El Gauchito Gil y la Difunta Correa tienen cada vez más seguidores en Tucumán. Los santuarios donde se los venera, ubicados uno al lado del otro en avenida Roca al 1.800, reciben cada lunes la visita de miles de fieles, que depositan ofrendas, agradecen y hacen pedidos a estos santos paganos. Los promesantes le acercan al Gauchito, a quien consideran un amigo, muchas ofrendas: cigarrillos, copas de vino, velas, banderas, cuadernos y adornos de soldados sin cabeza. Le piden salud, trabajo, amor y seguridad en el viaje.
En el santuario de la Difunta, los seguidores dejan botellas de agua, leche, escarpines, zapatillas, pequeñas casas de madera, chapas patente de autos y motos, cartas, partes del cuerpo de muñecos y chupetes. Ella es la protectora de la salud, para los promesantes. También le piden que no falte trabajo y que les dé suerte. El culto al Gauchito y a la Difunta, que fueron popularmente santificados por su trágica muerte, tienen puntos de contacto con la devoción por los santos de la Iglesia Católica. La diferencia es que los santuarios están muchas veces al aire libre, no tienen templos oficialmente reconocidos y no integran una religión formal.