Navarrito - Un policial negro en el Buenos Aires de los treinta

26 Feb 2015
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Portada de Navarrito

En el prólogo del “Libro de Oesterheld” (escritor del Eternauta), Juan Sasturain decía que en Argentina existe la paradoja de que hay pocos que escriben de aventuras en esta tierra llena de escritores y aventureros. Es cierto, pero siento que donde más se refleja la identidad argentina es en el policial negro. Hubo un número de series y seguidores del género en revistas como Skorpio o Fierro. Allí encontrábamos guiños a los escritores Dashiell Hammett y a Stanley Gardner. Destacaba sobre todo la influencia de Raymond Chandler por ese cinismo ácido cargado de nostalgia en sus obras, pero sobre todo se notaba cuando intentaban emular a su detective, Philip Marlowe dentro de una estética porteña. 

Ricardo Barreiro, conocido como El Loco, fue un guionista que siempre buscó protagonistas atípicos y marginales. Navarrito, el protagonista de esta historieta, es un periodista de crónicas policiales, huérfano y por supuesto, marginal. El diario para el que trabaja lo manda a investigar a un asesino serial en el Buenos Aires de los años treinta.  Durante la investigación, se hace amigo de Quiroga, un ex presidiario que tiene la mala suerte de convertirse en el chivo expiatorio que cierta gente del poder necesitaba para tapar al verdadero asesino. A pesar de tener todas las de perder, Navarrito, con la ayuda de Ema, la infaltable femme fatale del género,  buscan las pistas necesarias para conseguir liberar a su amigo. 

La trama mezcla con mucha clase la acción y la violencia del género con un poco de sexualidad. Mientras busca respuestas recorriendo todas las esferas que están afectadas de una u otra manera con este poder que crece con el golpe de estado. La historia transcurre entre la caída de Yrigoyen y el ascenso al poder de Uriburu. La tensión política crece hasta que el mismo entorno contagia la violencia entre las distintas esferas del poder. En este aspecto es muy interesante ver como retratan el inicio de la década infame en Argentina.  A Barreiro siempre le gustó explayarse con el elemento científico en sus obras. Incluso en una trama tan intensa y de género como es Navarrito, se da el gusto de hacerlo de forma muy coherente con la historia, al punto de que ese elemento científico es lo que termina de contextualizar y da sensación de época, haciendo más redonda a la obra.  

El dibujo de Alberto Dose se luce por la forma en la que logra sumergirnos en ese Buenos Aires de los treinta en secuencias llenas de detalles, donde se hace evidente la investigación histórica que hizo. A pesar de esas viñetas tan complejas, no abusa de los primeros planos y sigue explayándose en la construcción de época en cuanto a la forma de vida sin perder en ningún momento el dinamismo ni la acción que hacen intensa a esta obra. 

La edición de la editorial patagónica “Duendes” está muy bien cuidada e incluye extras muy interesantes. Una entrevista a Alberto Dose en la que se hace un repaso a su trayectoria. También incluye un análisis de Germán Cáceres de la obra de  Ricardo Barreiro y un excelente prólogo de Eduardo Mazzitelli. 

El género negro siempre hace que sus autores se luzcan cuando está bien encarado. En Navarrito hay algo más, tiene un sentimiento porteño con aires de tango, y ese elemento científico que descubrirán  cuando lean este clásico que se publicó originalmente en la primera época de la revista Fierro.    

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