"Busqué hasta que descubrí una nueva forma de orar"

"Cuando mi padre murió yo tenía nueve años. Me costaba mucho superar su muerte, sentía mucha tristeza, y sufría de pánico y depresión. Hasta que una amiga me invitó a los Semanarios de Vida de la Renovación Carismática en la parroquia de San Gerardo. Allí comencé a experimentar una nueva forma de orar, a través de la alabanza a Dios, eso era algo que no conocía. Es decir, antes rezaba el rosario, pero ahora sé que puedo hablar con Dios de tú a tú", expresa emocionada Nora Wiernes de Correa, ama de casa, esposa y madre de dos jóvenes.

Al tratar de definir lo que le provoca la alabanza, Nora endulza la mirada. "Es una expresión de alegría, a través de los cantos, que se manifiesta como un jubileo, como se dice que experimentan algunos santos al sentirse cerca de Dios", cuenta la integrante de uno de los grupos de oración. "Las alabanzas son como piropos que uno siente la necesidad de decirle al Señor: 'te amo", 'te adoro', 'tú eres lo más precioso de mi vida' ... Me siento como una niña a los ojos de Dios", agrega. "Y a través del perdón el Señor me salva de todos los miedos, del pánico y de la depresión".