Estar cansado no siempre se soluciona durmiendo más horas o tomando días libres. Un estudio reciente de la Universidad de Stanford reveló que la energía no se recarga únicamente con descanso físico, sino con la calidad de las experiencias que vivimos día a día.
El informe centrado en los hábitos que impactan en el bienestar emocional y cognitivo demostró que muchas personas siguen agotadas incluso tras una buena noche de sueño. Esto se debe a que el cansancio más común actualmente es el agotamiento cognitivo-emocional provocado por la sobreexigencia, la multitarea constante y la falta de desconexión real.
Lejos de soluciones inalcanzables, el estudio propone una serie de prácticas simples que pueden tener el mismo efecto restaurador que un fin de semana de vacaciones. Los investigadores destacan que los "microdescansos conscientes" y las experiencias cotidianas con carga emocional positiva son tan efectivas como viajar, sobre todo si ese viaje incluye estrés o expectativas altas.
Cinco estrategias se destacan entre las más eficaces para estar descansados:
Microdescansos conscientes: hacer pausas breves de cinco minutos cada hora y media para cerrar los ojos, respirar profundo o simplemente dejar de hacer.
Contacto con la naturaleza: salir al aire libre al menos diez minutos por día mejora la oxigenación y equilibra el sistema nervioso.
Desconexión digital: alejarse de pantallas y silenciar notificaciones durante tramos cortos ayuda a liberar espacio mental.
Escribir sin filtro: volcar pensamientos y emociones en papel reduce la carga emocional y ordena las ideas.
Actividades que entusiasman: cocinar, bailar, pintar o leer por placer activa zonas cerebrales relacionadas con el bienestar, incluso si se hace por pocos minutos.
El equipo de Stanford resalta que no se trata de hacer grandes cambios en la rutina, sino de incorporar momentos donde el cerebro pueda "bajar la guardia". Estos espacios de pausa permiten que la mente se desconecte del modo resolución constante y reconecte con lo que realmente la recarga: la emoción positiva, la presencia plena y el sentido personal.
Ante un contexto en el que la productividad se prioriza sobre el descanso real, estas prácticas pueden ser una herramienta accesible para jóvenes y adultos que sienten que el cansancio no se va, aun durmiendo o tomando vacaciones.