidades de ser adoptados para ellos".
La ley dice que están en condiciones de ser adoptados los chicos que han sido abandonados durante un año. Los institutos están muy al tanto e informan a los defensores cuando se produce un cambio.

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