En los esperpénticos espejos de la memoria

Análisis. Por Roberto Espinosa - Redacción LA GACETA.

LOS VIEJOS. Una famosa pintura esperpéntica de Francisco de Goya. ARCHIVO LA GACETA LOS VIEJOS. Una famosa pintura esperpéntica de Francisco de Goya. ARCHIVO LA GACETA
25 Noviembre 2007
Se pintó los labios. Ensayó una sonrisa. Luego un guiño. Sacudió su melena poniendo en penumbra parte de su rostro. Repitió los movimientos intermitentemente e inclinó su cabeza hasta lograr la sensualidad deseada. Su esbelto cuerpo inventó diferentes poses. La armonía finalmente llegó. Se hallaba lista para iniciar las mil y treinta y seis noches. Scheherezade se ruborizó súbitamente al darse cuenta de que el rey Shahriyar había estado observando cómo ella se miraba con fruición en el espejo, mientras se embellecía. La dama escanció vino tinto para ambos y preguntó:
- ¿En qué piensas, amado mío?
- ¿A quién ves en el espejo cuando te miras, bella doncella?
- A mí misma, por supuesto. ¿Por qué me lo preguntas?
- ¿A ti misma o a la imagen que quieres ver de ti? ¿Piensas que los otros te ven como tú te ves en ese espejo?
- Creo que sí o, por lo menos, me gustaría que así fuera...
- Pero la que reflejas en el espejo, ¿es realmente tu imagen real o la soñada y deseada? ¿Es tu apariencia exterior o interior? ¿Están desdobladas o son una sola?
- No sé adónde quieres llegar, rey mío.
- Mientras te observaba, pensaba que la memoria podría ser una suerte de gran espejo, donde quedan grabados todos los actos de nuestra vida. No tendríamos, por cierto, identidad sin memoria. Aunque este espejo-memoria sería similar a las pinturas negras y esperpentos de un pintor español o a los espejos cóncavos del Callejón del Gato que un escritor gallego menciona en su pieza teatral "Luces de bohemia"...
- ¿Cómo son los espejos cóncavos?
- Son aquellos que deforman las imágenes hasta exacerbar el grotesco. De manera que puedes parecer gordo, alto, petiso, enano, con el rostro achatado o alargado... como de algún modo, son los seres humanos, con sus contradicciones y ridiculeces, con sus ángeles y monstruos interiores, que se manifiestan en los sueños y en la realidad. Pocas veces se muestran los monstruos que anidan adentro, pero estos se las ingenian para salir siempre.
- ¿Qué es la memoria?
- Un anciano escritor colombiano, nacido en Barranquilla, me dijo una vez: "La memoria es como un saco enorme con muchos bolsillos, donde uno va guardando papeles de todos los tamaños, piedritas, hojas, flores marchitas, cartas, dibujos... y cuando se mete la mano en ellos, se saca una u otra cosa y se comienza a recordar..." Pero también ponemos en esos bolsillos afectos, sonrisas, caricias, amores, desamores, risas, silencios, amaneceres, ocasos, tristezas, alegrías, todo lo que nos acontece en la vida.
- ¿Qué pasaría, oh rey, si no tuviéramos memoria o nos hiciéramos los distraídos intentando no recordar?
- El ser humano tiende a recordar los momentos amables que ha vivido y a olvidar o, como tú dices, a hacerse el distraído con aquellos que le han provocado dolor o culpas, o con los problemas irresueltos. Son las puertas abiertas del pasado. Ello ocurre no sólo a nivel individual, sino también colectivo. Habrás notado, dulce Scheherezade, que en ese "Jardín de la República" que aún nos sigue sorprendiendo por su rostro esperpéntico, hay historias que lejos de llegar a su fin, se repiten a lo largo de las décadas, como la alarmante contaminación del medio ambiente, las constantes transgresiones y violaciones a las leyes a causa del analfabetismo cívico...
- Es cierto, lo hemos comprobado con nuestros propios ojos.
- Hemos visto que los gobernantes de esa tierra se empeñan en destruir el pasado arquitectónico con la excusa del progreso como ha sucedido, por ejemplo, con la demolición parcial del ex Mercado de Abasto y de tantos otros edificios antiguos. No se enseña la historia de ese pueblo ni de los hombres que le dieron lustre... De modo que no se puede querer ni cuidar lo que no se conoce. Existen aún en esa comarca, moradores que niegan que hubo miles de desaparecidos durante la larga noche negra de los argentinos, o se tiende al olvidar los cientos de hechos de corrupción o de autoritarismo que se han cometido en los distintos reinados... De manera que cuando deben elegir nuevos representantes votan por el continuismo porque les brinda cierta seguridad o al menos peor, pero pocas veces apuestan a un cambio porque ello implica un riesgo. Dice el refrán que es mejor malo conocido que bueno por conocer.
- ¿En qué espejos se miran las personas y los pueblos?
- Si te miras en un solo espejo, en el que te ves o te imaginas siempre bella e impoluta, será una imagen irreal, de ficción, y mucho peor te irá en el camino de la vida si te la crees. Será como vivir en una gran mentira. Con muchos pueblos ocurre algo similar: se miran en el espejo, pero no se ven a sí mismos, miran sólo los defectos de los otros, pero no los propios. Esto es así porque les temen a la crítica y a la autocrítica, que son justamente el motor de un cambio, del crecimiento, la posibilidad de madurar, de progresar. Mientras se busque justificar siempre los errores cometidos, se vivirá en un eterno punto muerto y solamente cambiará la fachada...
- ¿Ese famoso "cambiar para que nada cambie"?
- Si eso ocurre, los problemas a solucionar siempre serán los mismos y la carga se hará más onerosa. Será como el castigo de los dioses griegos a Sísifo que, en el infierno, cuando estaba apunto de hacer cumbre con la enorme roca que empujaba por una empinada ladera, esta siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio. Una sociedad que ignora sus raíces culturales profundas, que no se mira a sí misma y se critica públicamente sin eufemismos, difícilmente pueda crecer o afianzarse en la madurez. En ese espejo-memoria yacen nuestra identidad y la verdad de quiénes somos. Sólo es cuestión de animarse a ver. Un pueblo sin memoria estará siempre perdido porque no podrá aprender de la experiencia pasada. Lo mismo sucede con los seres humanos que no se muestran como son, tierna Scheherezade.

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