La condena a Cerisola: mezcla de sensaciones agridulces para la UNT

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Que la condena a Juan Alberto Cerisola haya sido la mitad de lo que pedía la fiscalía y que el monto a resarcir sea infinitamente inferior al daño que se ha causado a la Universidad Nacional de Tucumán va a dar que hablar. Para muchos va a ser un mazazo y así lo hicieron saber afuera del Tribunal Oral Federal los gremialistas de Adiunt y las organizaciones ambientalistas que protestaban contra la megaminería. También el abogado Oscar López, denunciante del caso junto al ya fallecido Ramón Eudal. López estuvo en la sala de audiencias y lamentó temprano que hubiera poca gente para asistir al fallo histórico en la mayor causa por presunta corrupción en Tucumán. “Parece que la corrupción no le interesa a la gente”, dijo, y añadió que ya antes de la sentencia le parecía poco que se hayan pedido seis años de prisión contra Cerisola.

El ex rector del período 2006-2014 estaba acusado por fraude a la administración pública en perjuicio de la Universidad, por sobreprecios en 13 obras realizadas entre 2006 y 2009 con fondos provenientes de utilidades de YMAD; de haber cambiado por resolución la forma de hacer los trabajos mediante un régimen especial en vez de la Ley de Obras Públicas; y de haber renunciado con un acta de 2008 a la percepción de beneficios de YMAD para la Universidad. Por ley 14.771, de las ganancias líquidas efectuadas por YMAD le correspondían un 40% a la UNT para terminar la ciudad universitaria. Cerisola hizo hacer un plan de obras para hacer la “Ciudad universitaria Siglo XXI”, que no era el proyecto original, y a partir del acta de 2008 comenzó a repartirse el 20% para las otras universidades y el 20% quedó para la UNT, de libre disponibilidad.

El daño, según los fiscales, fue enorme. Estimaron que hasta 2010 la UNT dejó de percibir $ 6.400 millones a cifras de hoy. Y que en total hubo un perjuicio de unos $ 53.400 millones. No está calculado claramente el monto de lo que llegó y debió destinarse a la ciudad universitaria. Hubo ingreso de gran cantidad de dinero de la producción de Minera Alumbrera entre 2003 y 2014, fundamentalmente.

Cerisola fue acusado por irregularidades con el manejo de $353 millones (unos 85 millones de dólares de entonces). En 2014 el ex representante de la UNT en YMAD Florencio Aceñolaza (ya fallecido) dijo que la Universidad había dejado de percibir $ 500 millones (unos U$S 110 millones) que habían ido a las otras universidades. Además, no se sabe cómo se utilizaron los otros U$S 110 millones que sí ingresaron a la UNT desde 2008 hasta 2014.

Magnitud del perjuicio

En su alegato los fiscales pidieron resarcimientos varias veces millonarios, por lo que los 36,9 millones dictaminados por el tribunal suenan a poco, comparado con la magnitud del perjuicio que se estima en la casa de altos estudios. Por ello hay una sensación agria con el fallo. Además hay que esperar a que se den a conocer los fundamentos de la sentencia, para saber claramente cómo se establecieron las condenas.

Pero también hay una mezcla de sensaciones. Una positiva es que al cabo de 15 años se ha podido hacer una investigación compleja, llena de idas y vueltas, con una infraestructura judicial siempre precaria. Esas son las cartas con las que actuaron los fiscales, según dijo Pablo Camuña, representante del Ministerio Público, que debió admitir que con las pericias se había diluido la acusación contra el ex subsecretario administrativo Luis Sacca, que resultó absuelto.

Ahora bien, hubo condena a Cerisola y esto también es agridulce, porque es evidente que el juicio se hizo a duras penas. El tribunal no tiene titulares, todos son subrogantes; hay carencia de jueces, de fiscales y de infraestructura. ¿Cuánto tiempo demorarán los procesos que faltan? Hay que ver qué pasó con la veintena de empresarios que hicieron estas obras, por ejemplo.

Para la UNT también hay una sensación agridulce. Todo este proceso la ha obligado a tratar de resolver los problemas derivados de la recepción del dinero de la minería; a tratar de volver a la percepción del 40% y a a la Ciudad Universitaria, así como tratar de resolver qué hacer con la ley que la obliga a hacer la obra en el cerro San Javier.

Pero también este fallo ha sido un mazazo, porque muestra que la institución ha sido frágil frente a las maniobras y que no ha sabido establecer adecuados sistemas de control.

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