¿De qué sirve la foto del niño muerto en la playa?

03 Sep 2015
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Imagen tomada de Eldiario.es.


Galip y Aylan Kurdi eran dos niños sirios de 5 y 3 años, murieron en el mar y en la playa turca apareció el cuerpito de Aylan, donde le tomaron la fotografía que hoy da vuelta al mundo denunciando la grave crisis humanitaria que vive Siria bajo la amenza del ISIS.

En realidad cuando se dio vuelta el gomón en que iban los niños, otros 15 inmigrantes también cayeron al mar. En el naufragio murieron los dos hijos y la esposa de Abullah Kurdi, el padre de la familia kurda, a quien no le queda nada.  

Los medios del mundo entero publicaron la foto del niño muerto en la playa. Pero, ¿bajo qué concepto la publicación de la foto es lícita o moralmente justificable? ¿sirve para algo?

La denuncia humanitaria que morbosamente ilustra inscribe a esta fotografía en la triste lista de fotos abyectas de la historia.

Recordemos a Phan Thị Kim Phúc, la Niña del napalm. Cuya foto dio vuelta al mundo y fue ganadora del Premio Pulitzer. Fue tomada en junio de 1972, durante la guerra de vietnam. Phan Thi era una niña de 9 años que, mientras corría desnuda gravemente quemada por una bomba de napalm arrojada en su pueblo, el fotógrafo Nick Ut tomó la fotografía que daría la vuelta al mundo.

En 1993, el fotógrafo sudafricano Kevin Carter tomó una fotografía de un niño desnutrido en Sudán. Detrás del niño un buitre era la alegoría grosera y explícita de la muerte inminente y del hambre que azotaba a Sudán. Esa fotografía también ganó el Premio Pulitzer en 1994. En ese mismo año, Kevin Carter, el autor de la foto, se suicidó.

Pero volvamos al centro de esta nota: ¿es justificable la publicación de esa fotografía? ¿ayuda en algo denunciar la crisis humanitaria con una imagen tan terrible?

En 1961, el director de cine Jacques Rivette publicó un elocuente artículo titulado De la abyección, en que plantea y critica el uso del morbo en el cine. Pone como ejemplo el travelling (hoy célebre) de la película Kapò, dirigida por Gillo Pontecorvo y que cuenta la historia trágica de una joven en un campo de concentración. En esa escena, Riva decide no seguir soportando el padecimiento en su presidio y se arroja hacia la muerte contra la alambrada electrificada.

El director filma cada detalle de esa muerte desesperada. Rivette dice de aquel travelling: "Obsérvese sin embargo en Kapo el plano en el que Riva se suicida abalanzándose sobre la alambrada eléctrica. Aquel que decide, en ese momento, hacer un travelling de aproximación para reencuadrar el cadáver en contrapicado, poniendo cuidado de inscribir exactamente la mano alzada en un ángulo de su encuadre final, ese individuo sólo merece el más profundo desprecio."

¿Pasa lo mismo con la foto de Aylan, muerto en una playa, o por pertenecer al universo del periodismo y no del cine, su publicación es justificable? Y si es así, ¿hace falta entonces la foto de la desgracia para que nos demos cuenta? Parece que sí, que hace falta que se vea de modo patente el sufrimiento para que resalte ante nuestros ojos, porque de otro modo no lo vemos. Porque hay tantas otras cosas en el mundo que ver el sufrimiento de nuestros iguales nos es difícil y casi velado por la fuerza hipócrita de la negación. La foto es abyecta y descarnada, pero hace falta. Del mismo modo que hizo falta aquella triste historia de "Barbarita" para que el país viera que efectivamente había hambre en Tucumán.  


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