14 Abril 2008
TODOS LOS LUNES Walter Tejerina visita el santuario de la Difunta Correa , en avenida Roca al 1.800. Según relató, conoció el santuario original de la Difunta, en San Juan, en el sitio donde se cree que murió Deolinda Correa. Había viajado con otros amigos siguiendo a su equipo de fútbol. "Mi familia no estaba pasando por una buena situación económica, así que le pedí a la Difunta que nos ayudara a mi esposa y a mí a conseguir un buen trabajo", contó. "Lo curioso es que en menos de un año pude ampliar mi negocio y mi marido mejoró sus ingresos", contó con una sonrisa Gladys, la esposa de Walter.

AL LADO DE LA IMAGEN DEL GAUCHITO GIL Juan Agustín Sánchez dejó un cuaderno usado. "Rendí un final y aprobé. No lo puedo creer. Para agradecerle a este gauchito milagroso, le dejo el cuaderno que usé para estudiar", dijo el joven, que cursa Ingeniería industrial.

CIENTOS DE VELAS se encienden por las tardes de los lunes en los santuarios del Gauchito Gil y de la Difunta Correa. "Tengo un familiar enfermo y por eso vengo a pedirle ayuda a la Difunta", cuenta Rosa Vega. "Soy camionero y el Gauchito siempre me protege en los viajes que hago", detalla Luis Medina.

ENTRE LOS PROMESANTES que llegan a los santuarios no importa la edad, ni el sexo, ni la condición social. "Aquí vienen niños, jóvenes, adultos y grandes a traer una ofrenda y a pedir un deseo. Cada lunes se ve más gente", relató Raquel Rodríguez, seguidora del Gauchito Gil.

LAS CARTAS DE AGRADECIMIENTO se amontonan arriba de una vitrina donde se encuentra la imagen de la Difunta Correa. También los promesantes le llevan elementos con los que, según dijeron, pretenden ayudarla para que no siga sufriendo. "Ella dejó su casa; por eso mucha gente le trae casitas, para que no se sienta desprotegida. El agua nunca le falta, ya que murió de sed", remarca Liliana Vera.

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