Llegan a ser santificados luego de una trágica muerte

Las almas milagrosas se suman a los santos reconocidos por la Iglesia Católica.

POPULARIDAD. Los santuarios de la Difunta y del Gauchito están juntos.  LA GACETA / ANTONIO FERRONI  POPULARIDAD. Los santuarios de la Difunta y del Gauchito están juntos. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
14 Abril 2008
En su libro “Cuerpos resplandecientes”, la escritora María Rosa Lojo relata la historia de varios personajes que se transformaron en “santos populares” después de una muerte trágica. Según la autora, estas “almas milagrosas” no reemplazan a las reconocidas por la Iglesia Católica, sino que se suman a ellas. “Hay santos católicos muy populares, como San Cayetano, que continúa movilizando multitudes todos los años”, remarcó la autora.
Lojo opinó que, además de la devoción de los fieles, los dos tipos de santos comparten la manera en que los creyentes les rinden culto. “El esquema litúrgico y reverencial es el mismo. La única diferencia es que a los ‘santos paganos’ no se los venera en templos oficiales, sino que se erigen santuarios en los lugares donde encontraron la muerte y que muchas veces coinciden con el lugar de inhumación”, destacó. Generalmente los seguidores arman los santuarios al aire libre, al costado de los caminos. “Todo lo demás entre estos santos es parecido: un centro de peregrinación, las promesas que se realizan, los agradecimientos a las gracias concedidas, expresados luego en forma de exvotos de distinto tipo”, enumeró.
En diez cuentos cortos, la escritora, que es investigadora del Conicet, se ocupó de figuras conocidas en el ámbito nacional, tales como el Gauchito Gil, la Difunta Correa, Ceferino Namuncurá, el Cura Brochero, Gilda, Pancho Sierra y la Madre María. En una reciente entrevista que le realizó en diario “La Nación”, Lojo explicó: “los que se identifican especialmente con estos santos son los sufrientes. En un punto todos podemos identificarnos con ellos porque compartimos, en tanto humanos, las situaciones límites de la existencia, la impotencia ante la enfermedad y la muerte, los padecimientos que nos afectan a todos, cualquiera sea la clase social en la que hemos nacido”.

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