Artistas del NOA - Segundo Moyano

10 Mar 2016

Dicen que escribir diálogos es un arte. En realidad es una forma elegante de sufrir, frustrarse y pelearse con otros guionistas-escritores sobre la técnica para escribir el dialogo perfecto. Lo cierto es que no hay ciencia para eso, depende de cada uno y pueden ir desde la verborragia de Tarantino a las frases cortas de Hemingway y ser igual de efectivos. Lo importante es que tengan embebida la personalidad del que los escribe. Segundo Moyano es una de esas personas que han logrado que sus diálogos sean muy efectivos y algo fundamental, entretenidos. Están inmersos en buenas historias, que tienen el legado de la época dorada de Columba y Record.
Como artista completo Segundo además es dibujante.


Es hora de que reveles tu origen secreto en materia historieta, como lector y creador de cómics.

No te lo puedo decir por secreto (Risas) Como todos o casi todos comienza como lector y creo que son unos puntos muy fuertes en mi vida. De muy chico leyendo las Patoruzito, Patoruzú, Locuras de Isidoro y Condorito que compraba mi tío Cholo (Carlos Moyano). Luego me maravillé con un montón de revistas de Editorial Columba que coleccionaba mi querido Tío Pocho y cómo olvidar las de la misma editorial que salían cada jueves en con el diario La Gaceta bajo el nombre de nueva aventura. Las siestas de esos jueves eran magia pura gracias a Nippur, Savarese, Aquí la legión, Pepe Sánchez y el queridísimo Tino Espinoza de Mi novia y yo. Como dibujante sin dudas hay momentos muy claros en mi andar. Por ejemplo copiar los dibujos que hacia mi primo Juan Amaya en la casa de mi abuela y la guía inconmensurable de mi maestra de plástica de la primaria, Nilda Coronel, no sólo me inculco el amor por el dibujo sino que me preparó en su poco tiempo libre para rendir el examen de ingreso a bellas artes. ¡Ingresé dibujando un circo y en mi vida fui a un circo (risas)!  Ya en la escuela de arte dibujaba historietas  cada rato con más corazón que conocimiento. En los últimos años de la carrera me anoté en el curso nocturno de historietas de Bernardo vides. Él te estimulaba con su sana locura a querer cada viñeta que uno hacía. En ese tiempo pasaba toda la mañana en clases en la escuela, las tardes en su talleres y seguía a la noche en el taller de Bernardo. Fueron años donde tenía muchos sueños y mucho sueño literalmente (risas) En esa época hermosa aprendí trucos del género y conocí gente que aun  a pesar de los años, sigue siendo amiga.

Además de historietista sos docente. ¿Qué tanto se cruzan y alimentan entre sí la docencia y la creatividad?

Creo humildemente que van de la mano desde siempre. No sólo en dibujo sino en cada   materia, el docente siempre busca la vuelta para hacer agradable y comprensible el tema que quiere enseñar. La creatividad tiene que estar fluyendo consiente e inconscientemente. Dar una clase es similar a escribir un guion y no solo eso, también interpretarlo en vivo y uno sabe cuándo ese guion es bueno o no tan bueno, es una lucha sana y constante

Sos uno de los historietistas tucumanos contemporáneos que más obras ha publicado fuera de la provincia e incluso lograste cierta relevancia frente a especialistas en historietas como Andrés Accorsi. ¿Cuándo comenzaste a publicar y cómo fue el salto fuera de Tucumán?

Comencé a publicar la revista de la Escuela de arte. Eran revistas hechas a puro esfuerzo. Durante muchos años escribía mis propios guiones y los dibujaba como si tuviera fecha de entrega y no era así. Sólo eran para mí y te hablo de sagas completas de muchos géneros. En el año 2004 ingrese oficialmente a la UNHIL,  un grupo de locos templarios de la historieta y amigos míos. Allí surgió  la necesidad  de contar hechos importantes de la historia a través de la historieta. Mi amigo César Carrizo, fanático de la historia, motivó aquello y él mismo hizo los guiones de nuestra primera muestra, Invasión 1806. Trata sobre primera invasión inglesa en capítulos. Yo dibujé el de Manuela Pedraza.  Realizamos la presentación de la muestra en la casa histórica y en Imaginario, un evento de Santiago del estero. Creo que fue allí donde la vio uno de nuestros padrinos en la historieta, el gran Rubén Meriggi. Sí, el de Crazy Jack, Wolf, y otros grandes personajes. Él publicó el material de la muestra por medio de la editorial en la que trabajaba, Thalos. Ese libro se presentó en el cabildo de Buenos Aires. Allí asistieron autores que yo leía en esas siestas de la niñez  y también el hijo de Tusam o sea que la cosa podía fallar (Risas). Cuando historietistas como Mandrafina, Macagno y el prócer Alcatena que se pararon  frente a mis páginas colgadas y elogiaron mi trabajo. Sólo Dios y yo sabemos lo importantes que fueron esos momentos para mí.
Se podría decir que ese fue el salto a publicar fuera de Tucumán, pero en realidad fue el salto de un niño que todavía no cae que eso que pasó fue realidad

Es posible que nunca sepamos qué fue antes, el huevo o la gallina, así que nos conformamos con saber si comenzaste como dibujante o guionista y cómo terminaste siendo un historietista completo y nombranos algunas de tus influencias.

Como te conté, comencé como lector. A eso le siguió el dibujante y el guionista vino por la necesidad de contar mis propias historias. Mis influencias son tantas que podría llenar estadios de futbol y todavía quedaría gente afuera esperando entrar. Te nombro algunos guionistas: Robin Wood, Ricardo Ferrari (el capo máximo para mi) Walter Slavich, Eduardo Mazzitelli, El Loco Barreiro, Carlos Trillo, Mark Millar, Brian Bendis y Grant Morrison. Mis influencias nacionales en dibujo: Lucho Olivera, Mulko, Meriggi, Lito Fernández, Alcatena, Mandrafina, Risso, Gómez, Falugi, Canelo, Laila y Zaffino. Internacionales: La familia Kubert a pleno, Bachalo, Silvestri, Jim Lee, Adam Polina, John Romita Jr., entre tantos otros.

En cuanto a los diálogos, sorprende la fluidez que tienen, incluso cuando recuerdan mucho a los de la era Columba y Record. ¿Cuál es el proceso creativo que tenes en esta faceta de las historietas?

El proceso creativo  puede variar (gracias por lo de los diálogos) cuando es algo para que lo dibuje yo. Puedo cambiar en el transcurso de los hechos, puedo escribir un guion completo, o dibujar páginas sin ninguna orientación y el guion sale solo. Cuando es para que lo dibuje algún amigo el guion es más detallado y con más indicaciones. 

Llama la atención es lo prolífico que sos. ¿Cómo haces para trabajar con tantas series juntas como 48, El muerto que habla y Villanos del Sur además de dibujos a pedido? ¿Qué proyectos tenés a futuro?


Lo de trabajar, por así decirlo, en varias series debe ser por el profundo amor al género. Me gusta escribir y dibujar sobre todo, policiales, gauchos, vaqueros, súper héroes, cosas cotidianas. Me encanta hacer de lo cotidiano algo digno de contar. Por cierto, el motor de 48, muerto que habla fue mi amigo Javier solar de Córdoba. A él le llamo la atención mi personaje y se empeñó en publicarlo. Proyectos a futuro, miles. Diría que mi vida es un proyecto a futuro (risas). Por ahora está planeado terminar Villanos del sur, seguir con la saga de 48 muerto que habla, El arquero de las sombras (historieta sobre elfos y fantasía medieval), El Bagual ( historieta sobre gauchos), Los Purgatorio ( historieta sobre una familia de verdugos) y unas cuantas más que están perdidas en mi cabeza .

Para cerrar, ¿Qué recomendas a los historietistas que están comenzando?

Pues dibujar. Dibujar no solamente con la mano sino con la cabeza. Narrar una historia como si se tratara de una película. Que el mensaje llegue claro a cualquier lector y escuchar siempre a los maestros del género (cosa que yo no lo soy) pero he visto que se aprende mucho de la crítica constructiva. Es decir, entrar en el círculo de escuchar, dibujar, escuchar, dibujar y sobre todo no olvidarse nunca de las influencias. Ser agradecidos con esas personas que de una forma u otra ayudan en este difícil pero lindo andar que es la historieta

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