Mikilo - El cómic donde los mitos se resignifican

14 Mar 2020

Si saben escuchar con atención, podrán encontrar las voces que hablan de los mitos en cada pueblo. Sumergirse en lo más hondo en ese espacio que divide lo que conocemos como realidad del mito, y si van más allá, podrán darse de lleno con alguno de esos seres mágicos. Un poco viajero, más artista y todavía más observador, Rafael Curci supo investigar y aprovechar al máximo estos mitos para resignificarlos al crear su propio microcosmos en el que las leyendas toman vida y pueden ser peligrosas. Es allí donde viven Mikilo y su hermano Adolfo Sosa.

Las aventuras de Mikilo se convirtieron rápidamente en una obra de culto del cómic independiente y el protagonista fue rebautizado por algunos de sus fanáticos como “El Hellboy argentino”, un apelativo cariñoso con el que destacaban la calidad del cómic. A pesar de todo, existía una gran contra: Conseguir todos los números era una tarea prácticamente imposible.

 El año pasado salió el primero de dos integrales de la mano de la editorial Comic.ar, recientemente anunciaron el segundo, cosa que sin dudas es una excelente oportunidad para sumergirse en este micro cosmos que creó Curci junto a otros artistas como Tomás Coggiola, Marcelo Basile y Sergio Ibáñez  



Se dice que Mikilo es el Hellboy argentino. ¿Cómo nace el personaje y cuáles fueron tus influencias a la hora de crearlo?

Mikilo salió al rodeo a fines de la década del 90 y creo que de alguna manera resume un poco todo lo que había hecho, experimentado y leído hasta ese momento. Siempre me apasionaron los mitos y las leyendas, el imaginario de los pueblos antiguos, sus distintas cosmogonías, sus creencias y tradiciones es algo que se debe preservar, mantener, y por qué no, comunicar, expandir y divulgar. Mikilo los recrea en el lenguaje del comic y los echa de vuelta al rodeo, los trae al presente y los pone en contacto también con nuevas generaciones de lectores. Por otro lado, siempre se habla del parentesco que existe entre Mikilo y Hellboy y para ser justos, tendríamos que señalar también las diferencias que los distancian. Mikilo no persigue, no caza ni mata a ninguno de sus pares o semejantes. Como mucho se agarra a las trompadas, pero por lo general trata de mediar con ellos, usa más la cabeza que los puños, me parece. 

 

   La relación entre Mikilo y su hermano, Adolfo Sosa tiene un dramatismo bastante importante. Además, en una entrevista dijiste que te gusta mucho Oesteheld, un guionista que le daba mucho peso a las personalidades de sus personajes. Contanos sobre tu trabajo a la hora de desarrollar los personajes.

El eje argumental de Mikilo se base en la relación simbiótica que establece el coprotagonista con el protagonista de la serie, y parte del modelo que H.G. Oesterheld ideó para impulsar algunos binomios que aparecen en sus obras: Mort Cinder- Ezra Winston, Sherlock Time- Mario Luna y Marvo Luna- El Sapo, entre tantos otros. Vemos algunas duplas con estas características en la literatura, como es el caso de Sherlock Holmes y el doctor Watson, A partir del vínculo que los une y sus rasgos personales podemos prever cómo y de qué manera va a accionar cada uno en los distintos episodios, según los conflictos y las circunstancias que se presenten.

 

Mikilo surge en una época difícil para el cómic nacional. ¿Cómo fue la experiencia de publicar y difundir tu obra en ese tiempo?

Mikilo fue uno de los tantos proyectos que encaré de manera independiente y personal, es decir, por autogestión. Todo lo que escribo, todo lo que produzco en el teatro, en el campo audiovisual y con la historieta lo hago de manera autónoma y sin apoyo de ningún tipo, salvo el de mis compañeros, amigos y colegas. Si no fuera así, muchas de las cosas que hice no existirían, incluso Mikilo. Tuve la suerte de encontrarme en el camino con dos tipos talentosos y emprendedores como lo son Tomás Coggiola y Marcelo Basile. Ellos se cargaron a Mikilo al hombro y lo sacaron adelante. A ese esfuerzo se sumó después Sergio Ibáñez y otros talentosos dibujantes que también apuntalaron ese proyecto de auto-gestión. A fines de los noventa no había nada, las editoriales de historietas habían prácticamente colapsado y el panorama local era incierto y desolador.

 

Se dice que las publicaciones independientes salvaron el cómic nacional ¿Qué pensás de eso?

No sé si lo salvaron, al menos no lo dejaron morir del todo. Le hicieron el aguante, como se dice, por puro capricho y persistencia de los propios autores. Cuando se hace referencia a esa década paupérrima del comic nacional siempre se nombra a Animal Urbano, Caballero Rojo, Camulus, Laucha, Mikilo y los trabajos de La Productora, entre otros, sin olvidar a esa pequeña horda batalladora y persistente compuesta por ediciones de bajo tiraje y cientos de fanzines.   

 

¿Cuánto tiempo te tomaba investigar los mitos y leyendas? ¿Qué te inspiraba para sumergirlos en el mundo de Mikilo?

Los mitos que aborda la saga de Mikilo los conocí leyendo los trabajos de distintos investigadores argentinos que dedicaron buena parte de su vida, tanto para estudiarlos como para recopilarlos, y entre ellos puedo nombrar a Adolfo Colombres, Felix Coluccio, y Berta Vidal de Bartinni, entre tantos otros. Y hasta el día de hoy sigo procurando material, hay trabajos recientes muy puntuales y detallados en el campo de los mitos, las leyendas y las tradiciones populares.

Los protagonistas viajan por el país para sumergirse en este mundo de los mitos y leyendas resignificados. ¿Por qué elegiste el género road movie? ¿Conociste las locaciones antes de escribir los guiones?

Tuve y todavía tengo la suerte de viajar bastante. Mi trabajo trashumante como artista titiritero me lleva de un lado a otro sin parar. La mayoría de mis historias las escribo andando. Recorriendo pueblitos y localidades del interior del país escuché de primera mano algunas de las historias que después aparecieron en Mikilo. La leyenda de La Pesadora y también la del Condenado las escuché compartiendo una rueda de mate con los lugareños del Chañar, por poner un ejemplo. Y unas cuantas más que recogí en otros lugares y que, al recordarlas hoy, se me ponen los pelos de punta. El relato oral bien contado y expuesto produce un efecto impactante, por no decir fulminante.

¿Cuándo va a salir el segundo integral de Mikilo publicado por Comicar? ¿Va a traer material nuevo?

El segundo tomo que recopila las historias de Mikilo viene con todo, y la idea es presentarlo como novedad en la próxima Feria del Libro. En esa segunda entrega, además de los trabajos de Basile, Ibáñez y Coggiola, los lectores se podrán regodear con otras historias dibujadas por talentosísimos artistas de primera línea como lo son Quique Alcatena, Solano López, Pablo Maizitegi (Pol), Ruben Meriggi, Silvestre Szilagyi, Santiago Caruso y Diego Greco, entre otros. Todo esto sin olvidar las tapas que hizo el maestro Ariel Oliveti y un capítulo inédito de Mikilo dibujado por Leonel Catellani.

¿Tenés algún cómic nuevo en proceso?

 El equipo original de Mikilo está ahora trabajando a pleno con un nuevo guion de 64 páginas que escribí recientemente. Se titula Rituales y Tormentos, y la idea es que salga después del segundo tomo recopilatorio. Tenemos como proyecto lanzar un tomo nuevo por año para retomar la continuidad de la serie. Con Fernando Centurión y Andrés Cornejo estamos intentando concluir la serie El Exhumador, que se publicó originalmente en la revista Comic.ar, y que quedó inconclusa. Con Tomás Coggiola estoy perpetrando un comic book de ficción titulado El Coleccionista que lo tiene a él como dibujante integral (lápiz y tinta), y que nos está llevando un tiempito, esperamos darlo a conocer pronto. Y por ahí va la cosa.  


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