Elogios a un teatrista tucumano

Elogios a un teatrista tucumano

La labor de Gabriel Carreras en la obra "Medio pueblo" fue destacada en la Fiesta Nacional del teatro, en Chaco. Críticas para "Rem".

GABRIEL CARRERAS. La crítica apludió su excelente actuación en la obra de Martín Giner. GABRIEL CARRERAS. La crítica apludió su excelente actuación en la obra de Martín Giner.
03 Abril 2009

Resistencia (Por Leonor Soria).- La potencia expresiva de los muñecos protagonizaron dos de los cuatro espectáculos que se presentaron el miércoles en la XXIV Fiesta Nacional del Teatro que se realiza en la provincia del Chaco.
La participación de los dos grupos tucumanos tuvo una repercusión distinta.
"Medio pueblo", escrita y dirigida por Martín Giner fue interpretada por Gabriel Carreras. La pieza relata la historia de un pueblo dividido en dos mitades. Una parte ha decidido quedarse en la Edad Media mientras que la otra mitad ha avanzado y se encuentra en plena revolución industrial. Esta situación es reflejada escenográficamente por medio centenar de muñecos, cada uno sostenido por un soporte, distribuidos en dos grupos claramente diferenciados.
La estructura dramática recurre a la narración como lenguaje que es incorporada por el actor con un nivel de excelencia notable. A lo largo de una hora, Gabriel Carreras detalla las características de cada personaje y refiere los detalles de la acción que se va desarrollando. Es una maratón actoral que obliga a asimilar un difícil texto y un manejo de los muñecos que a veces es manual y en otras los desplaza con el soporte que los sostiene o los incorpora a su propio cuerpo.
En resumen, una brillante actuación sostenida por una sólida dramaturgia que mantuvo pendiente a un público diverso con vecinos de un barrio alejado de la zona céntrica, enfermos de un hospital cercano y un grupo de chicos discapacitados.
En tanto, dada la respuesta del público que superó toda expectativa, la fiesta se vio empañada el martes debido a la participación del grupo Indigo con su espectáculo "Rem". La exigencia de los teatristas sólo permitía el acceso de 35 espectadores que debían permanecer de pie durante los 50 minutos de función, en un espacio acotado sin la posibilidad del funcionamiento de los aires acondicionados para facilitar la acústica de la sala. Esta intención de incomodar al público como parte del hecho creador (que fuera parte de algunas experiencias del Di Tella hace más de 40 años) impidió el acceso de mucha gente que tuvo que retirarse y de otros que desistieron de participar de una experiencia que no justificaba esa incomodidad como necesaria en función del espectáculo. (Telam- Especial)

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