Mujeres en los cómics - Primera parte

09 Mar 2015
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Ilustración de Alex Ross

El rol que han tenido las mujeres en el cómic siempre ha sido importante, sobre todo para dejar una impronta de la forma en que se las ven en distintas épocas y cómo fueron ganando su espacio dentro del medio.

El cómic se alimentó mucho del cine y sobre todo de las revistas Pulp. La influencia de éstas se hace muy notable entre los 20 y los 30. Las mujeres servían principalmente de interés romántico para el héroe y era raro ver a los protagonistas dos capítulos seguidos con la misma mujer. Eran representadas como damiselas inútiles que se ponían en peligro por estupideces como en Dick Tracy o Flash Gordon.  Hubo excepciones como Dragon Lady, villana de Terry and The Pirates. Ella era una femme fatale con una personalidad muy desarrollada para la época.

A finales de los 30, nace el género de súper héroes. Los cambios que trae Action Comics 1 son enormes, no sólo por presentar a Superman, sino que además nace una de las mujeres con más personalidad en el medio de las historietas, Lois Lane. Si bien sirvió de interés romántico, Lois fue una mujer valiente, con mucho carácter, inteligencia y sagacidad. Aun así, en otras revistas de la época, seguían manteniendo un perfil más sumiso.  Wonder Woman era víctima del machismo y su creador, el psicólogo William Moulton Marston, quería demostrar que la “fortaleza” de la mujer estaba en el sometimiento. Hojear hoy un cómic de Wonder Woman de esa década, es darse con mujeres atadas y torturadas cada tres o cuatro páginas. Inocentes o no, era una muestra de sadomasoquismo enfermo que se adelantó a 50 sombras de Grey.  Otra tira muy importante que nace a finales de los 30 es Archie. Esta trata sobre la vida de unos adolescentes y sus idas y vueltas románticas. Por ese entonces las historias de estudiantes con sus infaltables triángulos amorosos y desventuras románticas en tono humorístico fueron un boom.  Las personalidades de las dos protagonistas pueden parecer un cliché en la actualidad, sin embargo, Betty y Verónica eran quienes le daban magia a la tira. Las aventuras del pelirrojo y sus amigos, al igual que las de Superman, se siguen publicando hasta el día de hoy.

La segunda guerra mundial trajo grandes cambios, en los 40 las mujeres tuvieron que ponerse los pantalones y tomar un rol mucho más activo en el ámbito laboral (muy distante de la mirada fascista sobre el rol de la mujer), esto se hace notar en los cómics. Casi todos los personajes estadounidenses y la gran mayoría de los europeos van a pelear en la guerra codo a codo con el ejército. A los soldados que estaban en el frente les enviaban estos cómics para levantarles la moral, Wonder Woman se convirtió en la serie favorita entre ellos. Las tiras de humor intentaban alejarse de estos conceptos, Penny o Little folks jugaban con chistes infantiles, mientras que Brenda Star, reportera, intentaba utilizar la frivolidad para alejarse de la realidad.

Este cambio positivo se vio afectado por la persecución de los cómics en los 50 gracias a un libro maldito,  La seducción de los inocentes  de Fredric Wertham, que culpó al contenido de los cómics de los problemas sociales causados por los niños y adolescentes en la post guerra.  Después de un gran escándalo mediático y un juicio en el que se evaluó el valor de la historieta, los cómics debían ser aprobados por el Comic Code, que establecía los lineamientos de lo que debía tener un cómic. Si no tenían este sello, no se los publicaban. No olvidemos que la visión de la mujer que se quería imponer en esa década era la del ama de casa perfecta. Una renovación del concepto fascista, pero feliz y consiente de su condición. Una de las críticas que habían hecho de Wonder Woman en La seducción de los inocentes, fue que era un mal ejemplo para las nuevas generaciones por su independencia. Las tiras románticas y de ciencia ficción colmaron el mercado. Lois Lane se convirtió en una parodia de sí misma cuando pasó de ser una reportera a protagonizar culebrones románticos. Sin embargo, la mujer es representada con mucho carácter en tiras cómicas como Blondie (Aquí conocida como Lorenzo y Pepita) y sobre todo, por una protagonizada por niños y rompían esquemas,  Peanuts, conocida por su protagonista, Snoopy.

En Europa y Latinoamérica las cosas fueron muy diferentes. Las mujeres tomaban roles mucho más activos. A veces servían de parámetro moral al protagonista y estaban a la altura de éste. Si bien a Héctor Oesterheld se lo recuerda principalmente por haber escrito El Eternauta, fue un maestro a la hora de crear personajes verosímiles. Es posible que en el cómic latinoamericano él haya roto el esquema de los héroes y villanos bidimensionales. Sus personajes sentían miedo ante las situaciones que se les presentaban, pero encontraban su fortaleza en lugares poco esperados. La psicología de éstos también era notable y sus mujeres no se quedaban atrás en esto. En Ernie Pike se hace evidente, y mucho más en El Eternauta, donde Elena y Martita son pilares fundamentales en la resistencia contra los invasores.

Los sesenta no sólo trajeron Vietnam y Woodstock. La edad de plata se termina de definir con Los 4 Fantásticos. El concepto súper heroico cambia nuevamente y la mujer se moderniza. Susan Storm y Jean Grey marcan el parámetro femenino en el cómic de súper héroes. Hermosas, inteligentes y valientes. Dejan de ser instrumentos para que brille más el héroe. De hecho, juegan con los sentimientos, deciden a quien amar y pelean más que nunca por sus ideales. 

El cómic underground da sus primeros pasos, y los autores ponen en evidencia el otro lado de la moneda. Las mujeres forman parte de este movimiento de liberación. Quieren tener su lugar en la sociedad, y disfrutan la liberación sexual. Es casi como que se toma de la mano con el rock. Basta leer las primeras obras de Robert Crumb, rey en esa década, para descubrirlo, o seguir a autores como Kim Deitch o Gilbert Shelton. 

Mientras que en Europa Barbarella y Valenina se convierten en estandartes de la liberación sexual de la mujer, en Latinoamérica nace una de las mujeres (una niña en realidad) con una gran elocuencia e inteligencia política de la historia: Mafalda. Esta nena de menos de un metro se dio cuenta antes que nadie que el mundo estaba enfermo (¡literalmente!), Quino se las arregló para darnos una visión humorística del mundo a través de los ojos de los niños, con temas socio-políticos tratados de tal forma, que convirtió a la historieta en un clásico y según Umberto Eco, es muy importante leerla para entender a la Argentina.

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