Antes de Dragon Ball - Los inicios de Akira Toriyama
No
todos envejecemos al mismo ritmo. Después de treinta años de su debut en las
páginas de Shōnen Jump, Son Gokū aún sigue teniendo la energía suficiente para
una lucha distinta a la que está acostumbrado: dejar en claro que Dragon Ball
sigue vivo. Él y los suyos siguen protagonizando películas, video games y
recientemente, la precuela Dragon Ball minus. Todos son un éxito. Sin embargo, Akira Toriyama conoció la fama antes de
las aventuras de Gokū, gracias a obras cortas, reeditadas en los tomos “Teatro Manga” y en especial, a su primera
serie “Dr. Slump”- En estas aparecen
muchos elementos que evolucionarían en Dragon Ball.
Sus primeros mangas
En Japón, muchas revistas de manga (cómic japonés) utilizan concursos para
encontrar a nuevos talentos y darles la oportunidad de publicar en revistas
importantes. A finales de los setenta, Akira Toriyama se presentó en uno de la
revista Jump. No ganó, pero el
editor Kazuhiko Torishima vio el
potencial que tenía y lo animó a seguir practicando hasta conseguir el nivel
necesario para publicar. Al igual que Gokū, se dedicó de lleno a
mejorar y finalmente consiguió que publiquen una de sus obras, “Wonder Island”. Era un manga corto de
humor absurdo sobre un piloto Kamikaze que intenta volver a Japón después de 35
años en una isla desierta. No tuvo éxito pero fue la puerta de entrada que este autor supo utilizar para ingresar al
mundo del manga. Desde Wonder Island se ven varios de los elementos más
característicos del autor, especialmente la forma en la que logra dar vida a un
mundo fantástico coherente con gran facilidad. Además, comenzaba a surgir esa
fuerza creadora enorme que es Akira Toriyama. Desde entonces supo combinar con maestría lo
fantástico con muchos guiños culturales y personajes impredecibles e incluso
llegaban a romper la cuarta barrera (es decir, que sabían que eran personajes
de manga) y tenían su lógica bastante particular. Vivían en entornos
fantásticos, pero tomaban todo lo que sucedía como si fuese algo totalmente
normal. Lo que más llamaba la atención era el tipo de humor de Toriyama:
directo, absurdo, casi surrealista y sobre
todo, un poco infantil. Parecía que sus personajes estaban jugando a pesar de
los peligros. Era su sello. En otras historias cortas experimentó con el
policial clásico y se mofó de Harry el Sucio, personaje icónico de Clint
Eastwood. Sin embargo, le sirvieron para darse cuenta que lo suyo no estaba
allí, sino en el costumbrismo, la ciencia ficción y la fantasía. Más adelante
llegarían las peleas épicas de Dragon Ball.
Dr. Slump
En 1980 comenzó a salir su primer manga continuado en Shōnen Jump. Aquí
explotó el costumbrismo surrealista al máximo. Dr. Slump es la historia de la niña robot, Arale Norimaki, su creador el “científico genial” Senbei
Norimaki y el resto de los habitantes de villa Pingüino. Desde el primer
capítulo, cuando Senbei crea a Arale, Toriyama deja en claro que es una comedia
situacional. Arale tiene una inteligencia artificial bastante alta, con la que
se las arregla para ponerles los nervios de punta a Senbei y a otros. Lo
interesante de villa Pingüino, es que allí los personajes son uno más
excéntrico que el otro, pero también inocentes e ingenuos. Los villanos también
lo son, sean monstruos, intentos de asesinos o cazadores furtivos. Muchos de
estos personajes son guiños a la cultura oriental y ocasionalmente a la occidental.
No van a faltar los monstruos que creen estar al nivel gigantes del cine como
Gojira o Gamera. Tampoco faltan los invasores extraterrestres y otros villanos,
que se frustran cuando ven la fuerza de Arale. El encanto de Dr. Slump está
justamente en esa visión de la vida que tienen y la forma en la que resuelven
problemas. Los enfrentamientos muchas
veces son verbales. Esa forma exagerada de ser que tienen los personajes, se
acentúa mucho a la hora de pelear y más aún cuando los derrotan. Al igual que
en otras de sus primeras obras, parecen niños jugando. Puede parecer extraño,
pero es muy divertido y disfrutable.
Dr. Slump tuvo tanta aceptación, que en 1981 se adaptó en anime (serie animada
japonesa), que duró mucho más que el manga. Tuvo tanto éxito, que cada tanto se
lanza una película. En 1997 salió un remake del anime. Si en Dragon Ball está
la faceta aventurera y épica de Toriyama, en Dr. Slump encontró el lugar
perfecto para su humor bizarro e impredecible.
La evolución de Toriyama
A principios de los ochenta, el autor es
uno de los diez seleccionados del premio de los lectores de Shōnen Jump, donde
tienen que dibujar historias de 45 páginas cada uno, según cuenta el mismo
Toriyama en Teatro Manga, donde se
recopilan estas historias. El manga que publicó fue “Pola & Roid”- Aquí se vuelca por completo a un género en el
que se siente cómodo: La ciencia ficción. Disfruta diseñando robots, naves, personajes y
vestuario que están llenos de guiños y por supuesto, su estilo particular.
Trabajar
con más páginas le viene muy bien. Introduce y desarrolla mejor a los
personajes y le da importancia a lo cotidiano, cosa que le sirve para darles un
cierto carisma a sus personajes. Las secuencias de acción están mucho más
logradas y los gags, al tener más tiempo para respirar, no son tan irrelevantes
y el último incluso llega a ser sublime (Vale la pena que lean este manga para
que lo descubran). La historia está protagonizada por dos personajes bastante
atípicos que se enfrentan a un imperio galáctico dirigido por idiotas que
conocimos en Dr. Slump. Arale, aparece en un cameo. El protagonista de este
manga se parece un poco a Yamcha de Dragon Ball en lo físico y esa personalidad
heroica que surge porque no le queda otra.
A medida que logró ir publicando otras historias más largas como “Pola y Roid” o “Chobit”, se nota una evolución importante en técnicas de dibujo y la
forma en la que comienza a estructurar de forma más ordenada ese aluvión de
ideas. Akira Toriyama logra enriquecer su fórmula al mezclar de manera muy
inteligente la ciencia ficción con la fantasía. Sus historias tenían cada vez
más carga de aventuras, locaciones exóticas y ese elemento importante de
ciencia ficción. La fantasía y su humor particular seguían vigentes como sello
personal. En estas historias cortas,
sobre todo en “Tongpoo” y “Pink” comienzan a verse elementos de
lo que sería Dragon Ball como las protagonistas femeninas a lo Bulma en cuanto
a su espíritu aventurero, y siempre tener el recurso tecnológico a mano.
Incluso aparece la tecnología de las cápsulas (Que pueden contener hasta casas)
y el juego de ir oscilando entre heroína y nena mimada. El borrador de lo que sería su opera magna es “Dragon Boy”. Es una historia simple de
fantasía, con muchos paisajes de la antigua China. El protagonista, Tanton es
un niño que ha vivido alejado del mundo, y se ha dedicado a las artes
marciales. Al igual que Son Gokū, es autosuficiente y busca perfeccionarse al
máximo. También tiene algo especial que lo hace distinto, que en este caso no
es una cola de mono, sino alas de dragón. Tiene que ser escolta de una niña muy
parecida a Milk (Chi-chi en la versión original), mientras se enfrenta a
peligros y suceden situaciones cómicas. Cuando lean esta historia, seguramente
les va a venir un poco de nostalgia.