
Un análisis de
Juan Quintero, Redacción LA GACETA.
Como suelen ser los líderes, Bulacio y Romero eran, sobre todo, sencillos en su grandeza. De perfil bajo, como se dice. Así los conocí hace muchos años, cuando ellos, por entonces Las Voces del Surco, ganaron su primer pase a Buenos Aires en un concurso del programa radial Fogoncito Criollo. No puedo olvidarlo porque yo integraba el conjunto que perdió en la final. El joven y atlético Romero era el vocero, y el Gringo ese personaje que se destacaba por lo sereno, pensante, como el que está en todo momento organizando las notas del próximo arreglo musical. Hubo cambios en la formación, pero se mantuvo ese perfil de sencillez que se reforzó con el ingreso de Pérez y Sánchez. No es casual. Esa misma característica de los otros viejos, Coco Jerez y Paliza, y el siempre presente Coco Martos. Sencillos, como la forma de sus interpretaciones. Humildes y aquerenciados; tucumanos de los buenos. Ha sido un golpe fuerte, doloroso. Bulacio y Romero eran parte de la vida nacional, y así serán recordados. Los amigos Sánchez y Pérez tendrán que reponerse. Los necesitamos.