Carpe Diez - Un golazo de media página

27 Oct 2017
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Ilustración de Sebastián Cáceres

A pesar de que vive en Francia, Sebastián Cáceres sigue teniendo el acento tucumano. Una curiosidad en esas tierras, al igual que las historietas que hablen de culturas que les son ajenas a los franceses. Así, como si fuese el “Galgo” López, Sebastián se las arregla para gambetearla y encontrar un nicho en el mercado francés. Sin embargo, la nostalgia y el arraigo a sus raíces, hacen que el autor decida apostar por que su cómic llegue a Tucumán, y nos pide una ayuda para que su proyecto se haga realidad.

Desde finales de octubre, Cáceres lanzó una Campaña de crowdfounding para publicar su historieta, Carpe Diez. Estas campañas son proyectos en los que el autor pone una meta monetaria a la que quiere llegar. Los que deciden participar, pagan por adelantado ya sea la versión física del libro, en PDF o cosas mucho más específicas como aparecer en una de las páginas. Obviamente, cada cual tiene un valor distinto.

Por lo general, las historietas que surgen en esta provincia son intentos de hacer algo. Una práctica constante o ediciones que salen a contra reloj para llegar a ciertos eventos. Las páginas de Carpe Diez denotan otra cosa, una dedicación y un amor enorme por  la historieta. Es lógico, son más de cinco años de trabajo a consciencia con la búsqueda del mayor profesionalismo posible. En esas viñetas encontramos calles, edificios y por supuesto, clubes de fútbol de Tucumán. En realidad, como dice Sebastián Cáceres, es un homenaje a su barrio. El dibujo es notable, pero les tengo que decir que el guion es un logro. Como verán más adelante en la entrevista, el autor dice que está influenciado por Eduardo Sacheri, Roberto Fontanarrosa y Osvaldo Soriano. Los tres, conocidos por su amor al fútbol y esa capacidad de reírse con clase de nuestra sociedad. Cáceres consigue eso y encima combina el realismo mágico y la ciencia ficción en la historia, haciendo que coexistan perfectamente. En el futuro, un taxista le cuenta la historia de El “Galgo” López a un personaje misterioso. Es cierto, es un recurso simple, pero da pie a que dos géneros puedan desarrollarse sin problemas en una misma historia. Además tiene un humor ácido, corrosivo, que da gusto de leer.

Carpe Diez es una gran obra, es el cómic que necesita Tucumán para incentivar a una búsqueda de calidad y que los autores locales busquen el mayor profesionalismo posible.  


-¿Cómo comenzaste tu carrera como ilustrador y cómo te hiciste ilustrador profesional?

Llegué a la ilustración de la mano del humor gráfico. Hace 20 años (¡uff!) hice un taller de historieta y animación con Bernardo Vides en la Escuela de Artes. El taller duraba un año así que eran tan solo las bases de la profesión.

El profesionalismo llegó mucho tiempo después de aquel taller en la EBA. En el 2009 estaba trabajando como editor de video,  pero siempre dibujando en mis tiempos libres hasta el día que decidí hacer un viaje por Latinoamérica con el dibujo y la caricatura como única fuente de ingresos.

El viaje duro casi dos años. Trabajé dictando talleres de historietas en escuelas, dibujando caricaturas en las plazas y algún que otro pedido de ilustración. Al regreso estaba seguro que la ilustración iba a ser mi profesión.  Desde ese momento (2011) estoy trabajando como ilustrador para clientes de Estado Unidos, Inglaterra y Alemania, mayormente en ilustración infantil y videojuegos.

-¿Te costó conseguir trabajos como ilustrador o diseñador en Francia? ¿Qué tan factibles es dar el salto para un artista de Tucumán?

Un punto sensible. Aquí en Francia es la meca para muchos historietistas e ilustradores, pero lo cierto es que es un ambiente muy hostil, ya que hay muchas escuelas y la competencia es feroz. Es como ir a probar suerte como volante de creación en Brasil.

La factibilidad no es nula pero bastante complicada, teniendo en cuenta que los franceses son muy obsesivos con el tema del diploma, no salen a la búsqueda de talento como los yanquis. En ese sentido si no te recibiste en una escuela de bande dessinée (término con el que se refieren a la historieta franco-belga) o animación de aquí, todo te va a costar el doble.

-¿Qué experiencia tenés haciendo historietas? ¿Alguna obra importante antes de Carpe Diez?

Mi experiencia en historieta fue básicamente participar en publicaciones colectivas con otros colegas de la provincia. Uno que otro fanzine y alguna aparición en un periódico local con una tira diaria. Rescato una experiencia en 2006 de un fanzine de ejemplar único que se llamaba Catarsis que sacamos con Fabián Castro. Eso es a lo que material publicado se refiere pero desde hace 20 años que hago historietas casi todos los días, mi blog se banca mi obsesión-


-¿Influyó estar viviendo en Francia para hacer algo con una impronta tan tucumana como Carpe Diez?

Bastante. A Carpe Diez lo comencé en un momento de muchísima nostalgia pero también de autocrítica a nuestra sociedad al conocer una cultura que me era totalmente ajena. Ahí salieron muchas de las situaciones que viví en Tucumán que la memoria exagera y como toda caricatura o sátira se nutre de la exageración, fueron bienvenidas a esta historieta.

-¿Se va a conseguir el libro en Tucumán?

Espero que en las principales comiquerías y librerías eso lo veremos una vez que tengamos en casa la tirada. Pero de que va haber una presentación allá, ponele la firma.

-Comentaste que en Francia no les gustan las historias de fútbol y no existe la misma pasión que en Argentina. ¿Qué te llevó a apostar por algo del tema?

Si bien es cierto que aquí no se vive el futbol como en Argentina, (es más creo que en ninguna parte del mundo se vive el futbol como allá) elegí esta temática porque creo que nos define bastante bien social y culturalmente, desde el River-bBca hasta en el ajedrez, hasta el intento de meter goles con la manos aunque nos enfrentemos a San Marino.

Viviendo aquí me di cuenta la gente es muy curiosa de descubrir otras culturas y alejarse de los clichés culturales. Por eso no me parecía descabellado usarlo de hilo conductor a pesar de que no sea un tema convocante en Francia.

-¿Por qué Central Norte y no otro equipo?

Buena pregunta. Al escribir el cuento embrión de Carpe Diez elegí de una a Central Norte, ya que tenía que ser un equipo de barrio que de repente se venía compitiendo a escala nacional y que no haya tenido campeonatos ganados en los últimos años (¡Uy! ¡Me van a matar los hinchas del cuervo!). Como nací en Villa Lujan, vivía a pocas cuadras de la cancha de Central Norte, así que lo tomé un poco como un homenaje a mi barrio. Después, cuando el personaje de la muerte llega a ser la columna vertebral de la historia, la camiseta de este equipo iba perfecta si hablamos desde el punto de vista de la dirección de arte y paleta de colores.

-Además hay una parte de ciencia ficción, y tiene un toque sobrenatural, que combinan muy bien, ¿Cómo lograste integrar esos elementos?

Parece un locro cuando se lo describe así (risas) pero traté de hacerlo a conciencia. Al principio el único ingrediente iba a ser el realismo mágico, ya que estoy muy influenciado de Sacheri, Fontanarrosa, Soriano, etc. Hasta ahí todo sencillo, la historia en su origen estaba ambientada en 1940, pero con el correr de las paginas me di cuenta que en esa época las cosas no estaban tan podridas, entonces tuve que ubicarla en la época actual. El problema era que necesitaba alguien que cuente esa historia en tercera persona. Ahí aparece la ciencia ficción con un Tucumán del 2089 un poco pesimista.

Si me preguntas como integré estos elementos, la verdad creo que se fueron ubicando solos, después de 5 años trabajando en un comic, los personajes te llevan a vos y no al revés, ellos se preguntan y se contestan, de esa manera las situaciones se van dando casi por karma.


-Contanos sobre la campaña de Crowfounding y sobre las inversiones que podemos hacer para que el libro sea una realidad.

Así es, desde el  sábado pasado este proyecto se encuentra en una Campaña de crowdfounding . El principio de estas plataformas es que la labor de un artista no empieza ni termina en el ojo inquisidor de una editorial, salón de arte o sello discográfico, sino que es el público quien evalúa este proyecto y con pequeñas contribuciones ayuda a su realización. Esto no termina ahí: al participar de esta colecta, los colaboradores no son meros consumidores del hecho artístico sino parte del equipo, ya que reciben a cambio recompensas exclusivas del proyecto en gestación. En mi caso adquirir en preventa el libro impreso (una contribución de mas o menos 300 pesos) no tan solo se lleva un ejemplar, sino que su nombre va a aparecer en los agradecimientos en toda la tirada y esto es solo el principio.

Particularmente en la campaña de Carpe Diez me puse una suma objetivo para la impresión de las dos ediciones, en francés y en español,  se va a extender hasta el días 29 de noviembre, ésta será la fecha límite para realizar las colaboraciones. Si llego al objetivo el proyecto se realiza y las recompensas se envían a todos los colaboradores, si no (algo que no tiene que pasar) el proyecto no se realiza y las colaboraciones se reintegran a todas las personas sin ninguna comisión.

Desde ya muchísimas gracias a los que se sumen a esta aventura.


Crowdfounding Carpe Diez

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