NUBARRONES. En consideración de los analistas políticos, la victoria del peronismo en la provincia de Buenos Aires genera un escenario de fuerte incertidumbre de cara a los comicios nacionales del 26 de octubre.
La elección de medio término en la provincia de Buenos Aires reflejó un marcado triunfo del peronismo, de la mano del gobernador, Axel Kicillof. En este contexto, el Gobierno nacional recibió un resultado sensible que puede resultar condicionante para su proyecto económico, sus ambiciones políticas y sus futuras aspiraciones electorales de octubre.
En relación al significado de la jornada democrática, el analista político Patricio Adorno planteó una lectura particular sobre el resultado electoral. A diferencia de quienes interpretan la votación como una suerte de “primaria nacional” de cara a octubre, Adorno remarcó que debe ser entendida como una elección local, con características similares a los comicios desarrollados en otras provincias donde los oficialismos lograron imponerse cómodamente y donde La Libertad Avanza (LLA) tuvo desempeños pobres. Según señaló, la elección bonaerense estuvo motorizada por los intendentes que buscaban garantizar gobernabilidad en sus territorios.
En ese sentido, Adorno advirtió que hubo un error estratégico del oficialismo nacional al nacionalizar la disputa bonaerense y convertirla en un plebiscito sobre el rumbo económico del gobierno. “Se veía venir una derrota ajustada, pero el margen fue mucho más amplio”, evaluó, y sostuvo que ese resultado agrava la debilidad de una gestión que aún no logra controlar la agenda política ni económica.
En diálogo con LA GACETA, el analista también reparó en las tensiones internas que genera la derrota en las filas libertarias. A su entender, la estrategia de apostar al “purismo ideológico” y confrontar con aliados debilitó al gobierno en su vínculo con otros actores del sistema político. En paralelo, destacó que la contundencia de la victoria posiciona al gobernador Kicillof como el gran ganador de la jornada, con capacidad real de disputar la conducción del Partido Justicialista nacional en el mediano plazo.
Sin embargo, Adorno matizó esa proyección al señalar que el dirigente bonaerense deberá evitar repetir la experiencia de Horacio Rodríguez Larreta, quien pasó de perfilarse como candidato inevitable a ser derrotado en una primaria. Además, mencionó a dos grandes perdedores: el esquema de armado territorial encabezado por Karina Milei y, en otro plano, Cristina Fernández de Kirchner, que ahora debe reconocer en Kicillof un liderazgo con mayor autonomía.
Pensando en el camino hacia octubre, Adorno pidió cautela en la lectura de los resultados: ni el peronismo debe confiarse en la euforia de la victoria, ni los libertarios caer en un desánimo excesivo. “Buenos Aires son en realidad 135 elecciones locales bajo diferentes paraguas, y esa dinámica no se traslada linealmente a la contienda nacional”, explicó. En ese punto, alertó que el clima político puede variar y que incluso una narrativa de victimización podría revitalizar al oficialismo libertario.
En síntesis, el licenciado en Ciencias Políticas y socio de la consultora política Meraki concluyó que la elección bonaerense proyecta sus efectos más en el estado de ánimo de la política y la sociedad que en una traslación mecánica hacia octubre. Para Adorno, la enseñanza principal es clara: la contienda provincial no debe confundirse con una primaria nacional, y la prudencia debe guiar a todos los actores en la interpretación de los resultados.
El impacto del escándalo
Para el analista político Carlos Germano el mapa electoral mostró un escenario diametralmente diferente a lo que se preveía semanas atrás. El consultor indicó que antes del escándalo de los audios de Diego Spagnuolo se proyectaba un triunfo de LLA en siete secciones y solo una favorable al peronismo. Sin embargo, el resultado final fue opuesto: Fuerza Patria se impuso en seis de las ocho secciones, incluidas áreas tradicionalmente adversas con un fuerte perfil agrícola-ganadero.
Para Germano, el gobierno nacional pagó un alto costo por la falta de explicaciones sobre el caso de las pensiones por discapacidad, que golpeó de lleno en el núcleo íntimo del oficialismo. La estrategia de reducir la polémica a “una operación de inteligencia” resultó insuficiente. “La sociedad interpretó que era muy factible que existieran hechos de corrupción en un tema de sensibilidad absoluta”, advirtió, al señalar que la parálisis oficial en esos días terminó repercutiendo directamente en las urnas.
El analista también resaltó una constante en el desempeño electoral libertario: la dificultad para superar su núcleo duro de 30 puntos. Recordó que, salvo en Chaco en alianza con la UCR, LLA nunca logró romper esa barrera. “En Buenos Aires, incluso sumando al PRO, se mantienen en la misma línea, apenas en torno al 33%”, explicó, lo que evidencia problemas para construir mayorías amplias. Esa limitación, sumada a la pérdida del control de la agenda pública en manos del Congreso, debilitó al oficialismo en plena campaña.
Otro aspecto central, según Germano, fue la desconexión con las prioridades de los bonaerenses. La inseguridad, primera preocupación en la provincia, quedó relegada por el escándalo de la discapacidad y por el impacto del dólar, que en los últimos diez días de campaña se convirtió en un actor decisivo en la agenda nacional. Esto, sumado a la incertidumbre económica inmediata —inflación, riesgo país y tipo de cambio—, dejó al gobierno atrapado en un escenario adverso y altamente inestable.
En paralelo, Germano subrayó que el peronismo, a pesar de estar atravesado por divisiones internas, logró mostrar profesionalismo político. “Hicieron todo para sostener una lista de unidad, pese a que Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner y Sergio Massa no coincidían con la decisión de Kicillof de desdoblar las elecciones”, señaló.
En contraposición, el armado libertario mostró, a juicio del analista, un “amateurismo peligroso”. Con las decisiones concentradas en Karina Milei y los primos Eduardo y Martín Menem, sin apertura hacia otros sectores, el oficialismo cerró listas con un sesgo endogámico que terminó potenciando sus internas. “Creyeron que el triunfo en la Ciudad de Buenos Aires podía replicarse en todo el país, sin atender a la diversidad federal”, concluyó Germano, y advirtió que esa lectura errónea abre un escenario de fuerte incertidumbre política y económica de cara a octubre.









