
DELICADOS. Las figuras se realizan con vellón y telas suaves.

La mesa navideña ya no se arma sólo con vajilla heredada, manteles blancos y centros de mesa comprados a último momento. En muchos hogares, la Navidad empezó a vestirse distinto: con muñecos cosidos a mano, velas artesanales, aromas suaves y pequeños detalles únicos que cuentan historias.
Papá Noel de vellón, velitas con brillo para pedir deseos a la medianoche, jaboncitos pintados a mano o muñequitos de apego que pasan del árbol a la mesa y luego a la habitación de un bebé. Lo artesanal se cuela en la escena de las fiestas de fin de año para proponer una forma de celebrar más cálida.
“Empezamos con muñequitos de apego para nacimientos y bautismos, pero supimos adaptarnos”, dice Verónica Sánchez, del emprendimiento Corte y Confección, parada al lado de figuras de Papá Noel hechas íntegramente a mano.
“Están confeccionados con vellón, los ojitos son bordados, la ropa está cosida a mano y cada detalle está pensado con mucho amor”, explica.
Estos objetos no sólo decoran, sino que construyen clima. Se apoyan en una repisa, acompañan el centro de mesa o se ubican cerca del arbolito, integrándose a la rutina familiar. “La gente busca adornar su casa en esta época. Es una fecha que renueva el espíritu, donde pedimos salud y trabajo, y eso también se refleja en lo que elegimos para nuestro hogar”, reflexiona la emprendedora.
Algo similar ocurre con las velas artesanales, que en los últimos años ganaron un rol central en las celebraciones. Desde Deco Las Marías y Sofía Esencias Naturales, dos emprendimientos que trabajan de manera conjunta, destacan que las velitas navideñas se volvieron infaltables.
“Hay diseños con pinos, con brillitos para pedir deseos a las 12, otras para decorar la mesa y algunas pensadas específicamente para el momento de soplarlas”, cuenta María Sofía de Lillo.
Valor sensorial
Además del aspecto visual, aparece el valor sensorial. Velas aromatizadas con fragancias como café o chicle de limón, perfumes textiles y jaboncitos de tocador elaborados con crema de coco y avena completan una propuesta que invita a experimentar la Navidad con todos los sentidos.
“Se usan mucho en baños, antebaños o como pequeños regalos. Son detalles accesibles y la gente los elige porque puede llevar varios presentes sin gastar de más”, señala.
En un contexto económico complejo, lo artesanal también representa una forma de resistir y reinventarse. Para quienes producen, es trabajo; para quienes compran, es una manera de apoyar economías locales y, al mismo tiempo, llevar a casa algo distinto.
“Como todos los emprendedores, no hay que bajar los brazos”, dice Sánchez, con la convicción de quien encontró en el hacer manual una forma de salir adelante.






