Sonrisas, globos, soles y mucho color para crear conciencia: hay que donar órganos

Sonrisas, globos, soles y mucho color para crear conciencia: hay que donar órganos

La plaza Urquiza fue una fiesta. Los testimonios llenan de optimismo. La importancia de donar y de que el sistema esté bien aceitado.

ALEGRÍA. Los payamédicos encabezaron la Caminata de la esperanza. Cambiaron las malas caras por soles dibujados por los propios pacientes. ALEGRÍA. Los payamédicos encabezaron la Caminata de la esperanza. Cambiaron las malas caras por soles dibujados por los propios pacientes.
31 Mayo 2012

Fue una de las "marchas" más alegres y coloridas que hayan transitado las calles de la ciudad. En realidad fue una caminata, la Caminata de la Esperanza, y en un par de cuadras cambió la cara de rutina de muchos tucumanos por sonrisas, aunque fuera por unos minutos.

Ayer se celebró el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, una fecha para festejar en los casos de aquellos que viven gracias a un trasplante, pero también para concientizar a la sociedad acerca de la importancia de expresar la voluntad de ser donante de órganos. En la fecha se conmemora el nacimiento de Dante, el hijo de la primera mujer trasplantada hepática en un hospital público del país, el Argerich (Buenos Aires), en 1995.

La caminata comenzó en el Centro de Salud, donde los payamédicos comenzaron a motivar con sus payasadas. Su alegría se sumó a la frescura de los alumnos de escuelas primarias y secundarias, públicas y privadas, que apoyaron la iniciativa y se convirtieron en las semillas de la concientización.

A lo largo de las avenidas Avellaneda y Sarmiento, los coloridos payamédicos repartieron soles a los encargados de edificios, policías, taxistas, oficinistas y comerciantes que se cruzaban en el camino. La sorpresa se devolvió siempre con alegría y seguramente con una reflexión: "donar órganos es vida", la leyenda que acompañaba los carteles. Los soles dibujados en papel y cartulinas fueron hechos por muchos de los 264 pacientes de hospitales y ONGs que conforman la lista de espera de órganos de nuestra provincia. También por aquellos que se encuentran en situación de riesgo o que ya recibieron un trasplante.

El destino de la caminata fue la plaza Urquiza, donde esperaba una carpa de salud y un show de las cantantes Cecilia Paliza y Mandy Danon. La música se intercaló con las historias de vida de pacientes trasplantados, algunos hace muchos años y en perfecto estado de salud y otros muy recientes, como la simoqueña Luisa Naranjo, operada hace apenas tres meses.

Conciencia y preparación
De la caminata y el acto en la plaza participaron escuelas y colegios de la capital y el interior, organizaciones sociales, legisladores, el ministro de Salud, Pablo Yedlin y la responsable del Cucai Tucumán, Natalia Grinblat, entre otras autoridades. De la Nación llegó para acompañar la actividad Martín Torres, vicepresidente del Incucai. Él destacó los logros conseguidos en la provincia en la donación de órganos.

"En los últimos tiempos Tucumán ha aumentado la tasa de donación de órganos, mejorando la posibilidad de los pacientes que están en la lista de espera para trasplantarse. En 2011 la tasa de donación de la provincia llegó a 14,5, muy cerca de la media nacional, que es 15", remarcó Torres durante la entrevista con LA GACETA. Los números sorprenden si se los comparan con los de 2002 que, según Torres, rondaban los 2 o 3 puntos.

La conciencia social sobre la donación de órganos es importante pero, según el funcionario nacional, las tasas mejoraron porque en Tucumán hay un sistema mejor organizado. "La figura de los coordinadores hospitalarios de trasplantes, la estrategia de hospital donante, que el resto de las instituciones médicas se comprometan para que un donante potencial se convierta en real... Así hicieron la diferencia -sostuvo-. Estas campañas para que la gente tome la decisión de donar están muy bien, pero más importante es que cuando una persona fallece en condición de donación de órganos haya un sistema preparado para recibirlo".

Víctor Hugo Frías
"Yo no me despierto todos los días pensando que soy un trasplantado. Me despierto como cualquier persona, pensando que tengo que ir a trabajar, que tengo que entrenar, en mis hijas que tienen que ir al colegio. Pero siempre estoy dando las gracias por un día más. Acá no hay que pensar en qué va a pasar en una semana o dentro de un año; hay que estar preparado, sí, pero lo importante es vivir el día a día". Víctor recibió un riñón hace 20 años, ganó premios de atletismo y formó una familia. Actualmente tiene dos hijas y trabaja en un centro de diálisis.

Carlos Rivadeneira
Además de trasplantado, Carlos es presidente de la Fundación Trasplante y vida de Tucumán. Hace seis años recibió las córneas de un donante cadavérico (es la única opción en este caso), después de seis años de espera. La lucha más fuerte que sostiene la agrupación que dirige es la ley de protección para el trasplantado, con media sanción en el Senado. "Un trasplantado nunca tiene el alta médica, siempre debe tomar inmunosupresores, lo que hace que no pasemos el examen psicofísico y no consigamos trabajo. Esta ley nos va a ayudar", contó.

Claudia Aguero
Fue muy afortunada: apenas le dijeron que necesitaba un trasplante, su hermana y su mamá se ofrecieron como donantes de riñón. Decidieron que fuera su hermana. "Fue hace 18 años y mi hermana y yo estamos muy bien. Ella tiene una nena hermosa de 10 años", cuenta con orgullo Claudia. Su sobrina, Ornella, está al tanto de todo y siempre pide que le cuenten la historia de la donación, con la que ella estuvo, de alguna manera, muy relacionada. "A mi hermana le hicieron una cesárea porque la bebé se le había metido en el hueco que le quedó del riñón, pero no pasó nada", recuerda.

Alcira Alarcón 

"Lo que más me interesa es dejar un mensaje para la gente que está en diálisis: que tengan fe, que no pierdan las esperanzas porque en algún momento va a llegar. También que tienen que cuidarse mucho, preparar el cuerpo para que, cuando llegue el momento, pueda recibir el órgano y no tener ningún inconveniente", dice Alcira. Tiene experiencia: estuvo 13 años en diálisis esperando un donante, hasta que finalmente se le dio. "Nunca me desesperé, yo siempre tengo esperanza -destacó-. Cuando menos lo pensé, ya estaba lista para operarme".

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