Mujeres en los cómics - Primera parte
El rol
que han tenido las mujeres en el cómic siempre ha sido importante, sobre todo
para dejar una impronta de la forma en que se las ven en distintas épocas y cómo
fueron ganando su espacio dentro del medio.
El cómic se alimentó mucho del cine y sobre todo de las revistas Pulp. La
influencia de éstas se hace muy notable entre los 20 y los 30. Las mujeres
servían principalmente de interés romántico para el héroe y era raro ver a los
protagonistas dos capítulos seguidos con la misma mujer. Eran representadas
como damiselas inútiles que se ponían en peligro por estupideces como en Dick Tracy o Flash Gordon. Hubo
excepciones como Dragon Lady,
villana de Terry and The Pirates.
Ella era una femme fatale con una personalidad muy desarrollada para la época.
A finales de los 30, nace el género de súper héroes. Los cambios que trae Action Comics 1 son enormes, no sólo
por presentar a Superman, sino que
además nace una de las mujeres con más personalidad en el medio de las
historietas, Lois Lane. Si bien
sirvió de interés romántico, Lois fue una mujer valiente, con mucho carácter,
inteligencia y sagacidad. Aun así, en otras revistas de la época, seguían
manteniendo un perfil más sumiso. Wonder Woman era víctima del machismo y
su creador, el psicólogo William Moulton
Marston, quería demostrar que la “fortaleza” de la mujer estaba en el
sometimiento. Hojear hoy un cómic de Wonder Woman de esa década, es darse con
mujeres atadas y torturadas cada tres o cuatro páginas. Inocentes o no, era una
muestra de sadomasoquismo enfermo que se adelantó a 50 sombras de Grey. Otra tira muy importante que nace a finales
de los 30 es Archie. Esta trata
sobre la vida de unos adolescentes y sus idas y vueltas románticas. Por ese
entonces las historias de estudiantes con sus infaltables triángulos amorosos y
desventuras románticas en tono humorístico fueron un boom. Las personalidades de las dos protagonistas
pueden parecer un cliché en la actualidad, sin embargo, Betty y Verónica eran
quienes le daban magia a la tira. Las aventuras del pelirrojo y sus amigos, al
igual que las de Superman, se siguen publicando hasta el día de hoy.
La segunda guerra mundial trajo grandes cambios, en los 40 las mujeres tuvieron
que ponerse los pantalones y tomar un rol mucho más activo en el ámbito laboral
(muy distante de la mirada fascista sobre el rol de la mujer), esto se hace
notar en los cómics. Casi todos los personajes estadounidenses y la gran
mayoría de los europeos van a pelear en la guerra codo a codo con el ejército.
A los soldados que estaban en el frente les enviaban estos cómics para
levantarles la moral, Wonder Woman se convirtió en la serie favorita entre
ellos. Las tiras de humor intentaban alejarse de estos conceptos, Penny o Little folks jugaban con chistes infantiles, mientras que Brenda Star, reportera, intentaba
utilizar la frivolidad para alejarse de la realidad.
Este cambio positivo se vio afectado por la persecución de los cómics en los 50
gracias a un libro maldito, La seducción de los inocentes de Fredric
Wertham, que culpó al contenido de los cómics de los problemas sociales
causados por los niños y adolescentes en la post guerra. Después de un gran escándalo mediático y un
juicio en el que se evaluó el valor de la historieta, los cómics debían ser
aprobados por el Comic Code, que
establecía los lineamientos de lo que debía tener un cómic. Si no tenían este
sello, no se los publicaban. No olvidemos que la visión de la mujer que se
quería imponer en esa década era la del ama de casa perfecta. Una renovación
del concepto fascista, pero feliz y consiente de su condición. Una de las
críticas que habían hecho de Wonder Woman en La seducción de los inocentes, fue
que era un mal ejemplo para las nuevas generaciones por su independencia. Las
tiras románticas y de ciencia ficción colmaron el mercado. Lois Lane se
convirtió en una parodia de sí misma cuando pasó de ser una reportera a
protagonizar culebrones románticos. Sin embargo, la mujer es representada con
mucho carácter en tiras cómicas como Blondie
(Aquí conocida como Lorenzo y Pepita) y sobre todo, por una protagonizada
por niños y rompían esquemas, Peanuts, conocida por su protagonista, Snoopy.
En Europa y Latinoamérica las cosas fueron muy diferentes. Las mujeres tomaban
roles mucho más activos. A veces servían de parámetro moral al protagonista y
estaban a la altura de éste. Si bien a Héctor
Oesterheld se lo recuerda principalmente por haber escrito El Eternauta, fue un maestro a la hora
de crear personajes verosímiles. Es posible que en el cómic latinoamericano él
haya roto el esquema de los héroes y villanos bidimensionales. Sus personajes
sentían miedo ante las situaciones que se les presentaban, pero encontraban su
fortaleza en lugares poco esperados. La psicología de éstos también era notable
y sus mujeres no se quedaban atrás en esto. En Ernie Pike se hace evidente, y mucho más en El Eternauta, donde
Elena y Martita son pilares fundamentales en la resistencia contra los
invasores.
Los sesenta no sólo trajeron Vietnam y Woodstock. La edad de plata se termina
de definir con Los 4 Fantásticos. El
concepto súper heroico cambia nuevamente y la mujer se moderniza. Susan Storm y
Jean Grey marcan el parámetro femenino en el cómic de súper héroes. Hermosas,
inteligentes y valientes. Dejan de ser instrumentos para que brille más el
héroe. De hecho, juegan con los sentimientos, deciden a quien amar y pelean más
que nunca por sus ideales.
El cómic underground da sus primeros pasos, y los autores ponen en evidencia el
otro lado de la moneda. Las mujeres forman parte de este movimiento de
liberación. Quieren tener su lugar en la sociedad, y disfrutan la liberación
sexual. Es casi como que se toma de la mano con el rock. Basta leer las
primeras obras de Robert Crumb, rey en esa década, para descubrirlo, o seguir a
autores como Kim Deitch o Gilbert Shelton.
Mientras que en Europa Barbarella y Valenina se convierten en estandartes
de la liberación sexual de la mujer, en Latinoamérica nace una de las mujeres
(una niña en realidad) con una gran elocuencia e inteligencia política de la
historia: Mafalda. Esta nena de
menos de un metro se dio cuenta antes que nadie que el mundo estaba enfermo
(¡literalmente!), Quino se las arregló para darnos una visión humorística del
mundo a través de los ojos de los niños, con temas socio-políticos tratados de
tal forma, que convirtió a la historieta en un clásico y según Umberto Eco, es
muy importante leerla para entender a la Argentina.