¿Quiénes son estos fieles que cantan y alaban?

¿Quiénes son estos fieles que cantan y alaban?

Animados por el Espíritu Santo, encuentran en la adoración y en las canciones su forma de expresar el amor de Dios y de comunicarse con Él.

REZAR JUNTOS. La Renovación tiene su capilla en Las Heras 386. PARROQUIAGUADALUPANA.COM. REZAR JUNTOS. La Renovación tiene su capilla en Las Heras 386. PARROQUIAGUADALUPANA.COM.
14 Marzo 2012
"Hace 18 años una persona me invitó a una misa carismática. 'Esto no es para mí, pensé. Esto de cantar, aplaudir y bailar no me llega. Pero fui a la misa por complacer a mi amiga. Cuando empecé a orar, descubrí a un Dios vivo dentro de mí. Me llenó de vida... Ocurre que no estamos acostumbrados a la oración de alabanza. Siempre pensamos que vamos a encontrar a Dios en el silencio, pero también está en el bullicio de la alegría. Por eso no digo que este sea un camino mejor, sino que es otro camino". Liliana López Ascárate de Aiquel guía de uno de los grupos de oración de la Renovación Carismática Arquidiocesana de Tucumán. Seis funcionan en la sede de Las Heras 386, y el resto en distintas parroquias. El alma del movimiento es el amor al Espíritu Santo, como en Pentecostés, que viene a renovar la vida de cada cristiano. "También es un camino de santidad, y de ejercicio de los carismas", dicen Nora de Correa, Elisa de Escobar y Rosa Graneros de Rodríguez, integrantes del grupo. El asesor es el padre Javier Suárez.

"La Renovación no existe sin los grupos de oración, que son escuelas de oración, células de pequeñas comunidades orantes", explica el sacerdote. "Sus actividades son la adoración, la alabanza, la acción de gracias, la invocación al Espíritu Santo, la meditación, la lectura de las Sagradas Escrituras, los cánticos, el testimonio, el ejercicio de los dones, la oración y la formación espiritual por medio de seminarios de vida, para principiantes y para perseverantes", ennumera.

Los grupos de oración se reúnen una vez por semana y los 15 de mes se oficia una misa en la capilla Nuestra Señora de los Dolores (Las Heras 386), a las 20.30. A nivel nacional también se realizan encuentros. El coordinador es el padre Gustavo Jamut.

¿Curas sanadores?
Las misas carismáticas son llamadas también de sanación interior. "Un cura sanador es un sacerdote que tiene un carisma del Espíritu Santo para orar, aconsejar y pedir por la curación de un mal físico o espiritual. Es el poder de la oración, la fe sencilla de la comunidad orante la que actúa. El sacerdote es sólo un instrumento", aclara el padre Suárez.

Las misas de sanación interior, a la que acuden muchísimos enfermos, no varían en su naturaleza litúrgica, pero son más largas (duran dos horas, el doble que las ordinarias) aunque tienen el mismo valor. Las diferencias son: los cantos son más largos, la animación tiene mayor espacio, los ritos de alabanza y de acción de gracias son más extendidos y la música tiene mucha importancia. Además se resaltan signos como besar la Cruz o el saludo de la paz. Al final se realiza la imposición de manos. "El sacerdote impone sus manos sobre la cabeza sin tocarte, como Jesús lo hacía con los enfermos", explica Elisa. En clima de oración, el sacerdote pide que el Señor toque el corazón de las personas y alivie sus enfermedades. Los fieles tienen diferentes sensaciones. Algunos caen extasiados (como ocurre en Tres Cerritos, Salta, ante María Livia de Obeid) en un "descanso del espíritu", y otros tienen un llanto incontenible, o sienten alivio o un "soltarse de cadenas" ...

"En todos los casos es una sensación muy fuerte. Yo experimenté un fuego inmenso en mi corazón", confiesa Elisa. Incluso a veces se producen manifestaciones de "don de lenguas", explica Liliana. Según ella: "no es precisamente hablar en otro idioma sino un balbuceo, como un lenguaje de amor, que tenemos hacia un bebé". La Biblia hace referencia a que "el mismo Espíritu intercede por nosotros con gemidos inenarrables ...".

"A veces se siente como canto de ángeles; cada experiencia es única -sostiene Liliana-. Pero la emoción no es lo más importante. La oración va madurando en la fe, hasta que orar se convierte en una necesidad, como comer. No importa si no tengo hambre, debo alimentar mi alma".

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