Humor gráfico tucumano e inteligente - Entrevista a Federico Perea
Viñeta de Federico Perea
En
las comiquerías y librerías independientes, aparecen cada tanto libros de humor
gráfico que rompen las reglas del género. Son obras que hacen pensar más que reír y se animan
a dar ese análisis preciso de temas relevantes que se están dando en el mundo. Incluso a veces tocan eso temas de los que “no se habla”. El libro Masque Tinta apareció en el año 2012 con una portada y calidad de
edición llamativas. Fue una sorpresa saber que se trataba de un autor tucumano,
Federico Perea. El humor gráfico para él es algo serio,
incluso una forma nueva de literatura que podría asemejarse al micro relato,
tan en boga en estos tiempos. El humor
gráfico es su forma de expresar su visión del mundo. Es dura, transgresora y
muy directa. Sus viñetas muchas veces se valen del absurdo o del surrealismo
para que pueda expresar el mensaje, a pesar de esto, es claro y bastante
evidente.
¿Cómo comenzaste a expresarte a través del humor gráfico?
Me interesa que la gente se ría y pueda mirar un poco más profundamente las
cosas. Comencé con los primeros bocetos,
descargándome de lo que los medios callaban en la época de Menem. Lo tuve pateando a esto durante mucho tiempo
hasta que en el 2011 abrí un blog en el que comencé a subir trabajos. Todas las semanas subía dos o tres viñetas. Cuando menos me di cuenta, tuve una
linda cantidad de trabajos, por lo que decidí hacer una exposición en el Centro
Cultural Eugenio Flavio Virla. Después se fueron dando las cosas hasta sacar el
libro Masque Tinta. Ahora estoy medio
frenado pero con muchas ganas de volver. Lamentablemente no me dan los tiempos.
¿Cómo es tu proceso creativo?
A veces estoy ante una circunstancia, se me ocurre una idea. Si tengo tiempo,
la trabajo. Hay otras veces que no tengo tiempo, quedan ahí hasta que las
realizo. Otras veces simplemente se van.
No me doy el tiempo. Esto lamentablemente no es rentable. Hay unos
cuantos que están bien acomodados y pueden vivir de esto. La gran mayoría la
hacemos en los momentos fuera de trabajo. También lo urgente se impone a lo importante.
La historieta es importante, pero hay cosas urgentes que te desvían del
camino.
¿Qué tan difícil es hacer reír hoy en
día?
La verdad no es el tema de cómo hacer reír. No hago las viñetas para hacer
reír, las hago como una necesidad de comunicar lo que veo. A lo mío considero un humor “serio” a pesar
de que tiene la frescura y ciertas cosas que te llevan a sorprenderte, algunas
veces con la risa, otras con el ingenio. Mi fin no ha sido hacerlos reír, sino decir lo
que digo de una manera no tan dura. El humor gráfico es ideal para esto.
He visto que usás muchas técnicas
gráficas en tus trabajos. ¿Tuviste
formación académica?
No tuve una formación en dibujo. No tuve
un maestro que me marque una línea. Me formé solo, miro, observo y analizo
todo. Experimento cosas a nivel gráfico.
Al momento de crear, trato de olvidarme de todo y a ver que sale en el
momento.
En muchos de tus chistes se nota una
necesidad de transgredir
Exactamente. No te podes enojar si es humor. Lo que pasa es que tenés gente
que se asusta y se va. Se me abrieron muchas puertas y se me han cerrado un
montón. Por lo general se te cierran las más cercanas. Con el tiempo empiezan a
volver porque ven que el común no te las ha cerrado. Es como que nadie es
profeta en su tierra. Cuando te reconocen los demás, les empieza a llamar la atención
y se acercan.
Hay que ser fiel a uno. Es la única manera con la que vas a llegar más allá. Es
imposible dejarlo contentos a todos. Cuando comienzo un trabajo y lo tengo en
cuenta al público, sale mal. Cuando me olvido de que tiene que llegar al
público sí sale bien. Los veo a uno y al otro. El primero me produce rechazo y
el otro no.
¿Cómo te decidiste a publicar tu libro,
Masque Tinta?
Cuando preparaba mi exposición en el Centro Cultural Eugenio Flavio Virla,
decidí aprovechar e imprimir el libro. Hice una selección de trabajos, comencé
a golpear puertas a ver quién me ayudaba un poco en la edición. Inclusive en
marzo me salió el Blog en La Gaceta, que ahora está caído. Eso también hizo que
mucha gente se entere que yo dibujaba y lo que estaba haciendo. Se fueron dando
las cosas.
¿Cómo fue la edición del libro?
Al libro lo auto edité. Lamentablemente no tuve nadie que me vaya guiando. Fue
prueba y error. No sabía de editoriales locales, si hoy lo vuelvo a hacer,
elijo una editorial. Yo hago lo mío y que ellos se dediquen a su trabajo. ¡El trabajo editorial es terrible!
Hice una tirada de mil libros. Fue un libro de 128 páginas. En cuanto a la
financiación, tuve colaboración de gente que me compró cincuenta libros por
anticipado. También uno que otro salvavidas de gente conocida que apuesta a la
cultura e hicieron que el libro sea posible.
Eso sí, quisieron estar en el anonimato. No conseguí nada del gobierno
provincial. Es un gobierno que apuesta a que no haya cultura. El Nacional es
muy diferente en este aspecto.
¿Cómo se dio que tu libro esté presente en encuentros literarios como Festival
de la Palabra en Catamarca?
Siempre me lo pregunto. Se han ido dando las cosas. Conocí a Alejandra Burzac
Sáenz, de la C.E.D.I.T. - Cámara de
Editores Independientes de Tucumán. Fuimos
a exponer al sur con ella y con el que creo que era el vicepresidente de la cámara
de editores de Paraguay. Nos conocimos,
hablamos y se fueron dando las cosas.
Creo que el humor gráfico es el nuevo estilo de literatura. Es como una nueva
línea editorial, hay que tratarlo como tal. Más hoy en día que no se lee. Esto
es ideal para la lectura de hoy, porque lees un cuadro en segundos. El humor gráfico es una cosa muy seria. Lo
tomo así por muchas cosas. Vos tenés muchos
estilos de humor gráfico. Lamentablemente el que hoy predomina es el vulgar.
¿Te sirve estar en la cámara de editores
independientes de Tucumán para difundir tu trabajo?
Sí, pero para darme a conocer, pero no masivamente. Lo que pasa es que la
cámara está mal organizada. No sabemos trabajar en equipo. Es como pasa en la
selección, son todos brillantes por su lado, pero no se pueden poner de
acuerdo.
Lo que si me dio mucha publicidad fue tener el blog en el 2012 en La Gaceta.
Decidí hacerle un stop y después volver. No volví nunca.
¿Te sentís como un sapo de otro pozo cuando expones con los que hacen
literatura?
Siento que no es mi público. Voy a estos lugares y no encajo. Para el público que consume letras, esto es un
arte que está medio bastardeado. Hacer humor gráfico es un trabajo enorme.
Terriblemente hermoso o hermosamente terrible (Risas). Es como que la gente
cree que cualquiera es capaz de agarrar un papel y lápiz, dibuja y hace humor
gráfico. No profundicé en hacer entender
a la gente lo que es.
No me gusta exponerme ni hablar en público. Me cuesta mucho. Después del libro
y las tres exposiciones no volví a mostrarme más. No lo hice durante el 2013 y
lo que va del 2014. Mal porque tendría que hacerlo.
Hace dos meses tuve la oportunidad de ir a una exposición en el Museo de Humor Gráfico
Diogenes Taborda. No pude ir por cuestiones laborales y económicas. Tampoco
tuve apoyo del ente provincial de cultura. Cuando presenté la solicitud me
dijeron que no hay fondos.