"Cada niño lector que se pierde termina siendo un adulto menos apto para vida"

"Cada niño lector que se pierde termina siendo un adulto menos apto para vida"

Por Mónica Cazón | Para LA GACETA - Tucumán

12 Agosto 2012
- ¿Qué podemos hacer los padres para guiar a nuestros hijos a la lectura?

- Si los padres son lectores, ya encuentran en su propia historia personal el camino que los llevó a la lectura. Ahora, si los padres no son lectores, hay un problema. Cuando los niños no ven libros en sus casas o no ven a sus padres leyendo, cuando el libro no forma parte de lo cotidiano, entonces es difícil despertar su interés. El niño es un gran imitador. Si nos ven felizmente leyendo un libro, un diario o una revista, ellos verán que hay un mundo que atrapa a los padres. Y de ese modo es más fácil que lleguen a ser lectores. Lo segundo que hay que tener en cuenta es que hay que leerles. Antes de dormir, en los viajes, cuando se enferman. A veces no es fácil porque los padres trabajan, están ocupados o muy cansados, pero hay que hacer el esfuerzo. El mismo esfuerzo que hacemos para comprarles sus medicinas o sus zapatillas. Criar hijos implica un gran trabajo. Yo creo que la parte más placentera del trabajo es jugar con ellos y leerles. También tiene que haber libros al alcance de los chicos. En la casa, en las bibliotecas del barrio, en la escuela o a través del intercambio. Los padres deben tener la convicción del beneficio de la lectura. Hay casos en los cuales un niño dice "en mi casa no había libros pero yo me volvía loco por ellos" pero son casos excepcionales.

- Creo que también es importante que los chicos elijan leer. ¿Cuál es la clave para lograrlo?

- Leer enseña a elegir; es como un círculo virtuoso. No es que hay que enseñarles a elegir un buen libro. A medida que se avanza en la lectura hay un proceso que se produce solo. La destreza con la lectura enseña el camino. Es como una práctica; si jugás al fútbol con asiduidad, ese entrenamiento irá produciendo destrezas cada vez más exquisitas. Lo mismo ocurre con los libros. Hay que recorrer un camino, como si trepáramos a una montaña para llegar a la cumbre.

- ¿Podemos formar seres pensantes y libres sin la lectura?

- Podemos ser pensantes y libres sin la lectura pero, por supuesto, leer nos ayuda a alcanzar la comprensión del mundo y nos abre un horizonte.

- En la Argentina hay referentes muy importantes de la literatura infantil y, sin embargo, nuestro país ha tenido resultados muy pobres en las pruebas internacionales de comprensión lectora. ¿Por qué crees que ocurre esto?

- Porque creo que no se educa en el esfuerzo. Los padres creen que el esfuerzo de los hijos tiene que ser premiado con entretenimientos, regalos, mimos exagerados. En cambio la educación en el esfuerzo es ayudarles a entender que el esfuerzo es parte del ejercicio vital; que después de él, hay algún tipo de compensación. Creo que en la Argentina la educación por el esfuerzo no está bien vista. Y se nota en la disputa de los padres con los educadores cuando les ponen una mala nota. Los jueguitos electrónicos, la playstation, conforman otro extremo muy doloroso del abandono que padecen los chicos. Cada niño lector que se pierde con todos estos problemas termina siendo un analfabeto funcional, un adulto menos apto para ciertos trabajos, menos apto para la vida. © LA GACETA


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