La brecha entre la macro y la micro: por qué la economía de la calle no siente la estabilidad del Gobierno

La expansión de la actividad es lenta, en un escenario de alta volatilidad en las tasas. El crédito se encarece. El “Riesgo Electoral”.

¿Por qué cada vez es más notoria la brecha entre los logros macroeconómicos y una microeconomía que todavía no siente los efectos del derrame? La actividad económica viene a los tumbos. La aspiradora de pesos y la escasez de dólares repercute en todos los sectores, mientras que las elevadas tasas tratan de mantener a raya al tipo de cambio, aunque sigue enfriando la economía. La mayor estabilidad que le siguió a la salida del cepo no alcanzó para anclar un repunte claro. El ciclo de crecimiento ha sido errático y con sesgos sectoriales: la intermediación financiera y el comercio fueron el sector que más traccionaron la actividad (+28,7% y +11,5% interanual), describe GMA Capital. Pensando en los próximos datos, la volatilidad de tasas vivida desde mediados de julio probablemente tenga un impacto en la actividad, teniendo en cuenta cuáles fueron los sectores más dinámicos. Aún así, la economía de la calle no siente la recuperación.

¿Cómo podría cerrar el año? El consenso de mercado proyecta en promedio un 5% de crecimiento para 2025. Para alcanzarlo, la economía debería encadenar ahora más de un 0,6% mensual en promedio durante los próximos cinco meses. Los datos preliminares indican que el camino luce difícil, puntualiza el economista Nery Persichini. Según GMA, el sesgo contractivo en el mercado de pesos y el foco en llegar a octubre manteniendo un tipo de cambio estable transfirió la volatilidad hacia las tasas, impactando en el mercado del crédito. “Si bien el costo de los créditos personales se mantuvo en torno al 70% (Tasa Nominal Anual -TNA-), los adelantos en cuenta corriente para empresas pasaron de un promedio de 36% en junio, a tocar un máximo de 93% el pasado lunes”, acota Persichini.

La brecha entre la macro y la micro: por qué la economía de la calle no siente la estabilidad del Gobierno

Al Riesgo País se le sumó el “Riesgo Electoral”, con enfrentamientos parlamentarios con la oposición. A ese escenario, el presidente, Javier Milei, le adosó otro: “el Riesgo Kuka”, de cara a las elecciones en la provincia de Buenos Aires, la antesala a la del 26 de octubre y que puede definir posicionamientos en todo el territorio nacional. A dos semanas de la elección bonaerense, la actividad legislativa ganó intensidad. En la Cámara de Diputados, la oposición logró revertir el veto al proyecto de Discapacidad, con un costo estimado de 0,4% del PBI, aunque aún resta la insistencia del Senado. En paralelo, se aprobó la coparticipación automática de los Aportes al Tesoro Nacional (que todavía puede enfrentar un veto presidencial) y quedó pendiente el debate sobre la distribución de combustibles líquidos.

Por su parte, la Cámara Alta también estuvo activa, convirtiendo en ley dos proyectos con importante impacto social: el financiamiento universitario y la emergencia pediátrica. Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, esta última medida implicaría un costo anual acotado (cercano a $ 133.000 millones). El punto a seguir de cerca será si el Poder Ejecutivo decide vetarlas, pese a que ambas obtuvieron un respaldo mayoritario.

Sin embargo, no todo fueron tropiezos para el oficialismo, indica GMA. El gobierno logró sostener el veto al proyecto de jubilaciones, la iniciativa de mayor peso fiscal, con un costo proyectado de 0,3% del PBI en 2025 y de 0,8% en 2026. Es la segunda vez que el Presidente logra bloquear un cambio en este frente, lo que refleja una línea clara en un terreno tan sensible como el previsional. Con todo, el desafío pendiente parece claro: encarar una reforma previsional que garantice la sostenibilidad de largo plazo. El FMI proyecta que el debate recién se daría hacia fines de 2026, pero el costo político de postergar la discusión podría escalar en el camino.

Volatilidad

Frente a este escenario, la volatilidad sigue latente en los mercados. Según GMA, el horizonte de vencimientos añade otra capa de tensión. En 2026, las obligaciones rondan los U$S 20.000 millones, mientras que antes de fin de este año resta cubrir otros U$S 1.000 millones con privados. Si bien el Tesoro dispone de alrededor de U$S 2.000 millones, la capacidad de cumplir sin recurrir a las reservas internacionales depende de que el Riesgo País -hoy por encima de los 700 puntos- logre bajar.

La pregunta, entonces, es qué se necesita para que los bonos argentinos vuelvan a niveles más cercanos a los de la región, en torno a los 350 puntos básicos de Riesgo País. Según los analistas de GMA Capital, un buen desempeño electoral del oficialismo podría ser un primer paso, pero no alcanza por sí solo. La clave de fondo sigue siendo avanzar en reformas estructurales, ordenar el esquema monetario y dar señales claras en el plano cambiario. En este último frente, tanto el mercado como el FMI coinciden en un punto: la acumulación de reservas sigue siendo la prioridad. “Sin este colchón, cualquier intento de sostenibilidad queda a mitad de camino”, consideran.

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