La Sudestada - Un policial negro en Buenos Aires
Aunque
me duela admitirlo, el detective de los policiales negros murió hace algunas
décadas. La moda de los imitadores de Humphrey
Bogart, que pulularon en las historietas nacionales de los setenta y
ochenta, quedó relegada a un recuerdo. Después de todo, hoy es divertido leer
las obras de Raymond Chandler, Dashiell Hammett y tantos otros, pero seamos sinceros. Ellos pertenecen a
otras épocas en las que era normal usar sombrero. Es lógico que esos
investigadores como Philip Marlowe cuelguen
al fin la ironía y el sobretodo para dar lugar a otros tipos de protagonistas
del género negro. Después de todo, tenía que evolucionar o morir como género.
Por supuesto, en las historietas encontramos muy buenas obras que demuestran
esto, como es el caso de La Sudestada
del señor Juan Sáenz Valiente. Gracias a este soplo de aire fresco, se abren
paso personajes como Jorge Villafañez,
un tipo sin nombre llamativo, desalineado y con una vida más normal. De esos
que nos cruzamos en la calle y no llaman la atención. Así, mal engestado y sin
ningún tipo de encanto que lo lleve a la gran pantalla, hace muy bien su
trabajo. Lo suyo es simple, pregunta sin pelos en la lengua, a veces actúa un
poco (sin disfrazarse) y sobre todo investiga. Eso sí, a la ironía y el cinismo
los lleva puestos todo el tiempo.
En ese mundo, que es en realidad el suburbio bonaerense, está cargado de un
hiperrealismo notable. Sáenz Valiente se las arregla para dejarnos parados en
una obra que se construye sobre ese tipo de personajes que encontramos en nuestra
propia historia. ¿Quién no tiene un amigo que no quiere aceptar que le han
puesto los cuernos? Infaltable también el filósofo un poco denso y los partidos
de fútbol entre amigos. Claro, esto no es una historieta costumbrista. Es
género negro y por supuesto necesitamos ese caso que cambie todo. Me alegra
decirles que es algo que no esperaba y que tiene muchísima coherencia con el
realismo de la obra. Es tan atípico que obliga a seguir leyendo, pero a su vez este
historietista se luce al fin como un narrador que sabe construir una historia
con mucha tensión y ciertos toques surrealistas sin tener grandes aspiraciones.
Este autor logró una obra honesta consigo misma y esto le da un gran encanto a
la historia.
Hay que hablar del dibujo. Es Juan Sáenz Valiente. Es posible que no sepan que él
es uno de los dibujantes contemporáneos de historieta con más renombre. Genio
para algunos, un denso a nivel gráfico para otros. Al hojear cualquiera de sus
obras nos damos con viñetas detalladísimas y técnicas de dibujo muy jugadas. A
diferencia de Salvador Sanz, otro
ilustrador contemporáneo de renombre, sabe que tanto detalle y labor gráfica le
quitan ese dinamismo que necesita el cómic. Le interesa ante todo narrar, cosa
que podemos apreciar en sus obras más conocidas Sarna con guión de Carlos
Trillo. El Hipnotizador, con
guión de Pablo De Santis. En La
Sudestada hay una evolución de este dibujo, que peca de estar un poco
cargado de detalle, pero logra crear un entorno urbano acorde al ánimo de
Villafañez. Lo importante es que sirve a que el flujo de la historia sea natural
y además de contar una historia, nos haga sumergir en ese entorno y sus
personajes.
La Sudestada no es una obra brillante que vaya a cambiar sus vidas. Es una muy
buena historieta argentina de género negro del bueno, cercano a nosotros y con
una historia muy original. Van a disfrutarla muchísimo, cosa que se agradece en
estos tiempos en los que la mediocridad invade las viñetas nacionales. Esto no
es algo auto editado por esa necesidad de ver el nombre impreso, ni imitaciones
burdas de mangas. Es una obra con una excelente edición por parte de Hotel de Las ideas, de un artista que
está consiguiendo un lugar entre los grandes de la historieta contemporánea.