Empresas vivas para que generen mano de obra

Empresas vivas para que generen mano de obra

Punto de vista por Alejandro Maglione, director ejecutivo- Fundación Ideapyme

09 Julio 2006
Las PyME ocupan un lugar prioritario en la mayor parte de los países del mundo. ¿Se trata de una moda? Sospecho que no. Es más, tengo la convicción de que se trata de la aceptación de una serie de evidencias a las que ya no se pueden cerrar los ojos. En un mundo donde la partitura que prima es la de la globalización y los que no ajusten sus instrumentos estarán condenados al ostracismo económico. Uno de los efectos no deseados que golpea con más fuerza es la desocupación. La brutal expulsión de mano de obra por parte de las grandes empresas, a las que el rápido acceso a la tecnología y a la innovación permanente -que no son malas en sí mismas- les permite bajar sus costos más y más.
¿Y quiénes absorben esa mano de obra que va quedando ociosa? Las PyME, que en todo el mundo son las que ocupan un promedio del 80% de la mano de obra, y en países como Italia producen el 75% de los bienes exportables.
Un estudio reciente muestra que para exportar un millón de dólares en el mundo, una PyME necesita 49 empleos -directos e indirectos- y una gran empresa menos de 29. Seguramente el porcentaje de utilidades puede que sea mayor en la última que la primera. Pero, ¿qué lugar ocupa la Responsabilidad Social de las Empresas?
En una reunión a la que asistí en Oklahoma se manejó un dato interesante que coincidió con los análisis del II Encuentro de Ideapyme: la utopía de bajar los impuestos a cerca de cero para las PyME que facturan por debajo de determinada suma mensual o anual es una realidad en muchos países de Europa. Allí prefieren empresas vivas dando mano de obra, aunque no paguen el 100% de los impuestos promedio de su economía, que asfixiarlas y así generar más beneficiarios del seguro de desempleo o bien de los planes Trabajar, tan bien conocidos en nuestro país. Ven como locura que lo que recauda el Estado por un lado, termine gastándolo por el otro. Si bien, esta recaudación termina siendo una trampa, porque desemboca en la conocida ecuación del 100% de nada, que como cualquier ama de casa sabe, es igual a NADA.
El beneficio de la existencia de estas empresas con bajísima presión fiscal es, también, el de manejar información afinada sobre a qué se dedican, cuánta mano de obra emplean y cuánto facturan. Hoy cualquier estadística al respecto en la Argentina es engañosa, porque es casi imposible que una PyME sobreviva si atiende el 100% de sus obligaciones fiscales. Buena parte de los países que tienen políticas PyME eficientes poseen dos interesantes aditamentos: 1) la política emerge de un organismo estatal, con rango ministerial. 2) Las PyME se nuclean en pocas y serias organizaciones intermedias, y desde allí mantienen una relación dinámica y productiva con el organismo del Estado. Si todo esto es sabido, ¿porqué es difícil ponerlo en práctica en el país?
No hay paz social posible sin índices de desempleo razonables. Tampoco hay política de seguridad que resulte eficiente, si no se ocupa rápidamente la mano de obra ociosa. No hay inserción mundial eficiente sin exportaciones de productos con alto valor agregado, sean industriales, agropecuarios o de servicios. No hay país posible sin una burguesía empresaria nacional en permanente crecimiento y trabajando con parámetros de eficiencia internacional.