Recuerdos de su paso por la Corte

Recuerdos de su paso por la Corte

26 Junio 2007
Los inescrutables caminos de la vida le invitaron a ejercer la judicatura cuando la vastedad y profundidad de su pensamiento desbordaba los continentes de un Poder del Estado, aprehendiendo al Estado en su raíz y plenitud. Propiamente, Arturo Ponsati era un estadista con toga de magistrado. Esa cualidad, no frecuente y que se adueña de unos pocos, enriqueció notablemente el debate y la cultura judicial. En las cuestiones institucionales sus votos reflejaban al visionario que atisba más allá del perímetro estrecho del territorio de una causa judicial. Era la mirada de sabiduría penetrante impregnada del rayo de luz y de verdad, que trasciende la coyuntura del simple proceso individual.
Quizá por eso, a veces, no era comprendido o hasta parecía de arriesgado pensamiento. Su inclaudicable compromiso con el bien común, abrevado desde siempre en aguas maritainianas, nutría su discurso jurídico y sus decisiones como ministro de la Corte Suprema de la Provincia. Desconcertó a muchos cuando, como presidente, afloró en hombre de acción con tremenda pasión, la misma de su corazón político, puesta al servicio de una mejor Justicia. Y siempre con una proverbial humildad y sencillez, pedía y aceptaba consejos, reconocía sus límites, a la vez que mostraba su radical incapacidad para negar un servicio institucional o una ayuda personal.
Su carisma de maestro era inocultable, como colega en la Corte nunca dejé de aprender a su lado, nunca hacía sentir a nadie fuera de su comprensión, su compañía se buscaba y disfrutaba. Desde su inicio intuyó que su enfermedad era definitiva. Nos edificó con su entrega en el sufrimiento, y trabajó intensamente -como lo hacía cotidianamente- hasta que sus fuerzas le permitieron. Así llegó el día en que, después de tanta búsqueda con rigor intelectual y voluntad ardorosa, recibió al fin el abrazo de amor eterno de Aquel que es Justo, Bueno y Verdadero.

Dr. Alberto José Brito -
Vocal de la Corte Suprema deJusticia