ESPACIOS OCUPADOS. En la mayor parte de Campo Norte hay canchas de deporte y no todas tienen permiso o autorización para funcionar legalmente. LA GACETA / FOTO DE MATÍAS VIEITO
Cómo funcionan: el caso de una fundación a la que le cedieron una hectárea
Sebastián Ibarra abre el portón amarillo cada mañana para regar el césped de la cancha de fútbol. Revisa que todo esté en orden en el quincho y en los vestuarios, y luego se retira. Ese espacio que ahora disfrutan la Fundación de Veteranos de Villa Santillán y otros vecinos de la zona antes era un basural. ¿Cómo lograron que les cedieran el espacio en Campo Norte? Según cuenta, fue hace unos 10 años, cuando gestionaron permisos en la Municipalidad capitalina y armaron su propia cancha, ya que tenían equipos de fútbol pero nunca podían jugar de locales. Al poco tiempo, por medio de una ley sancionada en la Legislatura, les cedieron la fracción del terreno en el espacio verde.
Los mismos vecinos colaboraron para limpiar el lugar y de a poco fueron armando todo: pusieron los arcos, iluminación, armaron baños y vestuarios y un quincho. Colocaron una cerca (“sino nos roban todo”) y hasta compraron una máquina para cortar el césped.
“Los chicos antes jugaban en la calle, inseguros. Aquí vienen profesores y pueden entrenar tranquilos. A todos les pedimos una colaboración porque todo esto hay que mantenerlo y hacer inversiones en infraestructural porque la liga de fútbol te exige cosas. Lo último que hicimos fue un baño y un vestuario para mujeres, porque antes tenían que compartir chicos y chicas y no era lo adecuado”, detalla.
La hectárea donde tienen la cancha está rodeada por predios, también alambrados, que pertenecen a gremios de Smata, de Soem y de Uocra, según enumera. “Yo pienso que la gente está contenta porque ahora Campo Norte está más cuidado. Lamentablemente no todos los espacios se usan bajo un marco legal; eso habría que ajustar”, remarca.
A Sebastián le parece una buena idea que la provincia le ceda espacios verdes para el club Lince, especialmente porque en la parte de adentro de Campo Norte hay zonas olvidadas, inseguras y llenas de basura, remarca. “Un club como Lince seguramente va a recuperar el lugar, traerá mejoras y cuidados, y también convocará familias”, reflexionó.
Recuerdo: cómo iba a ser el parque
Raúl Pellegrini, ex concejal y ex legislador, recordó cómo fue el proyecto que planeaba convertir Campo Norte en un parque. Él fue autor de la ordenanza que convirtió el área en un espacio verde público, pensado para equilibrar la distribución de parques en la ciudad.
“San Miguel de Tucumán pedía a gritos (y sigue pidiendo) más espacios verdes. Hacían falta especialmente en la zona norte y en la zona sur. Por eso se piensa en Campo Norte y en el parque del Ex Provincial. Lamentablemente nunca se pudo concretar el parque de Campo Norte. Hoy es casi un baldío con algunos sectores destinados a canchas de fútbol. Hay sectores utilizados para torneos, pero la mayoría de la semana el espacio permanece cerrado y sin uso”, protestó.
El ex edil aclaró que el problema no es el Club Lince, sino la decisión de ceder un espacio público que debería ser de uso colectivo. “Hacer un parque es algo caro, que requiere una gran inversión. Pero se podría haber empezado con un proyecto y hacerlo en forma evolutiva. Pero no se hizo nada”, indicó.
La iniciativa presentada en la Municipalidad capitalina hace ya varios años proyectaba convertir los terrenos de Campo Norte en una zona parquizada. Se preveía caminería interna, calles, áreas con juegos infantiles, pistas de salud, un jardín botánico y hasta un anfiteatro.
Qué dice el club: el proyecto de Lince
La posible cesión de tierras de Campo Norte para el club de rugby Lince fue aplazada, pero se debatirá de nuevo y a fondo en la Legislatura. ¿Qué es lo que propone el club? Según manifestaron, buscan transformar parte del predio en un polo deportivo y social. La institución presentó un proyecto que contempla la construcción de canchas, vestuarios y espacios de integración comunitaria, en tierras actualmente sin uso. Desde el club aseguran que no se trata solo de crecer en infraestructura, sino de aportar al barrio una alternativa educativa y social basada en el deporte.
“Queremos replicar lo que venimos haciendo en nuestra sede central: acompañar a los chicos con deporte, disciplina y valores. Campo Norte es una oportunidad para llegar a más familias y demostrar que el club puede ser un lugar de contención”, explicó a LA GACETA Silvio Salmoiraghi, presidente del club.
Recordó que la propia historia de la institución también estuvo marcada por cesiones de terrenos. “Durante años nos entrenamos en predios prestados hasta que pudimos consolidar una sede. Hoy no tenemos la posibilidad de comprar tierra, pero sí de invertir en infraestructura para el barrio”, señaló.
El vicepresidente Mario Heredia remarcó además que el beneficio sería inmediato para los vecinos: “Contamos con un cuerpo de entrenadores, preparadores físicos y profesionales que trabajan en lo social y educativo. Brindamos apoyo escolar y talleres gratuitos. Todo eso también se trasladaría a Campo Norte”.
El proyecto incluye una cancha de hockey, dos de rugby, vestuarios, baños, cantina y cerramiento perimetral.
OPINIÓN 1
Comercialización del espacio verde
Lucía Lozano
LA GACETA
Las concesiones en los espacios verdes son siempre un tema polémico. Los que están a favor argumentan que pueden ser una herramienta para el desarrollo, para mejorar servicios y permitir que la gente pueda disfrutar de estos lugares. Quienes están en contra, aseguran que privatizan el espacio público, el cual debería ser accesible para todos.
“Me parece aberrante la historia que tenemos en Tucumán con las concesiones de los espacios verdes, la comercialización del espacio verde, desde las concesiones de bares hasta las que se hacen a determinados deportes, porque no es para todos los deportes. Hablemos de valores. Cinco hectáreas no son menos de cinco millones de dólares. ¿Por qué al rugby? ¿Por qué no a otros deportes? ¿Cuál es el criterio de discrecionalidad?”, analizó el arquitecto y urbanista Gerardo Isas.
También fue crítico con lo que ocurre en el parque 9 de Julio. “Debieran haber simples cantinas y no los bares que funcionan actualmente. Hay que remitirse a (Carlos) Thays. Pero eso es utópico. Lo público tiene mala prensa”, señaló, en referencia a que lo privado parece ser siempre lo mejor.
“La dejadez y la negligencia son el escenario propicio para la concesión. La excusa para la concesión a privados. Hay una gran avidez sobre lo público, es decir, lo gratuito”, sostuvo.
Para el arquitecto, el 9 de Julio no cumple su función esencial como espacio de descanso, de paseo, de contacto con la naturaleza. “La realidad es el parque particionado para disfrutar desde el auto”, opinó.
OPINIÓN 1
Una oportunidad estratégica en una zona vulnerable
Lucía Lozano
LA GACETA
“Hay que ser muy cuidadosos con la concesión de espacios en parques públicos. No se trata solo de sumar actividades, sino de garantizar que los parques sigan siendo espacios públicos inclusivos, accesibles y de calidad”, expresó María Paula Llomparte Frenzel, doctora en Ciencias Sociales y Arquitecta, profesora de Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU, UNT) e investigadora del Conicet.
Según la especialista, las concesiones pueden tener sentido si fortalecen el uso social, cultural y amplían beneficios ambientales del parque, pero siempre bajo reglas claras que prioricen el bien común.
Llomparte Frenzel asegura que se necesitan más espacios verdes públicos en San Miguel de Tucumán. “La ciudad presenta un déficit histórico: la mayor concentración de parques urbanos (más de 10 hectáreas) se localiza en la franja central, mientras que los sectores norte y sur, presentan una dotación insuficiente. Este desequilibrio territorial se traduce en desigualdad socio espacial: las zonas más vulnerables -que requieren con mayor urgencia parques y plazas que aporten áreas de recreación, suelos absorbentes, arbolado urbano, sombra y múltiples beneficios ambientales- son las que menos acceso tienen a espacios verdes de calidad”.
En este contexto, según la profesional, Campo Norte representa hoy una oportunidad estratégica. “Por su escala y localización, podría convertirse en un gran parque de escala metropolitana, un bosque urbano, capaz de articular corredores de biodiversidad, áreas recreativas y servicios ecosistémicos de gran alcance. Debemos recordar que, a diferencia de las plazas, los parques urbanos -por su dimensión- ofrecen múltiples beneficios: regulan el clima, almacenan carbono, filtran contaminantes del aire, mitigan riesgos de inundaciones, y mejoran la salud física y mental de la población, tal como lo reconoce la FAO de Naciones Unidas”, destacó. La arquitecta detalló que la pandemia puso en evidencia la necesidad de los espacios verdes de proximidad y también los parques metropolitanos concebidos bajo el concepto de bosque urbano, capaces de aportar múltiples beneficios ambientales y sociales.
Indicadores
“Incorporar un parque de la magnitud de Campo Norte permitiría mejorar los indicadores, garantizar justicia espacial y climática, fortalecer la resiliencia urbana. Si bien en las últimas décadas se ha incrementado el número de espacios verdes en la ciudad, este crecimiento resulta insuficiente en relación con el aumento de la población evidenciado en el último censo (2022)”, afirma.
“Desde el Laboratorio de Ambiente y Paisaje del Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (UNT), venimos trabajando en la incorporación de la noción de bosques urbanos e infraestructuras verdes como infraestructuras socioecológicas, es decir, sistemas que combinan funciones ambientales, culturales, sociales y de cuidado”, puntualizó.










