La sombra de la sospecha

La sombra de la sospecha

El ciudadano enfrenta dos elecciones consecutivas de igual relevancia. El caudal de votos que consiga Duhalde será examinado minuciosamente por la Casa Rosada. Una llamativa movilización interna en el radicalismo.

Es un ejercicio democrático que se despliega en dos turnos. La ausencia de una eficaz y sostenida campaña de difusión por el Estado nacional acerca de la mecánica de las Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), contribuyó a no disipar la confusión del ciudadano despolitizado, que no entendía y no entiende por qué debe acudir hoy a las urnas. Contrastó esa acción morosa del Gobierno con la publicidad oficialista que se propaga sistemáticamente por la televisión a través del programa Fútbol para Todos.
Para el colmo, dentro de dos semanas, se volverá a sufragar en Tucumán, para elegir gobernador y otros funcionarios políticos, legislativos y municipales. La perplejidad se apodera del votante, que no discierne con claridad que ambos comicios son de idéntica relevancia.
El peso del esfuerzo persuasivo recayó en los jueces federales de distrito, que multiplicaron sus explicaciones para alentar la afluencia de los ciudadanos al cuarto oscuro.
Daniel Bejas, juez federal de Tucumán con competencia electoral, planteó muy bien que la concurrencia a la votación interna de los partidos implica un compromiso con las instituciones. Pase, participe y contribuya a mejorar el sistema democrático del que forma parte, sintetizó el magistrado, que es un convencido de las bondades de la herramienta que se estrena hoy. Su permanencia en el tiempo generará el hábito de intervenir en asuntos públicos que deciden el destino colectivo.
Todo lo que se haga para restituirle al ciudadano un papel protagónico será bienvenido siempre.

Del dicho al hecho
En rigor, la aplicación de las PASO produjo un efecto diferente del calculado por Néstor Kirchner en 2009. Murió él y su antagónico Peronismo Federal se trituró. Los avatares electorales de la Ciudad de Buenos Aires, de Santa Fe y de Córdoba modificaron algunos predicciones optimistas de los primeros meses del año, que habían favorecido al oficialismo. El humor social rumbeó en una dirección distinta de la pensada por los estrategas de la Casa Rosada.
Lancé la reforma por el diálogo político para poner la política por sobre las corporaciones, dijo Cristina Fernández el 9 de julio pasado, en esta ciudad, al celebrarse otro aniversario de la Independencia. Aludió, así, al discurso que dio en 2009, tras la derrota de los comicios de renovación legislativa.
Sin embargo, la política no habilitó la participación de los afiliados dentro de los partidos. Tanto en autocracia como en democracia. siempre gobernará una minoría, reflexionó el sociólogo alemán Robert Mitchels, en su libro Partidos Políticos.
El constitucionalista cordobés Jorge Gentile evocó esta definición, a propósito de la realidad electoral, en un análisis publicado en La Voz del Interior. A esto (en referencia a la cita de Mitchels), las cúpulas políticas argentinas lo cumplen al pie de la letra. observó.

Cambios inesperados
Vale la pena, entonces, ubicar el contexto en que se desarrollará la elección de hoy. Según el sanluiseño Alberto Rodríguez Saá, las PASO funcionarán como una gran encuesta nacional. No obstante, relativizó su significación, porque arriesgó que sólo sufragaría hoy el 50% de los inscriptos en los padrones. Remitió, por tanto, al 23 de octubre. Fue el único de los precandidatos que dejó traslucir la vocación de pelear independientemente de lo que suceda hoy.
El rabino Sergio Bergman (PRO) dejó entrever que existe predisposición para generar un replanteo de la oferta electoral opositora, si entre el segundo y el tercero hubiese una diferencia más que aceptable. Se trata de fortalecer a la fórmula que esté en mejores condiciones de competir contra la fórmula Cristina Fernández-Amado Boudou. El ciudadano, con su voto, facilitará o desmonorará esa intención. La cautela ganó entre sus adeptos al siempre verborrágico Boudou. Nadie está muy seguro.

Corrientes subterráneas
Los anuncios de la propaganda televisiva y gráfica no registran los movimientos subterráneos de la vida política. El sujeto de la sospecha es el peronismo gobernante. Con elecciones generales dentro de dos domingos, los recursos se reservan para entonces. Cobra importancia el desdoblamiento de las elecciones. Del gobernador hasta el último comisionado comunal, la auténtica preocupación gira en torno de la re-reelección.
 Sin embargo, existen indicios de una libertad de acción no decretada oficialmente por legisladores de distintas secciones para sus seguidores, que puede manifestarse de múltiples maneras, dentro del vasto universo panperonista.
Se liberaría, así, el camino para que Eduardo Duhalde coseche votos en las tres secciones, en un distrito donde careció de una organización territorial sólida. El ex gobernador bonaerense nunca se refirió con términos agresivos a Alperovich. Por el contrario, siempre mostró comprensión hacia él. Este es un gobierno nacional que persigue. Y a los amigos no me gusta molestarlos, le explicó a LA GACETA en abril último.
Más claro imposible.
Duhalde captaría también apoyos de peronistas resentidos con Alperovich y con Cristina Fernández. En la trastienda de la política se dice que la Casa Rosada examinará muy cuidadosamente cuántos votos sumará Duhalde.  Flota la sospecha de la apatía interesada. La perfomance de Ricardo Alfonsín  le inquieta menos que la del caudillo bonaerense que está enfrentado a muerte con la Presidenta.

¿Todo a octubre?
Los radicales, a todo esto, se esforzaron en sostener seis listas de precandidatos a diputados nacionales. Del legítimo juego de ambiciones, presumiblemente se fortalezca la fórmula Ricardo Alfonsín-Javier González Fraga. Las energías invertidas en esa puja de alcance nacional, aún no se afloraron en el paisaje político local.
A fines de diciembre de 2010, se adelantaba que el radicalismo tendría definida su propuesta y equipo de gobierno para marzo. Tras largos meses de lucha intestina, el déficit subsiste. Dos semanas son pocas, realmente muy pocas para ensayar una ofensiva con fines de poder. Se comprende, entonces, por qué Alperovich no se inquieta por sus opositores, sino que mira más los movimientos internos de su espacio.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios