Ich - Las máscaras del poder
Reseña de Ich
En esos momentos en los que las comiquerías están llenas, a veces se escuchan cosas interesantes. Cuando
salió Ich, era simple y llanamente
una nueva historieta que había ilustrado Ariel
Olivetti. Los fanáticos del dibujo se convirtieron en pequeños Critters con
ganas de consumir esas páginas, sin pensar en el guión o la historia. Era Ariel
Olivetti ilustrando monstruos raros en la selva latinoamericana durante la
época de la colonización de América y punto. Claro, no es un artbook, sino una
historieta. Allí hay un guión y tarde o temprano esos locos del dibujo tienen
que leerla. Entonces pasó a ser una versión latinoamericana y muy buena de Ben 10.
Sí, la mezcla de Ben 10 con esa parte de nuestra historia suena bastante
extraño e incompatible. ¿A quién en su sano juicio se le ocurriría eso? Por
suerte al guionista Luciano Saracino,
no. Lo único que tiene que ver con ese personaje, es que el protagonista Ich,
que significa máscara, se convierte en una suerte de avatares de animales que
lo convierte en una suerte de super hombre. Sin embargo, el mismo Ich sabe que
no puede hacer mucho contra un imperio. Es simplemente una persona que les da
dolores de cabeza a los españoles, pero nada más. En este sentido, el guión
tiene ciertas reminiscencias al Día del
chacal o Proyecto Valkiria.
Queremos que el héroe logre triunfar, pero sabemos que la historia tiene otro
destino. En el caso de Ich, y como Saracino explica en su introducción
ficticia, quedan solamente las leyendas, algunos vestigios en museos y la
esperanza de que aparezcan en alguna investigación arqueológica.
Más allá de sus transformaciones y un intento de búsqueda interior, Ich no es
un personaje que sea interesante. Como buen guionista inteligente, Saracino
apostó por darle más protagonismo al antagonista, Sebastián de Loup. Un villano
culto, muy inteligente, sádico y carismático. Es decir el monstruo refinado que
se puso de moda gracias a Hannibal Lecter. Mientras Ich lucha y tiene pequeñas
victorias, Loup investiga. Intenta comprender qué es lo que sucede y cuando al
fin junta algunas piezas del rompecabezas, pasa a su estrategia sádica en la
que no le importa sacrificar peones. Es más, lo disfruta. Pero es un personaje
que está construido tan bien y tiene un carisma siniestro, que esto no importa.
Incluso llega a ganar nuestra admiración, como Hannibal Lecter o Lestat de
Lioncourt en Entrevista con el vampiro.
El paladín del dibujo digital, Ariel Olivetti, es un monstruo de la
ilustración. Después de haber leído Ich, estoy seguro que tiene una de esas
máscaras mágicas entre la tableta digitalizadora y la laptop. Lo ayudó a crecer
artísticamente desde que era esa promesa en los primeros números del Cazador,
en donde se divertía con esas viñetas de violencia sin sentido. Hoy es un
artista maduro que tiene un estilo con tanta fuerza que impacta y a su vez
tiene cierta elegancia y sensibilidad. Pero lo suyo es básicamente lo intenso,
las escenas de acción y violencia fuerte. Este estilo lo ayudó a que sus
viñetas crucen fronteras y llegue a editoriales como Dc o Marvel. Por algo,
cuando salió Ich era una historieta de Ariel Olivetti y punto. En Ich
encontramos eso, pero ambientado en una selva que intimida y los intentos de
ciudades españolas que temen a esa selva. Es extraño, pero logra transmitir
eso. Se luce cómo imaginan en la acción y las escenas de violencia. Ich es su
excusa para crear monstruos que matan y dejan su estela de muerte alrededor de
manera explícita. La única contra de su labor en esta historieta, es el color.
Grita digital, artificial y plástico. Todavía le falta dominar las paletas digitales,
porque en muchas viñetas el coloreado no logra la fuerza que tiene el dibujo.
Entre monstruos, magia y el destino fatídico de lo que le espera al
protagonista, Ich es un buen cómic. Entretenido y original. El guión no llega a
ser brillante, pero tiene el peso suficiente para que no sea solamente un cómic
que dibuja Ariel Olivetti. Eso sí, el dibujo se luce en cada viñeta y si son de
los que compran cómics solamente por el dibujo, este es su libro.