Revuelve la casa en busca de unos anteojos que finalmente descubre colgando de su cuello. Esconde el dinero en lugares que lo enorgullecen de tan estratégicos, pero que sólo recuerda cuando los encuentra por casualidad. Rememora durante 364 días la fecha del cumpleaños de su mejor amigo, aunque se olvida completamente de saludarlo cuando llega el día tan mentado ¿Qué tan familiares le parecen estas situaciones? Si su respuesta oscila entre “demasiado“ y “no me acuerdo la pregunta”, muy probablemente su memoria esté clamando urgente socorro.
No se asuste: las fallas en la habilidad para recordar ciertas cosas son frecuentes entre los sujetos contemporáneos, cualquiera sea su edad y su género. A diferencia de lo que comúnmente se cree, el envejecimiento no es la única causa que contribuye a estos lapsus.
Para muestra, basta el testimonio de María Eugenia Alsina, una estudiante de Enfermería de 21 años, que se definió como la más despistada de las tucumanas. “En mi escuela, tenemos que comunicarnos con los profesores un día antes del examen. Todos saben que el plazo es hasta las 18, pero nunca me acuerdo y llamo a las 19. No sólo eso: debía rendir el último parcial el 23 de octubre ¡y me presenté el 25!”, contó, divertida, y añadió que otro de sus peores bloopers fue olvidarse del cumpleaños del único hermano que vive con ella, incluso estando en la fiesta. “Si hasta fui a comprar la torta. Recién me di cuenta cuando le estábamos cantando el `Cumpleaños Feliz`”, admitió.
El neurólogo Raúl Federico Pelli Noble comentó que, para establecer la gravedad del caso, lo primero que pregunta a sus pacientes es si pueden recordar luego aquello que olvidan. “Si lo hacen, entonces sufren un olvido benigno, que es aquel que no afecta a las actividades de la vida diaria”, explicó.
Según el médico, este tipo de fallas son muy habituales en el envejecimiento normal de la persona y responden a múltiples causas. Entre ellas, se destaca el estrés crónico, una enfermedad que produce un exceso de cortisol que daña al hipocampo. Esta estructura cerebral es fundamental para el correcto funcionamiento de la memoria, ya que está asociada con la adquisición de nueva información. “Si el estrés ha sido tan prolongado como para ocasionar la pérdida de las células nerviosas, la situación puede ser irreversible”, advirtió. El especialista agregó que el olvido benigno está muy relacionado con los desórdenes afectivos, como la ansiedad o la depresión. “Por eso, se aconseja aumentar la vida social y el esparcimiento para que, solucionado el desorden, se restablezca la memoria”, precisó.
Existe otro trastorno más grave: el deterioro cognitivo mínimo. “Este afecta las actividades de la persona durante su vida diaria, ya que no puede realizar las cosas que antes hacía con normalidad. Es, por ejemplo, cuando no se recuerda cómo preparar una comida que hizo durante toda la vida”, señaló.
El experto aclaró que las razones de estas fallas son distintas de las que genera un olvido benigno. “Puede ser traumatismo o infección en el cerebro, mal nutrición o trastorno de tiroides”, detalló.
Testimonios de despistados
- “El olvido que más desesperación me causó fue una vez que fui a hacer compras y me olvidé ahí las llaves ¡Cuando llegué a casa creí que me las habían robado y que cualquiera iba a entrar a robar! Por suerte, la cajera la había guardado”. (Ana López, 23 años)
- “Soy ‘reolvidadiza’. Me sucedieron cosas como ir a jugar al hockey en mi club, pero olvidarme el palo en mi casa” (Mariana Avila, 16 años)
- “Guardo la plata en lugares estrátegicos de mi casa, pero nunca recuerdo cuáles son. Cuando me vuelven a la mente, los billetes han desaparecido” (Valeria Romero)
- “Lo peor que me ocurrió fue olvidarme de buscar a mi novia a la salida del gimnasia. Esperó una hora” (Santiago Olea)