10 Febrero 2024
Esta historia de héroes, lucha y victoria podría superar a grandes libros de ficción, pero es verídica y otro capítulo más de la vida del general José de San Martín que lo llena de grandeza, a la vez que deja al descubierto que una de sus mejores armas en la batalla fue su extraordinaria mente.
La Batalla de Chacabuco fue una contienda decisiva para la independencia de Chile en la cual combatieron el Ejército de los Andes, formado por tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata y chilenas exiliadas en Mendoza, y el Ejército Realista. Lo que no todos saben es que Tucumán también tuvo pequeñas aportaciones en esta parte de la historia sudamericana.
¿Qué pasó el 12 de febrero de 1817? “Anticipándome para ubicarnos en la situación, hay que retroceder un poquito antes hacia la estancia de San Martín en nuestra provincia, al frente del ejército y en las charlas con el general Manuel Belgrano”, cuenta el historiador e investigador, Miguel Galván en declaraciones a LA GACETA.
“En esas conversaciones él se anotició sobre las dificultades seguir insistiendo por el norte, por el Alto Perú. Después de estas conversaciones, San Martín, que ya tenía decidido un plan cambió su idea y así lo reveló en una carta a Nicolás Rodríguez Peña en el año 1814”.
“Ya le he dicho a Ud. mi secreto. Un ejército pequeño y bien disciplinado en Mendoza para pasar a Chile y acabar allí con los godos, apoyando un gobierno de amigos sólido para acabar también con los anarquistas que reinan”, se lee en este documento histórico.
“Cuatro meses después de esta carta, San Martín solicitó el cargo de Gobernador Intendente de Cuyo, jurisdicción que comprendía las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis y en dos años preparó un ejército como quien dice pequeño, pero para la época 4500 soldados para cruzar los Andes no era poca cosa”, agrega el experto.
Una curiosidad en esta lucha de la que pocos hablan es que una columna de 200 militares partió desde Tucumán al mando del coronel Francisco Zelada. “Casi ningún historiador lo dice”, asegura Galván.
“Tiene muchas particularidades esta historia que es tremenda”, sigue su relato el investigador y remarca que “en el cruce de los Andes el genio San Martín dividió las fuerzas del enemigo al engañarlo y luego separó adecuadamente el paso central por dos zonas: Uspallata y Los Patos, las dos columnas principales”.
“Por lo tanto, no es que Casimiro Marcó del Pont y los españoles no estaban avisados que se preparaba una fuerza para cruzar la cordillera. Nada más que fueron engañados por nuestro general para dividir su fuerza a lo largo de toda la cordillera. Entonces, los debilitaron por estos pasos principales”, refiere Galván.
Y añade: “Además, San Martín apeló a otro grande como José Antonio Álvarez Condarco, quien con una inteligencia asombrosa marcó geográficamente todos los accidentes del plan por dónde después pasaron las principales fuerzas”.
“Es increíble para la época poder hacer una sincronización tan precisa para que el Ejército Patrio esté comunicado a través de los chasquis y de la información que tenía San Martín. Pero además, hay una innovación muy importante que hace el general en el desarrollo de la batalla, porque la fuerza que comandaba Bernardo O'Higgins comete un error”- puntualiza el historiador- “se apresura por las ganas que tenía de entrar en combate y no le da tiempo a que se arme la fuerza de Soler, que era el grueso del Ejército”.
El investigador, también detalla: “Bajo ese inicio de combate, por las colinas y algunas estribaciones en Chacabuco, corre el riesgo de una derrota por ese apresuramiento de las fuerzas chilenas. Entonces, ¿qué hace San Martín? Va al frente del regimiento y ataca a sable contra las fuerzas principales. Ataca con granaderos y hace un desbande de sableados”.
“Así, salva hasta que llegan las fuerzas principales y logran casi un triunfo absoluto, que era su idea original. En una sola batalla terminar con las fuerzas realistas que eran dueñas de la Capitanía de Santiago y particularmente de Concepción”, reseña Galván.
Para luego narrar. “Los resultados fueron contundentes: 700 muertos de la parte realista, 800 prisioneros, más todas las armas, la artillería, los bagajes, con poca pérdida de los propios. Es decir, un triunfo que abrió las puertas a la reconquista, porque en Chile el gobierno patrio, dirigido por Oscar Herrera, había gobernado, independizó en 1810 o 1811 y fueron derrotados en Rancagua. Así pasaron todas las fuerzas chilenas a la parte de Mendoza”.
Finalmente, el historiador asegura que si él tuviera que titular esta epopeya la llamaría “la batalla decisiva librada por el general San Martín, contra las fuerzas de los godos’, como él les llamaba”.
“Esto abrió la independencia de Chile para después de muchas vicisitudes, pasar a la campaña final de tomar Lima. Es decir, es una batalla determinante para la suerte de América del Sur y su independencia”, cerró Galván.
(Producción periodística: Ariane Armas)
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