Si vieras esta niña en la calle ¿qué hiciste?

La discordancia sintáctica del título de esta nota tiene una explicación. No es un error.

30 Jun 2016
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Captura de pantalla.


UNICEF lanzó en su canal de Youtube este video donde una niña parece extraviada en una ciudad que la trata diferente según su aspecto.

Así la presenta UNICEF: "Anano, de 6 años, es una actriz infantil (sic). Pero la situación en la que está es muy real. Cada día, millones de niños y niñas que viven en la pobreza son ignorados y privados de todo lo que necesitan para prosperar."

En esencia, el experimento social refleja la incidencia del aspecto de una niña sola en la ciudad ante los ojos de los transeúntes. Si la niña está bien vestida y limpia, las personas se preocupan por ella, le preguntan si sabe donde vive, si la pueden ayudar en algo. Cuando, en cambio, la niña está maquillada de modo que luce un aspecto sucio, desprolijo, indigente, las personas no solo ya no le prestan atención, sino que en un restaurante, por ejemplo, las mujeres toman sus carteras al tiempo que la miran a la niña con desconfianza. El video termina cuando un hombre llama al mozo y pide que corra a la niña del restaurante. La pequeña actriz se siente ofendida y sale llorando del lugar.

Para un tucumano, para un norteño, esta escena no es desconocida. Es más, es muy familiar. Muchos de nosotros, mientras bebemos café en algún bar, vemos niños pidiendo monedas o vendiendo flores, bombones o galletas, mientras son explotados por sus padres, tíos o abuelas. (Pensamos en un caso puntual de una familia que pervive a 4 cuadras de la Casa de Gobierno, en la calle 25 de Mayo)  y muchos de nosotros somos indiferentes ante el inefable espectáculo de ver un niño trabajando en el frío de las doce de la noche, de la una de la madrugada. Pero son tantos, son tantos los niños que trabajan explotados por sus familiares en esta ciudad, que entonces casi no los vemos, o simplemente nos exculpamos ante nosotros mismos, ante nuestras olvidadizas conciencias, dándoles una monedita, o comprándole un Obli Bon, y seguimos con nuestras vidas. Los mozos, un poco culposos, los corren de los bares, no sin hacer un gesto de triste resignación. Son tantos los chicos explotados en Tucumán que fácilmente podemos recordar los nombres de algunos de ellos, de Abel, de Angelita, de Iván, de Luis -el que recitaba poemas y que ahora es un joven cuidacoches- de Micaela, de Damián, y de muchos más.

¿Cuál jurisdicción de UNICEF puede hacer algo por estos chicos? ¿Su destino está marcado por su situación económico-social y no puede ser enderezado hacia una vida de un niño con derechos, con un mejor futuro? ¿Cuántas páginas de los proyectos que contiene el Plan Belgrano mencionan el problema de estos niños? ¿La explotación infantil es un delito o se puede ejercer libremente en los bares donde nuestros leguleyos y sátrapas toman café?

El video de UNICEF no nos resulta nuevo, y puede que nos emocione y nos indigne un poco. Pero en rigor, nosotros mismos somos esas personas que aparecen en el experimento social.

Pero para recomendar un film nos permitamos una digresión: es que este "experimento social"  ya lo hizo hace mucho un director de cine iraní. Y como en el año 1997 no había redes sociales que se emocionaran con los experimentos sociales, este director, cuyo nombre es Jafar Panahi, se despachó con una película llamada El Espejo.

Y es una película que esta Ensalada recomienda, dada la excelencia del film y la importancia de un aspecto central de la película, que es la afirmación de la siempreviva libertad de la mujer.

Advertencia: si usted, lector, no vio aún El Espejo (1997) no siga leyendo y pase directo al trailer que pego al final de la nota. O váyase sin más. Fue un gusto haberlo aburrido hasta este punto. 

ALERTA DE SPIOLER

El Espejo trata de Mina, una niña que se pierde en Teherán, la gran ciudad iraní. La niña vaga por la ciudad hasta que toma un colectivo, pero es el colectivo equivocado y termina completamente extraviada en el farragoso tumulto de la gran ciudad.

En un momento crucial del film, la niña que interpreta a Mina, la pequeña actriz, entra en crisis, se enoja y decide dejar de actuar. Entonces el director (ahora convertido en actor y parte protagonista) aprovecha que la niña aun tiene encendido el micrófono inalámbrico y la sigue a la distancia. La niña ahora está verdaderamente sola y perdida en la ciudad (al menos eso es lo que el director propone desde la narrativa) y el director junto a su equipo es testigo de cómo se maneja una nena de seis o siete años perdida en la ciudad.

Esa niña, que enojada, angustiada y refunfuñando se da maña para volver a su casa, es el velado símbolo de la mujer que puede. De una mujer fuerte e independiente ya desde pequeña. Y ese símbolo es un símbolo peligroso en una sociedad teocrática, conservadora, machista, como lo es la iraní. Más aún como lo era el Irán de fines de los noventas.

La película, junto a otras, le valió una condena en 2010 al director. Seis años de cárcel (que cumple en prisión domiciliaria) y 20 años de prohibición de hacer cine -que sistemáticamente viola. Ej; This Is Not a Film (2011), Taxi Teheran (2015).

Pero Mina, la niña de la película no es una niña indigente, una niña esclavizada por su familia. Ese es otro problema, un problema que nos sigue afectando y nos sigue mirando a los ojos cuando, desde nuestra comodidad de cliente de bar, escuchamos otra vez la suplicante y dolorosa frase: "¿no tiene una moneda?".

Por eso el discordante título de la nota, porque a esta niña la vimos y la vemos en nuestra vida cotidiana, y... ¿qué hiciste, qué hicimos?

@Cesario 

No encontré el trailer en español, este sirve igual a los efectos de la recomendación.

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